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miércoles, 9 de noviembre de 2011

Rajoy necesita chuletas...

gracias Jacinto... señor Dios, señor Dios, la que nos espera...


Rajoy miró en 585 ocasiones a sus fichas y Rubalcaba solo 48

el aspirante del PP no dejó pasar un minuto sin echar un vistazo a sus papeles

Santiago de Compostela 
Rubalcaba muestra un gráfico sobre la evolución de las pensiones. / REUTERS
En el debate de ayer, el candidato del Partido Popular recurrió en 585 ocasiones a sus fichas mientras el socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, lo hizo solo en 48. Y de esas 48, al menos diez las usó para citar textualmente el programa del PP. Sin embargo, Rajoy no dejó pasar ni un minuto sin separar la vista de los papeles. Ni siquiera se desprendió de ellos en el momento final, cuando se suponía que iba a dirigir a los telespectadores un mensaje más que aprendido y asimilado. En los tres últimos minutos deslizó la mirada hacia sus documentos en 47 ocasiones, una media de una vez cada 3,8 segundos. Rubalcaba, sin embargo, no necesitó hacerlo en su mensaje final ni un solo momento.
Rajoy no solo leía, sino que en muchos momentos sonaba como si estuviera leyendo. Quien hubiese seguido el debate por la radio habría notado cierto tono de dictado en las palabras del candidato popular, especialmente cuando enumeraba sus propuestas de Gobierno. En las pocas ocasiones en que no recurrió a las fichas fue para recitar el nombre de varios pueblos gaditanos. Y, para colmo, se equivocó con dos de ellos, Cazalla de la Sierra y Constantina, que pertenecen a Sevilla. Pero en el momento en que los recitó parecía muy seguro. Y la mayoría de los espectadores no tenían por qué saber que se había equivocado en dos de ellos.
Si se trataba de medir la naturalidad y seguridad en sí mismo, Rubalcaba parecía el claro ganador. Sin embargo, a tenor de las encuestas inmediatas efectuadas por la mayoría de los medios de comunicación, Rajoy salió airoso del debate. Ni un solo medio adjudicó la victoria a Rubalcaba. Con lo cual, quedó claro que la confianza en sí mismo, la cercanía y la capacidad de improvisación no fueron los únicos factores que tuvieron en cuenta los telespectadores. O tal vez, los ciudadanos españoles están tan acostumbrados a ver a los diputados del Congreso debatir leyendo réplicas y contra réplicas escritas con antelación a la respuesta de sus contendientes, que no se sorprenden de que Rajoy haya leído la mayor parte de sus intervenciones.

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