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sábado, 15 de septiembre de 2012

NOCHES DE VERBENA DEL VIVIR MADRILEÑO... al itálico modo



Ángeles González Ferrer...

Noches pintorescas, noches de verano, a cuya sola evocación las almas se escapan por las regiones del ensueño. Noches de expansión de bullicio en los barrios legendarios de la corte,adornados con cadenetas y farolillos de papel.

Pintoresca costumbre que con una algazara atrayente anima las horas caliginosas del estío.
Los cohetes borran la triste idea del tiempo que se escapa. Se le da gusto al cuerpo, donde bulle la sangre, que a los labios asoma hecha besos. (toma cursilada) Por eso son de ensueño estas noches, las más cortas, las de más encanto, en el que las estrellas parpadean con cierto misterio.(no se puede ser mas pedorro).
En el centro de un improvisado baile de solar, y sobre una tarima forrada de percalina, hay un piano de manubrio, que suena sin cesar. Todo es gracia y chunga. En el frontis de la puerta del baile reza un letrero "El Delirio". Y en un tupi frontero, titulado La Manigua, el dueño ha escrito en unas cartelas: "Cerveza neutral. Moka y música. Horchata deValdepeñas".
Dos borrachos se apoyan el uno en el otro para no caer y dialogan torpemente:
- Estoy lo que se dice frapé.
-Anda, ninchi.
-¡Andar...! Eso es más dificil que ver terminá la Casa de Correos.
-¿Que piensas?
-Que yo siempre he oido decir que un vaso de vino sostiene al hombre. Bueno, pues yo me he soplao más de veinte y no me tengo en pie.
- Como que el vino es un veneno lento.
-¡Y tanto! Cincuenta años hace que yo lo estoy bebiendo y aún no me he muerto.
A puerta de calle, con otros vecinos, está sentada la portera. En lo más animado del chismorreo aparece un guardia municipal, que con grave seriedad interrumpe:
-Vamos, señora, recójase honestamente, que son las dos de la madrugada y ya debe estar cerrado el portal.
-¡Si no son más que las doce y media!
-Le digo a usted que son las dos.
-Y yo le digo a usted que no son más que las doce y media.
Una comadre:
-Ya tenemos pleito con el Municipio.
-Déjese de conversación y entre en la porteria, que son más de las dos.
Interviene el marido de la portera, quien, en chancletas y en mangas de camisa, se dirige cómicamente al guardia:
-¡Bueno, bueno! No se sofoque usté, que ya se retira...Estaba pensando comprarme un reloj de bolsillo, pero he mudao de parecer. Compraré un guardia municipal, que es más puntual, y además me ahorro darle cuerda.

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