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viernes, 9 de marzo de 2012

‘Público’ debe continuar...


Vicenç Navarro...


Catedrático de Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra
El mayor problema que tiene la democracia española es la limitadísima diversidad ideológica de los medios de información y persuasión, tanto orales como escritos. He vivido en varios países –Suecia, Gran Bretaña y EEUU- durante mi largo exilio y he trabajado en muchos otros países democráticos como profesor visitante, en instituciones académicas o como asesor a gobiernos y otras organizaciones, y en ninguno de ellos la diversidad ideológica de los medios es tan reducida como en España. También viví durante gran parte de mi juventud bajo la horrible dictadura que sufrimos en nuestro país –que impuso un enorme retraso económico, social y cultural a España-, y puedo dar testimonio de que debido a los cambios sustanciales –resultado primordialmente de la presión popular liderada por el movimiento obrero- que ocurrieron durante la transición de la dictadura a la democracia, España hoy no es una dictadura, sino una democracia. Ahora bien, resultado del dominio de aquel proceso de Transición por parte de las fuerzas conservadoras, la democracia española es enormemente deficitaria. La evidencia es clara y robusta. Uno de los indicadores de ello ha sido la ausencia, durante la mayoría del periodo democrático, de medios orales o escritos de izquierda a nivel de todo el país. Ni que decir tiene que existen voces y firmas de izquierda en los mayores medios de difusión, pero siempre en situaciones muy minoritarias que confirman la discriminación ideológica que aparece en tales medios. Y ello ha estado ocurriendo en un país donde, sumando los votos de todos los partidos de izquierda, suman más que los votos a los partidos de derechas (llámense de derecha o de centro) en la mayoría de las elecciones legislativas a las Cortes Españolas desde que la democracia se estableció. E incluso, hoy las encuestas muestran que hay más españoles que se definen de centro-izquierda e izquierda que de centro derecha y derecha. Es por ello que en una democracia madura y desarrollada, uno esperaría que hubiera al menos varios diarios de izquierda. Pues no, no hubo ninguno hasta el 26 de septiembre de 2007, fecha en que se estableció Público. No obstante, el día 24 de febrero de este año, el diario Público cerró. Durante este corto periodo de más de cuatro años, fue de los poquísimos espacios mediáticos que sistemáticamente presentó una visión de izquierdas de lo que ocurre en nuestro país.
Los costes para la democracia de esta falta de diversidad durante el periodo democrático han sido enormes no sólo para las izquierdas, sino para todo el país. La debilidad intelectual de los argumentos conservadores y neoliberales a favor de las políticas neoliberales que han estado imponiéndose por los establishments políticos, económicos y financieros, y promovidas por el establishment mediático, es un ejemplo de ello. En realidad, tales argumentos son fácilmente refutables con la evidencia científica existente. A pesar de ello, se presentaban, y continúan presentándose, con el dogmatismo, contundencia y pedantería que les caracteriza, porque saben que no van a ser contestados en los forums mediáticos que, en realidad, ellos controlan o donde gozan de mayor influencia. Han estado cuatro años vendiendo las políticas de recortes de gasto público (incluyendo gasto público social) como salida de la crisis. Y hoy estamos más metidos en la crisis que nunca, mostrando que todos los sacrificios exigidos al pueblo español han sido en balde. Pero los neoliberales continúan insistiendo en tales políticas de austeridad, gozando de plena inmunidad, pues todo el sistema mediático les protege. Véase, por ejemplo, la enorme promoción de los productos Fedea (fundación financiada por la banca y la gran patronal) que aparecen en bases diarias en los mayores medios.
De ahí la enorme importancia de que exista un diario que pueda presentar sistemáticamente alternativas. Y Público hizo esta función durante el periodo 2007-2012. Pero la versión en papel terminó. Ni que decir tiene que se están dando muchas explicaciones para ello. Algunos sostienen que hubo fallos en la empresa, otros que hubo fallos en la dirección, otros que el rotativo no era suficientemente de izquierdas, otros que lo era demasiado,… y así una larga lista de razones del cierre. Pero la verdad es mucho más dura, y hay que decirla, pues muestra otro gran problema de la democracia en España, y que está en las propias izquierdas. En nuestro país, las derechas siempre han estado más organizadas que las izquierdas, lo cual es predecible, porque tienen muchos más recursos que las izquierdas. Pero no es explicación suficiente. En realidad, las derechas en España siempre han estado más unidas que las izquierdas, que han sido siempre las fuerzas políticas mas desunidas en el panorama político español. Y esto aparece claramente en el limitado espacio mediático que tienen. Cada partido, cada movimiento social y cada sindicato tiene sus propios instrumentos mediáticos, sin que existan, sin embargo, grandes medios de izquierdas. Parecen no darse cuenta de que la totalidad es siempre mucho más que la suma de sus componentes. Una cultura de izquierdas no se crea sumando las culturas e instrumentos partidarios de cada grupo político o social. Las izquierdas, tanto partidos como movimientos sociales, incluyendo sindicatos, nunca se movilizaron, bien institucionalmente, bien individualmente, para apoyar instrumentos que aglutinaran todas las izquierdas. ¿Cómo puede ser que en un país donde ha habido diez millones de votantes a partidos de izquierda en las últimas elecciones legislativas, y dónde hay más de tres millones de sindicalistas, hubiera sólo 87.983 suscriptores de Público, el único diario de izquierdas a nivel estatal? Manifiestos de apoyo son fáciles de firmar. Movilizar suscripciones a través de las instituciones a las que uno pertenece o influencia, sin embargo, es otro cantar. ¿Cuántas veces en mis encuentros en forums y conferencias he preguntado cuánta gente estaba suscrita a Público, y cuántas veces pude comprobar que había un gap notable entre lectura, suscripción y compra? Todo el mundo lo conocía y gran número lo leía, pero muy pocos se suscribían o lo compraban. Y la ayuda institucional a Público ha sido mínima. He asesorado al gobierno de la Generalitat de Catalunya por muchos años. Durante el periodo CiU, todos los edificios de la Generalitat tenían el diario convergente Avui en sus salas de espera. Durante el Tripartito, casi ninguno tenía Público. Ejemplos como de éstos, a miles, y en toda España.
De ahí que la versión en papel de Público terminara. Pero sería un gran error para las izquierdas que dejaran que desapareciera también como un diario digital. Las izquierdas necesitan un diario, aunque sea digital, tanto como el aire que respiran. El ambiente intelectual en España es asfixiante. Y hay más de cinco millones de españoles que leen Público a través de la red, donde se muestra una visión alternativa, que es fundamental que se presente. Las izquierdas no pueden (repito, no pueden) dejar que Público digital desaparezca. Ahora, más que nunca, se necesita. No sé en qué forma. Otros más conocedores del tema que yo pueden sugerir la fórmula. Pero es fundamental que continúe. Y las izquierdas, desde la socialdemocracia a las izquierdas radicales, tienen que ser conscientes de esta necesidad, puesto que existe el peligro real de que desaparezca. Hoy, en la época digital, un periódico digital puede ser enormemente informativo e influyente. Uno de los diarios más influyentes en EEUU es Politico, un diario que no aparece en quioscos, pero sí en Internet.
Pero, para que Público continúe se requiere un buen comienzo, que como todo en la vida exige también un buen final. Pasar de un diario impreso a un diario digital requiere menos personal, lo cual se exige por otra parte, por las razones económicas que determinaron el cierre del anterior. Esta transición debe hacerse dentro de la tradición de Público y lo que representa, lo cual quiere decir con el agradecimiento a los profesionales que dieron su piel para llegar a ser lo que es. La  influencia de Público es muy superior a los 87.983 suscriptores o 129.679 ejemplares. Público fue uno de los diarios escritos con mayor impacto e influencia, merecida por la calidad del periódico, que explica también los cinco millones de lectores de la versión digital, siendo el cuarto del país. Esta realidad es enormemente valiosa, y se debe, en parte, a los excelentes profesionales y trabajadores que lo hicieron posible. De ahí la necesidad y urgencia de que se les reconozca debidamente con la nota de agradecimiento por su servicio. De la coherencia expresada por la empresa que creó Público (empresa que también se merece el agradecimiento de las izquierdas), se espera no menos. Estoy seguro de que así ocurrirá. Así se garantizará que Público continúe por el bien, no sólo de las izquierdas, sino también de los distintos pueblos y naciones de España. Millones de españoles sufrieron enormemente para que tuviéramos democracia. Y no nos podemos permitir que, ahora, Público, su espíritu y su presencia, se debilite, y con ello se debilite todavía más la democracia que siempre soñaron y nunca consiguieron.

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