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domingo, 9 de octubre de 2011

AJUSTE DE CUENTOS...

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¿Qué ocurriría si quien lee, por ventura, estos relatos se encontrara un día cualquiera con uno de sus arquitectos, escritores, pensadores, actores preferidos? 
variado y entretenido. Presta atención, hay que saber de quién están hechos

ajuste de cuentos
Mercedes de Pablos
editorial Espuela de Plata
15,00 €

Pitt, Van, Mel y, oh, dios  ...Francisco Correal, sevilla

Mercedes de Pablos, con Sara Mesa, ganadora del Ciudad de Málaga.

Vargas Llosa no es Madame Bovary. Lo dice Mercedes de Pablos. Es en todo caso Madame Curie porque ambos tienen el Nobel, que en el caso del escritor peruano puso fin ayer a su mandato. Mercedes de Pablos es monsieur Flaubert o Pablo de Mercedes. Abelardo Linares, el editor de Ajuste de cuentos, le dijo que el libro parecía "escrito por un hombre". La vicealcaldesa de los mítines de la campaña electoral -la política tiene más de ficción que la literatura- hace con este libro oposición a escritora de fuste y cimiento. En 1980, el año del 28-F, veinteañera, la apartaron de la información política y treinta años después ha regresado a la política como concejal socialista, segunda de Espadas, su particular Excalibur. Hubo quórum de peruanos en la presentación del libro: Fernando Iwasaki, que lo presentó; Richard Villalón, entre el público; y Mario Vargas Llosa, por alusiones, que le robó la historia de Roger Casament, el cónsul que protagoniza El sueño del celta. "¿A quién le han dado el Nobel?", pregunta Mercedes. A un sueco. Le gusta más la Larsson que el Larsson de la trilogía. Y tiene olfato de editora: cuando no la conocía nadie, recomendó un libro de relatos de Sara Mesa, que acaba de ganar el premio Ciudad de Málaga de Novela y fue a ver a su ojeadora literaria.

En la ciudad de Málaga, Mercedes y Blanca de Pablos, su hermana, que la acompañó en el trance, se encontraron un día con Álvaro Siza. Visión que convirtió al arquitecto portugués en personaje de este libro. Cuando la exiliaron de la información política, Mercedes presentó el primer informativo cultural de la radio andaluza. Lo tituló El gallinero. De allí parecen haber salido las gallinas de Palacio, la historia real y lisboeta que le contaron sus amigos Pilar del Río y José Saramago.

Son continuas las referencias a la familia. El libro se lo dedica al más pequeño de sus sobrinos; La decisión de Sophie, película que inspira otro de sus relatos, la vio embarazada de sus mellizos, Matilde y Tomás; dice que Roberto Bolaño le ha pasado en su vida "más que algún marido, no voy a decir cuál de los dos"; y le reza a su padre, aunque bajó a Dios de las mayúsculas. "No es errata, es voluntario", le dijo a un lector-comprador que pensaba que la referencia a dios era un gazapo teológico. Será una moda literaria, porque en el mismo ciclo de Letras Capitales por el que ha pasado la edil De Pablos, el escritor José Mateos presentó su libro Historias de un dios menguante.

Historias de monosílabos: dios, Pitt, Van. Con Brad Pitt quiso hacer un cortazariano Queremos tanto a Glenda y para Van Morrison se remitió a la biografía de Eduardo Jordá. Mercedes trajo un día a Sevilla a un Nobel chino y recomienda encarecidamente al griego Petros Márkaris, que vendrá a la Biblioteca Infanta Pública el 25 de octubre, dos días antes de que lo haga Gonzalo Suárez, el cineasta de barba blanca y negro balompédico de Helenio Herrera.

Hay escritores en Sevilla que son más personajes que sus personajes. De ellos se habló: de Hipólito G. Navarro, de Vicente Tortajada, de Pepe Serrallé, paisano de Miguel Hernández que comparte con Iwasaki cierta fascinación por la ministra Garmendia. El prólogo del libro es de Alfredo Valenzuela. "¡Qué bien se edita en Sevilla!". Mercedes piropea este esfuerzo heroico de Renacimiento, de Jirones de Azul -"me han dicho que el libro de Mel no está mal"-, de Paréntesis o El Mono Azul. ¿Qué escribirá cuando pasen cuatro años?, le preguntó alguien. Cuatro Nobel, un Mundial, una Eurocopa, unos Juegos Olímpicos, pero en realidad es la medida de la legislatura municipal. "Estoy con gente buena y voy a encontrar gente buena en los bancos de enfrente y los de al lado".

Es una mujer de radio, del PSOE y de Franco (su hermano, alcalde de Cortelazor, en la sierra de Huelva), que hizo la transición y le regala un relato a su amigo Juan Diego, que siempre la llamó Coralito. Ha hecho radio hasta en el estadio de la Cartuja, "donde ahora va a ir Nadal". No deja de ser una galantería con el grupo que la derrotó en las urnas. El relato que más le gusta a Iwasaki se llama La herencia. El único cuento que es cuenta. "El personaje existe, pero no quiero nombrarlo".

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