Que no le temes a la vida
dices, Y mientes. Porque el miedo
te posee lo mismo que un
demonio verde. Y aunque bebas
y cantes prodigiosamente
y con pasión de niño juegues
a cualquier cosa y además
tengas suerte; y aunque de noche
sueñes que ella te quiere: mientes.
...
J.A.G.
Carta abierta a José Agustín Goytisolo
ResponderEliminarCarmen Martín Gaite
Cuando por tu mala cabeza te pusiste a escribir, pobre Toté, no sabías que es vicio sin retorno, ni que el lobito bueno, a quien maltrataban todos los corderos, se podía aferozar, ni que aquel sueño de un mundo al revés llegaría un día a convertirse en pesadilla.
No, no lo sabíamos nadie de los que te oímos cantar y cantamos contigo mientras tomábamos al azar trenes de tercera de los que no llevan a ninguna parte (1), o atábamos las niñas a los árboles como globitos borrachos que sólo se desinflan con el sueño (2).
Cantábamos también a la muerte con música del burro que acarreaba la vinagre, qué duelo hubo en Torrentbó, cuanto llanto por aquella rica señora a quien Dios se llevó de esta vida regalada y ella lo legó todo a los cartujos, bajan el torrente, bajan la riera, van todos diciendo ¡ay Dios, qué buena era! Cantábamos a la muerte (3), si, pero eso tampoco sabíamos que se puede quedar crónico, porque no le temíamos a la vida. Y ahora el miedo es un demonio verde. Que no le temes a la vida, dices. Y mientes. Porque el miedo te posee como un demonio verde. Y aunque bebas y cantes aún con pasión de niño y juegues y hasta tengas suerte y de noche sueñes con el amor; mientes, pobre Toté, mentimos todos, nos arropamos con un manto de tarlatana.
Yo bebo tus mentiras, y quiero que lo sepas desde lejos, me acerco algunas veces a beber en tus libros el sabor de un adiós que no siempre es verdad, porque todavía asoman las reapariciones, como ahora lo estás viendo. ¿O no me oyes reírme en tu homenaje?
Muchos han muerto, dices, y te preguntas por los demás, por los que siguen gozando del indulto. Te intriga adivinar si estarán, como tú, repasando las horas y los años para aferrar siquiera un día feliz, si hay miedo en sus sábanas y detrás de sus ojos, si cada cual con su tempestad y su calma a cuestas Se ha construido o no un infierno con flores pintadas. Pero cuando piensa en ellos, lo que anhela el solitario, el que huye de sí mismo eternamente para re tornar, es que esos otros sigan en la fotografía. Algunos sí seguimos, y la estamos mirando. Y aparece un chico guapo con pelo muy negro peinado a raya que por su mala cabeza se puso a escribir, uno que se reía mucho de los discursos y los homenajes. Yo me he salido de la fotografía para echarme a reír en tu homenaje, para escuchar absorta tus mentiras.
Un abrazo Toté, ¿no me oyes reír?, ¿a que te suena?
NOTAS
ResponderEliminar(1) Carmiña, Rafael Sánchez Ferlosio, Marta, la niña de unos dos años y José Agustín fueron en trenes desvencijados y lentos desde Madrid hacia Extremadura -en varias etapas- para cazar. Se alojaban en pensiones muy baratas, tenían poco dinero 1957?
(2) Carmiña, RafaeI y Marta habían pasado, en el verano del 56, un mes en Reus, en la casa de la familia Carandell. Después se trasladaron, junto con José Agustín, Ton y Julia a Torrentbó, la casa de la familia Goytisolo, en Arenys de Munt, la costa noreste de Barcelona, Carmiña estaba escribiendo una novela, se levantaba muy temprano y se ponía a escribir en el jardín. Su hija era muy movida y la ataba con una cuerda muy larga a un pino, a su lado. Ton también ataba a Julia, que todavía no caminaba. Durante este verano bordaron una colcha, muy grande, de lino, en la que Paco Todó, pintor de Barcelona, había dibujado las murallas de Ávila en recuerdo del poema de José Agustín, “Nocturno de Ávila” de Del tiempo y del olvido.
(3) La canción a que hace referencia la inventaron Carmiña y José Agustín un día que iban todos en el coche. Los dos eran muy alegres. Rafael iba filosofando que era una maravilla.