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viernes, 1 de julio de 2016

Supervivientes: viva el bullyng... viva Tele5


El martes esperaba una noche tranquila y de cotilleo. Hacía tiempo que no sabía de realities y me dispuse a pasar unas horas frente a la tv. Mi deformación profesional me lleva a chequearlos de vez en cuando.
 La Sexta y Pekin Express me regaló unos momentos divertidos, de tensión y una final llena de compañerismo. La Pedroche me gusta cómo conductora del programa. Su implicación emocional con los concursantes lleva al espectador a mimetizarse con ellos y vivir el espectáculo con más cercanía. Los Primos +Los Aristócratas + Pedroche fueron una gran final.
 
Después  zapping con T5 y Supervivientes. Ese Jorge Javier Vázquez junto a su amiga Mila Ximenez nos regalarón lo peor de la noche. Si esto es la primero que veo ¿cómo ha sido todo el concurso?
Los participantes del reality, TODOS,  han sido escogidos por ser lo mejor de cada casa.
 Yola Berrocal puede ser como sea pero nunca levanta la voz y es muy educada. ¿Que su forma de ser hace difícil la convivencia? ¿Y? De eso se trata. 
 A mi me sería imposible estar con un ser tan zafio, prepotente y perverso como Mila. Vídeo tras vídeo se percibía como esta señora viene ejerciendo y practicando un acoso desmedido y continuo contra una compañera que cada vez está más insegura, hundida y aterrorizada. Además implica al resto de concursantes que arremeten despiadados y sin motivo contra ella.
 Yola Berrocal va de víctima dice la licenciada Ximenez. No señora, no va de,  es su víctima. 
 
A todo esto el programa, por medio de su presentador,  se muestra impávido ante el espectáculo y azuzan a los compañeros para engordar la carnaza. Ver humillar, insultar, desprestigiar, hostigar... va a tener su recompensa. Para uno engordar su cuenta corriente, para otros subir su audiencia y sus beneficios, para todos perder en valores, en ética y estética, en convivencia, respeto y derechos humanos. Así nos va.
 Al todo vale de T5 alguién debería ponerle freno. Siempre he pensado que la TV, pública o privada, debe informar, formar y entretener, principios que deben convivir sin problemas en cada programa y en su justa proporción. 

 Me fui a la cama tensionada, triste, con mal rollo. ¿No hay nadie que pare esto? ¿Cómo y quién regula los medios audiovisuales?¿Dónde están los espectadores que no censuran este disparate? 

Y sí, digo bullyng (acoso escolar) y no acoso psicológico o laboral, que es lo que es, porque T5 está intentando hacer unos programas para definir y denunciar lo que es el bulling escolar. Una buena idea,  es  la mejor manera de educar a los chavales en el respeto y la diferencia, además de explicarles que si lo ejercen pueden ser castigados. El programa, cómo sería, que la Fiscalía de menores de Madrid lo ha censurado. Porque en la vida TODO tiene un límite, pero para T5 parece que NO.


El acoso psicológico o acoso moral es, según el Diccionario de la lengua española, el «trato vejatorio y descalificador hacia una persona, con el fin de desestabilizarla psíquicamente».
El acoso psicológico atenta contra la dignidad e integridad moral de la persona. Conculca los Derechos de Persona, que ampara; por ejemplo, la Constitución española de 1978. Se denomina también acoso psicológico porque siempre conlleva maltrato psicológico y abuso emocional. Es un largo proceso donde la persona, siendo sometida progresivamente a la incertidumbre y a la impotencia, va perdiendo su autoestima y la seguridad en sí misma. No es plenamente consciente de que está siendo humillada y de que se están vulnerando sus derechos más fundamentales. El acoso psicológico continuado puede ocasionar el suicidio de la víctima.

Características
Las técnicas de acoso son soterradas y sutiles: palabras, miradas, insinuaciones, mentiras, difamaciones, etc. El acosador impone su voluntad (de forma continuada y progresiva), tergiversando la situación desde una posición de fuerza: posee la verdad y el poder.
El acoso moral sumerge a la víctima en una espiral depresiva que puede acabar en suicidio. Para la psiquiatra y psicoanalista Marie-France Hirigoyen, los casos extremos de acoso moral son asesinatos psíquicos. Permite desembarazarse de alguien sin mancharse las manos.Para el profesor Iñaki Piñuel y Zabala el origen del acoso suele encontrarse en el modo en que la víctima resulta, por diferentes razones una amenaza para el gang que la acosa.
El acoso comienza desestabilizando a la víctima hasta conseguir que pierda progresivamente la confianza en sí misma y en los demás y quede en situación de total indefensión, incapaz de reaccionar.
La ansiedad, previa a la etapa depresiva, provoca en la víctima una actitud defensiva que, a su vez, genera nuevas agresiones. El agresor no pretende destruir a su víctima de inmediato. Su objetivo es someter y controlar: anular la capacidad de defensa y el sentido crítico, la capacidad de rebeldía.
El acosador es un depredador, incapaz de considerar a sus congéneres como seres humanos. Alienado respecto a sí mismo se aprovecha de las debilidades propias de la condición humana.

estrategias habituales en el acoso moral:
  • Gritar, avasallar o insultar a la víctima cuando está sola o en presencia de otras personas.
  • Asignarle objetivos o proyectos con plazos que se saben inalcanzables o imposibles de cumplir, y tareas que son manifiestamente inacabables en ese tiempo.
  • Sobrecargar selectivamente a la víctima con mucho trabajo.
  • Amenazar de manera continuada a la víctima o coaccionarla.
  • Quitarle áreas de responsabilidad clave, ofreciéndole a cambio tareas rutinarias, sin interés o incluso ningún trabajo que realizar («hasta que se aburra y se vaya»).
  • Modificar sin decir nada al trabajador las atribuciones o responsabilidades de su puesto de trabajo.
  • Tratarle de una manera diferente o discriminatoria, usar medidas exclusivas contra él, con vistas a estigmatizarlo ante otros compañeros o jefes (excluirle, discriminarle, tratar su caso de forma diferente).
  • Ignorarle (hacerle el vacío) o excluirle, hablando sólo a una tercera persona presente, simulando su no existencia («ninguneándolo») o su no presencia física en la oficina, o en las reuniones a las que asiste («como si fuese invisible»).
  • Retener información crucial para su trabajo o manipularla para inducirle a error en su desempeño laboral, y acusarle después de negligencia o faltas profesionales.
  • Difamar a la víctima, extendiendo por la empresa u organización rumores maliciosos o calumniosos que menoscaban su reputación, su imagen o su profesionalidad.
  • Infravalorar o no valorar en absoluto el esfuerzo realizado por la víctima, negándose a evaluar periódicamente su trabajo.
  • Bloquear el desarrollo o la carrera profesional, limitando retrasando o entorpeciendo el acceso a promociones, cursos o seminarios de capacitación.
  • Ignorar los éxitos profesionales o atribuirlos maliciosamente a otras personas o a elementos ajenos a él, como la casualidad, la suerte, la situación del mercado, etc.
  • Criticar continuamente su trabajo, sus ideas, sus propuestas, sus soluciones, etc.
  • Monitorizar o controlar malintencionadamente su trabajo con vistas a atacarle o a encontrarle faltas o formas de acusarle de algo.
  • Castigar duramente o impedir cualquier toma de decisión o iniciativa personal en el marco de sus responsabilidades y atribuciones.
  • Bloquear administrativamente a la persona, no dándole traslado, extraviando, retrasando, alterando o manipulando documentos o resoluciones que le afectan.
  • Ridiculizar su trabajo, sus ideas o los resultados obtenidos ante los demás trabajadores, caricaturizándolo o parodiándolo.
  • Invadir la privacidad del acosado interviniendo su correo, su teléfono, revisando sus documentos, armarios, cajones, etc.
  • Robar, destruir o sustraer elementos clave para su trabajo.
  • Atacar sus convicciones personales, ideología o religión.
  • Animar a otros compañeros a participar en cualquiera de las acciones anteriores mediante la persuasión, la coacción o el abuso de autoridad.
El acosador
Sobre el perfil del agresor, en una relación perversa, según la psicoanalista Marie-France Hirigoyen Los rasgos de la personalidad narcisista los comparten casi todas las personas, no se trata de rasgos patológicos. La noción perverso narcisista, en cambio, implica una estrategia de utilización del otro y luego su destrucción, sin que se produzca ningún sentimiento de culpa. Según una pauta:
  • La perversión narcisista.
  • El narcisismo.
  • La megalomanía.
  • El vampirismo
  • La irresponsabilidad.
  • La paranoia.
Características del acosador:
Algunas señales relativas a la personalidad y del perfil perverso narcisista.
1 Victimizar:
Hacer de otros su víctima para aumentar la imagen defectuosa que tiene de sí mismo: tanto si es masculino, como si es femenino, el proyecto de este sujeto son las apariencias engañosas. Este sujeto, por otra parte maestro en el arte de la seducción y del misterio, organiza, a través de un trabajo de zapa psicológico, la demolición mental del otro, ya que es incapaz de respeto de la dignidad humana.
2 Humillar:
Sus medios son los propios de la desvalorización, la humillación, la denigración, y también del discurso contradictorio y paradójico, de la polémica sistemática. El recurso a la alusión, a lo no dicho y al sobrentendido es frecuente.
3 Culpabilizar:
Es difícil para el acosado de tomar conciencia que está siendo manipulado, en la medida en que el "verdugo" se arregla para no ser nunca tomado en flagrante delito y así, hacer pasar otro como culpable. Acosar, es saber invertir las situaciones, acusar a otros de todas las culpas y de todos los males, es arreglarse para desempeñar siempre el mejor papel.
La víctima
Posibles características de la víctima:
  1. Son capaces de formarse una opinión propia sin clonarla ni apropiarse de la de otros.
  2. Son capaces de cuestionar la opinión y los juicios de las «vacas sagradas» de la organización.
  3. No tiene buenas amistades o relación con la familia, está muy aislado.
  4. Tiene pocas habilidades de defensa sociales.
  5. Personas autónomas, independientes y con iniciativa.
  6. Es demasiado ingenuo y confiado en algunas ocasiones.
  7. Poseen algún defecto, depresivos, que dan una impresión de indefensos y desprotegidos.
  8. Las que denuncian las situaciones indignas o injustas para otros.
  9. Las que no se dejan comprometer con prebendas, dinero, puestos, ascensos, a cambio de «ser un buen chico y callar»;
  10. Las que son libres, disintiendo de la opinión oficial o del pensamiento único que lleva a ocultar algunos hechos;
  11. Las que no son «políticamente correctas» hablando de los temas, valores y situaciones que son «tabú» en la organización;

El acoso

Trata de poner a los empleados en contra de la víctima (manipula al entorno para conseguir aliados entre los compañeros de trabajo o su silencio) para ejercitar su acoso.
La eliminación de la víctima del acoso moral suele ser la forma habitual de culminar el proceso. Según el profesor Iñaki Piñuel y Zabala la expulsión restablece momentáneamente la paz. Pero esta es una paz inquietante propia de unos “cadáveres en el armario” que aguardan siempre el momento propicio para manifestarse y revelarse.
Cuando las crisis en las relaciones laborales entre personas alcanzan su paroxismo en forma de rivalidades, envidias, conflictos, broncas, etc. es decir, en la forma de la tradicional “guerra de todos contra todos” que Hobbes analizó, surge un epifenómeno mimético propio del sistema que tiende a restablecer el orden: el mecanismo del chivo expiatorio.
Los grupos en crisis, amenazados por los costes de coordinación y por la amenaza que significa la desintegración de la unidad, la violencia generalizada y el peligro de las rencillas que desencadena la veenganza tienden a seleccionar a algunos de sus miembros para, mediante el mecanismo del linchamiento multitudinario y unánime, restablecer el orden y la unanimidad perdida.
Tradicionalmente y según René Girard, las comunidades humanas hacían esto para reconciliarse consigo mismas, y esto se materializaba en un linchamiento físico y a una violencia que significaba literalmente la desaparición a manos de una multitud enfurecida de algunos individuos que, debidamente seleccionados, funcionaban a modo de chivos expiatorios de sus grupos o comunidades.
Se trataba de cargar sobre un miembro la animadversión generalizada de todos los demás y de lincharlo de forma comunitaria o gregaria. La participación de cada uno de los miembros en ese mecanismo linchador era urgida y exigida como parte de la socialización y muestra de su pertenencia o membrecía al grupo.
Un análisis psicológico del funcionamiento de todos los grupos humanos en crisis nos permite identificar una constante social: cada vez que existe un peligro para el grupo que amenaza su integridad, es decir que pone en riesgo la supervivencia del grupo como tal, tiende a desencadenarse automáticamente este mecanismo.
El grupo que acosa se transforma por efecto del mimetismo en un gang o mob, tan violento como poco consciente de su propia violencia.
Sin embargo quien acosa puede ser un psicópata organizacional. Estos individuos suelen tener plena consciencia de lo que hacen a pesar de que no sientan nada por las que se convierten en sus víctimas.


El acoso laboral o acoso moral en el trabajo, conocido comúnmente a través del término inglés mobbing: ‘asediar’, ‘acosar’, ‘acorralar en grupo’,es tanto la acción de un hostigador o varios hostigadores conducente a producir miedo, terror, desprecio o desánimo en el trabajador afectado hacia su trabajo, como el efecto o la enfermedad que produce en el trabajador. Esta persona o grupo de personas reciben una violencia psicológica injustificada a través de actos negativos y hostiles dentro o fuera del trabajo por parte de grupos sociales externos, de sus compañeros ("acoso horizontal", entre iguales), de sus subalternos (en sentido vertical ascendente) o de sus superiores (en sentido vertical descendente, también llamado bossing, del inglés boss, jefe). Dicha violencia psicológica se produce de forma sistemática y recurrente durante un tiempo prolongado, a lo largo de semanas, meses e incluso años, y al mismo en ocasiones se añaden "accidentes fortuitos" y hasta agresiones físicas, en los casos más graves. Una situación de acoso muy prolongada en el tiempo, además de enfermedades o problemas psicológicos, puede desembocar, en situaciones extremas, en el suicidio de la víctima.
Lo que se pretende en último término con este hostigamiento, intimidación o perturbación (o normalmente la conjugación de todas ellas) es el abandono del trabajo por parte de la víctima —o víctimas—, la cual es considerada por sus agresores como una molestia o amenaza para sus intereses personales (necesidad de extorsión, ambición de poder, de riquezas, posición social, mantenimiento del statu quo, etc.)

Perfil del acosado
El fin último del acosador es el "asesinato psicológico" de la víctima, y el motivo principal es encubrir la propia mediocridad, todo ello debido al miedo y la inseguridad que experimentan los acosadores hacia sus propias carreras profesionales. De este modo se puede desviar la atención o desvirtuar las situaciones de riesgo para ellos, haciendo de las víctimas verdaderos chivos expiatorios de las organizaciones. La mera presencia de la víctima en el lugar de trabajo desencadena, debido a sus características diferenciales, una serie de reacciones inconscientes, causadas por los problemas psicológicos previos que presentan los hostigadores. En otras ocasiones, el temor procede de la amenaza que supone para éstos el conocimiento por parte de la víctima de situaciones irregulares, ilegales o de fraudes.
Los agentes tóxicos del acoso son en la mayoría de los casos los superiores o jefes, apoyados a menudo por "esbirros" o "sicarios". También hay muchos acosadores entre los propios compañeros de la víctima, y se calcula que, en un 4 % de casos, el mobbing es de tipo ascendente, es decir, del subordinado al superior.
Es frecuente la actuación de los acosadores en grupos o bandas de acoso, y los actos de hostigamiento suelen ser, como se ha visto, gritos, insultos, reprensiones constantes, humillaciones, falsas acusaciones, amenazas, obstaculizaciones, "bromitas", motes... Todo lo cual puede desembocar en el auténtico linchamiento psicológico de la víctima, que si es practicado entre todos los trabajadores es muy difícil de probar, por lo que el "asesinato psicológico" habrá resultado perfecto.5

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