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lunes, 16 de noviembre de 2020

Mujeres, Los Reverte y la literatura...


Todos los días la misma rutina.
¡Gabo, regalo a la calle!!! pero él se hace el sordo y sigue con sus quehaceres.
Ponerle la correa es una persecución, por sistema no quiere salir. Abrir la puerta y hacerse la mopa es todo uno, pero una vez que descubre nuevos olores, amigos y caminos, el de vuelta se le hace cuesta arriba.

Antes, hace sólo unos meses, había que pensar muy mucho la ruta a seguir. Dependiendo de la hora y el clima, el abarrotamiento de aceras y calles obligaba a elegir por dónde. Pero ahora, la ciudad es para mí y para Gabo, claro. Los paseos son una delicia y cruzarte con alguien a según qué horas se convierte en la distracción del día. Tengo que reconocer que obviando todo el dolor que está produciendo el puto virus, caminar así por el centro de Madrid era inimaginable.
Hoy  teníamos un rumbo fijo, Malasaña.  Una visita a Julia, una nueva mejor amiga que me está enseñando la técnica del scrap, para mí terapia ocupacional
De la calle Toledo a Imperial con parada obligatoria en el 4. Gabo no perdona entrar , hacerse el remolón y recibir todo tipo de piropos, achuchones y caricias que él devuelve con rasquitas y lametones de distintas intensidades. Ahí está la tienda de su amigo Salva, la mejor en su especialidad de todo Madrid. Tienen  calidad, cantidad y precio y si no lo tienen se  lo inventan. Si a estos ingredientes le añadimos educación, amabilidad, cariño, efectividad, pragmatismo, lo aliñamos con su poquito de consejos,  paciencia y sonrisas el resultado es un buen menú, el mejor, que degustan a diario una clientela que, como en Doña Manolita, petan la entrada a cualquier hora del día.

Seguimos el paseo y vemos frente al Ministerio de AAEE a un grupo de mujeres maduras y con pinta de pasárselo bien. A medida que vamos acercándonos parece que están haciendo un recorrido histórico siguiendo los consejos de una guía. Hablan, señalan, llevan libros en las manos que consultan y cuando estoy a su altura escucho una conversación que no puedo dejar de oír.

                                            ©Ernesto Agudo

.-Ha sido una pena. A mí me encantaba.
.-No, no es familia de Pérez Reverte, es hermano de Jorge Martínez Reverte.
.-No te lo estoy diciendo, que es Javier Reverte, el viajero.
.-Jorge es el de la guerra Civil ¿No?

.-Yo he leído a los dos.
.-Y yo.
.-Yo también, me encantan.

.-Yo me quedo con el libro de África...


No pude oír más. Mi educación me obligaba a seguir caminando pero el corazón empezó a bombear más deprisa. No hacía 24 horas que Javier emprendía su último viaje y escuchar a estas mujeres me emocionó y pensé estas cosas sólo me pasan a mí.
Me di media vuelta y me acerqué a ellas...


Perdonar pero no he podido evitar escucharos y he pensado que es una pena que no os hayan podido escuchar ellos porque es un lujo conseguir lectoras como vosotras. Le habéis hecho  "el homenaje" que a cualquier escritor  levantaría de su tumba.

¿Puedo haceros una foto? Me gustaría guardar el momento.


Sí claro, y todas a una adaptaron su mejor pose y sonrisa.

                                           ©Bernardo Pérez

Gracias, mujeres teníais que ser.

Ojala que la casualidad haga llegar a Jorge esta foto y esta historia de y con quien tanto quería.






 

jueves, 5 de noviembre de 2020

Gabomárquezregalopari... ya tengo 2 años

 

Ayer, por primera vez en nuestras vidas, caminos juntos por el camino de baldosas amarillas. Testigo Nacho Hevia, de ahí la mascarilla y la grabación. Aguantó 1 hora . Un campeón. Hoy cumple 2 años y seguiremos avanzando inasequibles al desaliento. ¡¡¡FELICIDAD-es!!! Gabo

miércoles, 4 de noviembre de 2020

Próxima estación ESPERANZA.


Próxima estación ESPERANZA.

Anoche me acosté intranquila, pulse el botón mágico “Radio Clásica” de mi receptor y quise  olvidarme del mundo. Lo conseguí pero el inconsciente me ha despertado y me ha puesto la radio, la tele, la prensa, el ordenador, las gafas… y la actualidad se ha hecho carne. Sabe que lo importante no se duerme, se vive.
Ante tan temprano despliegue, un ojiplático Gabo desde su atalaya reclamando mimos, calorcito y chuches. Al lado un gran vaso rebosante de té verde con naranja y jengibre, os lo recomiendo está increíble, y  2 “muffins” que para la ocasión y sin que sirva de precedente los llamaré así. No me convienen nada, son tóxicos y engordan, pero… es lo que hay.
Muchos años, toda una vida pendiente del mundo pesan, la realidad es la que es y no sirve de nada echarla a dormir, se analiza, se siente, se toma nota  y se aprende. No me la puedo perder.
Si algo  inquieta,  atormenta o  perturba es la noche americana. Una velada larga y azarosa en la que los ánimos han pasado de buenos a  malos o regulares dependiendo de los intereses del receptor. Tanto para un final impreciso.
Libre de virus y  fronteras  el mundo ha viajado a distintas velocidades por el mapa americano y el camino más corto ha sido el de los periodistas y corresponsales, que han informado segundo a minuto de los vaivenes numéricos que van a marcar los próximos 4 años de la humanidad.
Abrumada, inquieta y cansada recordé que empecé la noche con subidón y feliz. En la era de las noticias falsas, un amigo periodista me anunciaba una: contrastada, verificada y de buena fuente, la mejor, él mismo. Estaba embarazado de dos meses.
Así de sopetón, desde fuera y sin pensar puedes creer que está tan loco como el mundo, como el virus, los políticos, la economía,  el clima,  el confinamiento o los valores… y su decisión de traer un hijo al mundo en estas circunstancias es, aparentemente, frívola, inconsciente, egoísta o inoportuna.
Pero sé que no, que va a ser el mejor padre, porque a todo le pone empeño del bueno y conciencia. La emoción, delicadeza y cariño que  puso al contármelo salía de las entrañas. Del deseo perseguido y conseguido. Ya había visto la primera imagen y había escuchado su latido, por fin iba a ser padre el resto de su vida. En la noche más disputada por los Estados, él había elegido el mejor y paró su tren en el de buena esperanza.
El té se estaba enfriando, tenía hambre y ahí estaban los dos "muffins" mirándome a ver a cuál  escogía. No fui capaz de decidirme. Puedes equivocarte al elegir entre lo malo y lo peor, pero nunca te equivocas cuándo manda el corazón, la vida y el amor. Así que decidí tirarlos y coger dos magdalenas que les tengo más confianza.
Para Laura y Gonzalo Barroso
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sábado, 31 de octubre de 2020

Javier Reverte, lo único que hace a los dioses superiores es que viven para siempre

 

Javier  Reverte, llegaste a tu destino pleno y lleno de vidas, que nos has contado para que amemos lo que tú has amado, un sentimiento que como te recuerda Jorge, tu  ilustre hermano, te ha elevado por encima de los dioses.
"Ítaca te brindó tan hermoso viaje. Sin ella no habrías emprendido el camino. Pero no tiene ya nada que darte. Aunque la halles pobre, Ítaca no te ha engañado. Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia, entenderás ya qué significan las Ítacas."
Espero que hayas partido siguiendo los consejos del también trotamundos y gran amigo Manu Leguineche "A un viaje hay que ir documentado, llorado, sólo, ligero de equipaje, con espacio para la improvisación y con sentido del humor”.


 
Hermano del alma
Jorge Martinez Reverte
22 octubre 2020

Hay que enamorarse de lo que uno hace para ser superior a los dioses, para demostrarles que cualquier historia emprendida o culminada desde el enamoramiento es muy superior a otras pergeñadas desde la perfecció
Hay entre los numerosos, aunque nunca suficientes, estudiosos de los antiguos griegos una importante fracción que forman los que creen que los dioses envidian de nosotros los humanos la capacidad de enamorarnos. Esa capacidad es la que, seguramente, nos distingue de ellos. Y no es pequeña.
Sé muy poco del mundo clásico, mucho menos de lo que me gustaría y de lo que debería. De ese poco, casi todo me viene de mi hermano Javier, el viajero, y más recientemente de Francisco Pereña, un doctísimo hombre que se ha hecho a sí mismo un especialista en lo que le da la gana.
Ambos, y maestros tan indiscutibles como Agustín García Calvo o Rafael Sánchez Ferlosio, son parte de esa por suerte inextinguible legión de hombres y mujeres que, como Irene Vallejo más recientemente, nos muestran que el camino es ese, que hay que enamorarse de lo que uno, o una, hace para ser superior a los dioses, para demostrarles que cualquier historia emprendida o culminada desde el enamoramiento es muy superior a otras pergeñadas desde la perfección o desde la intachable preparación que augura siempre textos tan inequívocos como los que consiguen los bancos en su pertinaz correspondencia.
Una perfección a la que se refieren algunos poetas hoy esenciales, como los obvios por imposibles de evitar T. S. Eliot o W.H. Auden, que anuncian oscuramente en sus proclamas lo que el mundo nos guarda. Pero esos grandes no son profetas, sino algo más cercano a nosotros. Son, en realidad, unos misioneros del enamoramiento, no del amor romántico y estúpido que nos venden cada día los mercaderes de hamburguesas malas. Son, en ocasiones, vendedores de un amor brusco, posesivo en periodos muy cortos. Dice Auden que o bien nos amamos los unos a los otros o bien morimos. Habla del amor físico, sin ningún equívoco. Y eso lo podemos, o lo debemos, extender a lo que hacemos cada día fuera de nuestra rutina. Podemos ser mejores que los dioses si nos enamoramos de lo que hacemos. Aunque enamorarnos nos pueda turbar el juicio.

 

Esa gran lección de vida la deja mi hermano del alma concluida en su último —por ahora— viaje, ese al que me desinvitó con unas palabras consoladoras: “Te llevaría, pero creo que es muy largo y no estás en forma”.

Poca cosa, lo único que hace a los dioses superiores es que viven para siempre.

 


Cuando emprendas tu viaje a Ítaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.
Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.
Ten siempre a Ítaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Ítaca te enriquezca.
Ítaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.
Aunque la halles pobre, Ítaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Ítacas."

domingo, 9 de agosto de 2020

Sofía y Juan Carlos: La doble moral vuela los armarios...


Heredó sangre azul, una precaria cuenta bancaria y un dictador le regaló  España.

39 años después se fue con el rabo entre las piernas, una fortuna y un problema llamado España. Es Juan Carlos de Borbón y tuvo que irse para que las plumas se afilaran y nos contaran que su vida no había sido tan sacrificada y abnegada como creíamos.

Siempre lo imaginamos trabajando, con horarios imposibles y viajando sin cesar por y para  España, dejándose la vida por ella. Parece que no fue así, que tuvo tiempo para todo; y para unas cosas mucho más que para otras. Pero no voy a juzgar su quehacer como rey y político... que la historia le juzgue. Ahora vamos a lo que vamos.

El 22 de noviembre de 1975, el matrimonio de Sofía y Juan Carlos llegó al trono de España como una familia bien de toda la vida en la que el padre trabajaba, la madre llevaba el hogar y los hijos, con clara primacía de los varones frente a las hembras, estudiaban. Su imagen de Happy Family ha sido un bien a imitar que nos ha tenido anestesiados y felices durante décadas.

Hasta que un día una caída, una cadera, un elefante, un safari, una mujer… destapan el tarro de las esencias y le obligan ¿a  pedir perdón? NO, eso nunca, como mucho unas disculpas: “Lo siento mucho. Me he equivocado. No volverá a ocurrir.” Sus torpezas hacen que empiece el espectáculo. El chismorreo  se dispara... que si Bárbara, Paloma, Marta, Corinna… Se desenpolva el pasado y sus cacerías tienen nombre y apellido. Su mala relación con Sofía es cada vez más evidente y vemos que su trato a la reina está llena de desplantes. Con un codazo por aquí, un déjame hablar o un no te beso porque no me da la real gana por allá, a pesar del esfuerzo evidente que ella siempre ha hecho.
Todo esto le puso en un precipicio con caída libre a la abdicación,  rompiendo la tradición y los mantras cortesanos. Por fin un rey que no se moriría reinando. No pasa nada, es otro siglo, y si  los cristianos tienen dos papas, los españoles podemos tener dos reyes.

Durante años el murmullo sobre sus infidelidades fue adquiriendo volumen. Los periodistas lo sabíamos. Los ciudadanos lo cotilleaban entre divertidos, perplejos o incrédulos, y la prensa, por órdenes superiores, callaba. Ahora, esa  prensa a la que se enfrentó cabreado “Lo que os gusta es matarme y ponerme un pino en la tripa” le ha destripado todo un pasado amoroso con mujer  “al agua va” incluida.También  a una reina sumisa, conocedora y consentidora de la situación por el bien y el futuro de la estirpe, el miedo al qué dirán y su mucho que perder.

Pero cada matrimonio es un mundo y tiene derecho a decidir sus reglas; es su privacidad y cada uno se lo monta como quiere.

Su Alteza Real la princesa Sofía de Grecia y Dinamarca, su verdadero título, nació en 1938, 10 meses después de Juan Carlos. Con 24 años se hace católica, renuncia a sus derechos al trono griego y se casa con su primo tercero, un desheredado de dinero y de reino, pero poseedor de una habitación con vistas: el Palacio de la Zarzuela,  en el que se instalan a los pocos meses. Con 25 es madre, a los 31 (1969) sabe que su destino se va a cumplir: será reina. Juan Carlos es designado por el dictador como sucesor a título de rey. Él se convierte en su príncipe azul y ella en la princesa del cuento. A los 37 (1975) es nombrada reina y el cuento acaba con perdices y sin felices a los pocos meses, cuando decide dar una sorpresa a su marido que se ha ido de caza sin ella. Cuando  entró en el dormitorio se lo encontró con la “escopeta” cargada a punto de disparar a una dama. Del susto todavía no se ha repuesto y además de la humillación cogió a sus hijos, un avión y se fue con su madre a la India para no volver; pero volvió ¿Por qué? Podemos especular pero sólo ella lo sabe.

Desde entonces lo que ha trascendido de él es que es un señor que vive como un rey. Que va de campechano, pero no le lleves la contraria. Que ha tenido y manejado mucho poder real y adquisitivo. Caprichoso. Con una extensa vida amorosa que yo, mal que me pese, he ayudado a financiar con mis impuestos. Que a su mujer no la quiere, pasa de ella y le ha regalado una vida de infidelidades, exenta de  discreción, respeto y lealtad. Y como padre tengo mis dudas ¿Por qué no se hace las pruebas de paternidad y asume su responsabilidad si dicen la verdad?.
Ella me transmite la imagen de una mujer sola que no parece feliz y que  se ha pasado la vida disimulando con su eterna sonrisa de abnegada.  Mujer de grandes convicciones y comportamiento férreo. Amante de la cultura, los animales, de las tradiciones y de un pasado que añora y que quiere conservar aun a costa de ella misma. Por eso se humilla constantemente  para hacernos ver que no pasa nada, que todo sigue igual. Como madre y abuela no disimula, sólo quiere y ejerce.  

Juan Carlos, con su actitud, con cada desprecio, falta de respeto, cuernos públicos…  y Sofía con cada beso al vacío, cada sonrisa forzada, cada humillación, silencio y… han afianzado el machismo más rancio.

Una actitud que para muchas es muy criticable, el de una generación de mujeres que hemos reconocido nuestra voz y hemos luchado mucho por conseguir los derechos que disfrutamos. La integración en las universidades, el conocimiento y el mundo laboral nos ha dotado de una habitación propia para poder escribir, decir, pensar, actuar  y amar como decidamos. Cada mujer tiene su propia identidad y no tiene dueño, sí amigo, compañero, amor.

Piénsenlo, sus imágenes son un mensaje a nuestras vidas y comportamiento. Lo que hemos aprendido con ustedes es  que el hombre hace lo que quiere y la mujer llora, se resigna y calla. Con todo lo que ha pasado y lo que queda por pasar, ha parecido, parece y parecerá que no pasa nada. Ustedes lo llaman savoir faire, yo lo llamo sangre fría.

Últimamente las cosas en casa real se han puesto muy feas. Parece que Juan Carlos se ha convertido en una ONG y ha donado 65 millones de euros, que previamente y junto a otras sumas no había declarado a la hacienda pública. De esto él es el único responsable, es a él a quién  se le achacan las tropelías, el que se ha puesto toda su vida el mundo por montera y la corona en sus reales,  pero las culpables son ellas, unas por santas, otras por putas. 

A pesar de que él no está para ningún trote, se ha ido quién sabe dónde y con quién, pero seguro  que no debía…

Ella aguantando el chaparrón y mandándonos un mensaje muy claro al mostrarnos su anillo de casada… A los que queréis que me vaya os digo:  no me voy, me quedo, me voy a quedar…

Sofía, lo tiene claro. No quiere dejar ningún  cabo suelto. Sabe que su vida se estudiará y está dispuesta a pasar a la historia en los “libros de texto y en negrita” como el amor de su vida, como la gran historia de amor, como su esposa y mujer. La verdad no importa porque esa es su verdad.

Pero no podemos olvidar que hablamos de una mujer de 81 años, nacida, criada y  vivido entre algodones. Con el mandato divino de casarse hasta que la muerte les separe, de ser reina, de perpetuar la corona y de fingir eternamente ante las adversidades para no caer en los errores familiares del pasado llamados exilios. Además las mujeres somos producto de una educación machista y desde que nacemos nos enseñan un mundo donde ambicionar lo que nada vale, nos mecen con cuentos de hadas y princesas en las que el hombre es nuestro salvador, que nos proporciona estabilidad y amor, y más si tiene dinero y poder.

Reproducimos lo aprendido durante siglos, cada una a su manera.  En el camino de la vida perdemos nuestra identidad y nuestro yo. Por amor, conveniencia o intereses, renunciamos a nuestras vidas para potenciar las de ellos y ayudarles a conseguir sus sueños.

¿Te has preguntado alguna vez cuándo y por qué perdiste tu yo para potenciar el de él.? ¿Cuándo perdiste tu identidad? Había sitio para los dos. Él no te lo dio, pero tú no luchaste por él, no lo exigiste, simplemente aceptaste. Aceptaste el rol de la abnegación que ató tu independencia a los vaivenes de tu emotividad.

Las cosas no han cambiado con la nueva generación. Letizia va por el mismo camino y esta actitud no corresponde  ni justifica a una mujer del s. XXI que llegó llena de vida, preparación, belleza, frescura, cultura y con una profesión y un estatus prometedores. Una mujer con personalidad. Pero cometió un error (según sus trasnochadas regias normas) el primer día. Sólo dijo “Déjame terminar” y como castigo le mandaron callar y le volvieron muda. De ahí a lo de siempre: te casas, te mandan callar, te callas, pierdes tu identidad y terminas  obsesionada con la eterna juventud, la belleza, los retoques, la moda y la reverencia-genuflexion, que le salen bordadas. Desde aquí hago un llamamiento a quien corresponda ¿Podrían anular esta parte del protocolo que no se conforma con que hinquemos la rodilla sino que lo acompaña a la vez con una bajada de cabeza? Después de siglos haciéndolo, en el 2020, y con la que está cayendo,  como que no.  Es una costumbre antigua, señorial y  humillante.

Sofía y Letizia, las dos se pasan la vida disimulando, borrando  el pasado y fabricándose uno nuevo a su imagen y semejanza. Cuando lo recuerdan cuentan lo que les gustaría que hubiera sido, lo que quieren que sea, porque están hablando para la posteridad, para el futuro, con los recuerdos, con lo que quedará en la historia, esa escrita en negrita.

P.D.: Un día me crucé con la madre de una amiga a la que no veía desde hacía tiempo y me resumió su vida en un momento: Su marido era infiel y borracho. ¿Por qué no te separas? Porque el dinero que tenemos lo hicimos juntos trabajando de emigrantes. Después de todo lo que he pasado, ahora tengo un estatus y un bienestar  que no voy a perder divorciándome y yéndome a un pisito con un sueldecito. Por eso hacemos vidas separadas, cuando viene malito hay una persona que le atiende, de vez en cuando nos cruzamos, nos saludamos y cada uno hace su vida. He conseguido ser feliz así y así vamos a seguir lo que nos queda de vida.
Sabéis lo que os digo… Yo, en su caso, habría hecho lo mismo
Marisa Márquez
 
Con lo agusto que vivía
te cruzaste en mi camino
pa amargame a mi la vida.
Bulería, Juanito Villar. AMANECIÓ

viernes, 24 de julio de 2020

Tu COVID te lo pagas tú... Y DIGO YO

Y DIGO YO:
Creo firmemente en la libertad 
por eso defiendo que:
Puedes no creer en el virus ni en las mascarillas.
Ni en las vacunas con su chip.
Ni en los Gobiernos ni en Bill Gates.
Pasas de la higiene y de las recomendaciones.
Tienes síntomas pero sigues con tu vida normal.
Te puede apetecer manifestarte 
sin mascarilla y apelotonado
o ir a la discoteca a darlo todo.
Celebras en familia o con amigos 
lo que te apetece y como te apetece.
Vives a tope, 
porque a ti no hay quién te diga 
lo qué tienes que hacer…
y el miedo no atenaza tu vida.
Es verdad. 
Somos tan absolutamente LIBRES 
de hacer y de actuar 
como tan RESPONSABLES de las CONSECUENCIAS 
que generan nuestros actos.
Por eso, yo también opino que con tu vida 
puedes hacer lo que te plazca y jugar con ella, 
pero:
Con nuestros mayores no se juega.
Con nuestros “HÉROES” no se juega.
Con nuestra vapuleada 
SANIDAD PÚBLICA no se juega.
Con el “escaso” dinero público no se juega.
Con la salud de todos no se juega.
Con mi salud y mis impuestos no se juega.
Con la economía y el trabajo no se juega.
Así que si te apetece contagiarte
estás en todo tu derecho, pero...
TÚ TE PAGAS TU COVID Y TU RECUPERACIÓN ... 
EN LA SANIDAD PRIVADA.
Buen día y disfruta de tu libertad.
Marisa Márquez.

viernes, 8 de mayo de 2020

Banksy, el arte=cultura, emociona de nuevo.


Un regalo como reconocimiento 
a quienes nos están salvando. 
Siempre a la última. 
Banksy le regala a un niño la nueva heroína, 
una enfermera con capa sanadora 
que utiliza para curar, 
mientras Batman y Spiderman esperan 
en la papelera una nueva oportunidad, 
o no.
Esta vez, y tal como están las cosas, 
lo ha dejado enmarcado y colgado 
en un hospital de Southampton, al sur de Inglaterra. 
Titulado "Game Changer" 
y acompañado de una dedicatoria, 
"Thanks for all you're doing. 
I hope this brightens the place up a bit,
 even if its only black and white" 
o lo que es lo mismo 
"Gracias por todo lo que estáis haciendo. 
Espero que esto ilumine un poco el lugar, 
incluso si es solo en blanco y negro" 
Se podrá disfrutar hasta el otoño que se irá con el mejor postor   de la subasta que se celebrará para recaudar fondos para la NHS, National Health Service o Servicio Nacional de Salud, nuestra Sanidad Pública. Que suerte tienen algunos.
Gracias Banksy 
 por tu implicación ante el dolor ajeno 
y por haber elegido a una mujer 
como símbolo de protección, 
cuidados y mimos que tanto necesitamos.