Y la noche se eleva como música en ciernes, y las estrellas brillan temblando de extinguirse, y el frio, el claro frío, el gran frío del mundo, la poca realidad de cuanto veo y toco, el poco amor que encuentro, me mueven a buscarte, mujer, en cierto bosque de latidos calientes.
Sólo tú, dulce mia, dulce en los olores de savia espesa y fuerte, sin palabras, muy cerca, palpitando conmigo, sólo tú eres real en un mundo fingido; y te toco, y te creo, y eres cálida y suave matriz de realidades, amante, hermana,- madre, o peso de la tierra que sólo en ti acaricio, o presencia que aún dura cuando cierro los ojos, fuera de mí, tan bella. GABRIEL CELAYA
DE NOCHE
ResponderEliminarY la noche se eleva como música en ciernes,
y las estrellas brillan temblando de extinguirse,
y el frio, el claro frío,
el gran frío del mundo,
la poca realidad de cuanto veo y toco,
el poco amor que encuentro,
me mueven a buscarte,
mujer, en cierto bosque de latidos calientes.
Sólo tú, dulce mia,
dulce en los olores de savia espesa y fuerte,
sin palabras, muy cerca, palpitando conmigo,
sólo tú eres real en un mundo fingido;
y te toco, y te creo,
y eres cálida y suave matriz de realidades,
amante, hermana,- madre,
o peso de la tierra que sólo en ti acaricio,
o presencia que aún dura cuando cierro los ojos,
fuera de mí, tan bella.
GABRIEL CELAYA