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martes, 26 de agosto de 2014

My Buddy. World War II Laid Bare...

  My Buddy. II Guerra Mundial al desnudo
My Buddy. World War II Laid Bare (Inglés)
29,00 € en AMAZON
 
Jueguecitos de guerra Camaradería masculina… en cueros Para las tropas de la Segunda Guerra Mundial, cada jornada era estremecedora y, además, bien podía ser la última de sus vidas. Para apuntalar los ánimos y proteger la moral de sus hombres frente a los horrores de la guerra, los altos mandos los animaban a forjar estrechas relaciones de amistad en las que encontrar apoyo emocional. La compañía constante de aquellos compañeros de trinchera, de cuya vida dependía la de uno mismo, ayudó a establecer amistades muy íntimas. 

Durante el tiempo en el que no combatían hombro con hombro procuraban entretenerse juntos y descargar tensiones entregándose a payasadas y juegos, en ocasiones completamente desnudos. 
 
Resulta imposible conocer con exactitud el alcance de estos «juegos nudistas» entre las tropas de la Segunda Guerra Mundial (las cámaras eran escasas y resultaba difícil revelar los carretes), 
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pero algunos soldados documentaron este proceso sin precedentes en modestas y anónimas fotografías que, por lo general, permanecieron ocultas hasta después de su muerte. El fotógrafo de Los Ángeles Michael Stokes ha dedicado muchos años a rastrear estas fotografías y compilar un archivo de más de 500 imágenes. 
 
Su colección incluye soldados y marinos australianos, ingleses, franceses, italianos, polacos, rusos y estadounidenses, revolcándose en las arenas del Pacífico Sur, tiritando en la nieve de Europa del Este, posando en solitario en los barracones y disfrutando en grupo casi en cualquier lugar. 
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Estas imágenes nos muestran a hombres que apenas han alcanzado la edad adulta, hombres en su mayor esplendor físico que responden a las realidades del combate viviendo cada día como si fuera el último: una faceta de la guerra que nunca antes se ha hecho pública. 
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El texto que acompaña las imágenes es obra de Scotty Bowers, antiguo marine de 89 años y autor de Full Service, memorias de sus aventuras sexuales en Hollywood en las que revela también el modo en el que la guerra modificó su percepción 
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de la homosexualidad y la heterosexualidad, del mismo modo que estas fotografías pueden cambiar el modo en que pensamos sobre la Segunda Guerra Mundial y la camaradería en tiempos de guerra.
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Carta de amor de un soldado gay en la Segunda Guerra Mundial
Carta de amor de un soldado gay en la Segunda Guerra Mundial
Una carta que descubre la historia de amor de dos soldados gays durante la Segunda Guerra Mundial.

La siguiente carta de amor desgarrador fue escrita por el veterano Brian Keith a Dave, un compañero soldado que conoció y del que se enamoró en 1943 mientras se encontraba en el norte de África.

Se escribió con motivo de su aniversario y se publicó por primera vez en septiembre de 1961 por la Revista ONE, una revista pro-gay pionera que inició su andadura en 1953. La carta original se mantiene, cuentan, en la Biblioteca del Congreso de los EE.UU.

Aquí tenéis la hermosa carta:
'Esto es en recuerdo de nuestro aniversario, del 27 de octubre de 1943, cuando te escuché cantar por primera vez en el norte de África. Esta canción me trae recuerdos de los momentos más felices que jamás he vivido, de un batallón de soldados, de cortinas hechas con tela de dirigible, de lámparas fabricadas con latas de cacao, de ensayos que se prolongaban por la tarde… y de un chico hermoso con una maravillosa voz de tenor… Son recuerdos de una noche en que llovía a cántaros y de dos soldados empapados bajo un árbol solitario en la planicie africana…  Recuerdos de una noche fría y con viento en que nos metimos en un teatro para  soldados y nos quedamos dormidos en un cobertizo por detrás del escenario, los dos atrapados entre nuestros brazos, y recuerdos del impacto que nos produjo despertarnos y ver que milagrosamente no nos habían descubierto… Son recuerdos de la felicidad de cuando nos dijeron que volvíamos a casa y de la devastación que sentimos cuando supimos que no volveríamos juntos. Un cálido adiós en una playa apartada bajo el terciopelo plagado de estrellas de una noche africana y las lágrimas que no cesaban mientras estaba sobre el dique y veía tu convoy alejarse en el horizonte.
 

Nos prometimos que estaríamos juntos de nuevo “en casa”, pero el destino sabía más que nosotros. Nunca llegaste. Y por ello, Dave, espero que allá donde te encuentres estos recuerdos sean tan preciosos para ti como lo son para mí.
 

Buenas noches, que duermas bien, mi amor.
 

Brian Keith.'

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