Nueve años de la crisis hipotecaria
“Separar los depósitos de los créditos haría nuestro sistema financiero más estable”
El economista Antonio Quero presenta en Pamplona su propuesta de un Banco Ciudadano de Depósitos
En España nacería con 1,4 billones de euros
Juan Ángel Monreal / Oskar Montero -
Lunes, 25 de Abril de 2016
Antonio Quero, hace unos días en la librería Katakrak de Pamplona. (Oskar Montero)
“Por cada cien euros en préstamos solo
se deja uno en reserva: no se sostiene” - “Esta solución nos permitiría
liberarnos del chantaje de los rescates”
Pamplona - Casi nueve años
después del estallido de la crisis hipotecaria, la banca sigue sin
pisar tierra firme. Y quizá tarde todavía en hacerlo. Sin márgenes y con
una mora creciente, sus problemas están lejos sin embargo de resultar
coyunturales. Antonio Quero, economista, funcionario europeo y uno de
los padres de la idea del Banco Ciudadano de Depósitos, suscribe la
tesis del exgobernador del Banco de Inglaterra: Mervyn King: “De todas
las formas posibles es las que es posible organizar la banca, esta es la
peor”.
Quero es autor del libro La reforma progresista del sistema financiero, en
el que plantea una idea que fue acogida por Podemos en su documento
económico de 2014 y que presentó la semana pasada en Pamplona. Se trata
de separar lo que hasta ahora parece indisoluble en el sistema
financiero: depósitos y créditos. Según su propuesta los primeros
quedarían custodiados en un única entidad, el Banco Ciudadano, y la
banca convencional sería la encargada de seguir dando los créditos. “De
este modo se espantaría el riesgo de los rescates financieros que hemos
vivido estos años”, dice Quero.
“Este modelo es inestable intrínsecamente. Depósitos y créditos
están en una misma entidad, que capta depósitos que tiene que poder
devolver en cualquier momento, mientras que los créditos se conceden a
medio y largo plazo, por lo que se crea un desfase”, defiende Quero,
quien recuerda otras crisis anteriores y cómo, al comienzo de la actual,
se reconocían los fallos en el sistema, pero sin que hayan cuajado
alternativas. “Ese desfase hemos aprendido a gestionarlo. El banco
central sirve como prestamista de última instancia por si no hay
liquidez y el fondo de garantía de depósitos sirve para que a la gente
no le entre el pánico. Pero esto vale cuando hay un banco con problemas.
Si se trata de un vendaval financiero se nos cae todo. Porque es
inestable por sistema. Hoy, si un banco recoge 100 euros en depósitos
puede prestar 99 y solo uno lo tiene que poner en la reserva del banco
central. Por tanto tenemos una pirámide invertida que no se sostiene”.
Para evitarlo, Quero plantea una idea que no es nueva. De hecho
el llamado Plan Chicago, en una línea similar, data de 1933 y en los
últimos años ha tomado fuerza en el ámbito académico anglosajón. “En el
fondo todos queremos que los depósitos estén custodiados a todo riesgo y
que los sistemas de pago funcionen. Por el contrario, el crédito, por
definición, es arriesgado”.
Con esa propuesta, los depósitos quedarían centralizados en una
única una única entidad, dirigida por directivos profesionales, que
sería quien prestase a su vez a los bancos. Ellos prestarían a las
familias y empresas, que compran un bien o servicio a un tercero que, a
su vez, ingresa ese dinero en el banco de depósitos. Se crea de este
modo un “circuito cerrado” para el dinero, de tal manera que, si se
produce un impago, “habrá un problema económico o una deuda, pero no un
pánico bancario, que es lo que origina los rescates”. Quero destaca
algunas de las virtudes de un sistema que permitiría liberarse “del
chantaje de los rescates”, porque si un banco quiebra “se le deja caer
al banco sin riesgo para los depósitos. Y, además, el beneficio del
crédito se comparte”, porque a los bancos se les presta el dinero a un
determinado tipo de interés.
Únicamente en España, este banco dispondría de 1,4 billones de
euros en depósitos, que se irían agrupando durante un plazo de tres
años. “Lo ideal sería algo a nivel europeo, pero se puede empezar a
nivel nacional”, dice Quero, quien no ve un riesgo en que una parte del
dinero se quede en efectivo o salga a otros países. “Lo que se puede
escapar es muy poco en relación a esa masa de dinero”, explica Quero,
quien destacaba también la capacidad de compra de deuda que tendría la
entidad. “Sería tremenda y permitiría hacer frente a una crisis de
deuda, porque tendrías una mayor capacidad para fijar un precio
razonable, al disponer esta entidad de toda la liquidez del mundo”.
apunte
recuperación de soberanía
Una consecuencia. “El Banco Ciudadano de Depósitos es una palanca
poderosa para reequilibrar la relación entre el poder financiero y el
poder ciudadano, devolviendo a este último el control directo sobre su
dinero y poniéndolo al servicio del interés general”, explica Quero en
el capítulo final de su libro. Asimismo, y sin necesidad de reformar el
Tratado de la Unión Europea y en un momento en que se empieza a debatir
sobre “el helicóptero de dinero”, devuelve soberanía financiera a los
Estados, haciéndolos independientes de los vaivenes de los mercados, y
“cierta soberanía monetaria a los países de la zona euro que adopten el
modelo”. Quero reconoce que “a la vista de la misión y los poderes del
Banco Ciudadano de Depósitos, su gobierno es la cuestión más delicada”.
“Deberá ser necesariamente profesional, plural, transparente y estar
blindado frente a presiones de todo tipo, sin por ello adquirir una
independencia absoluta frente a la ciudadanía, propietaria del dinero”. -
D.N.
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