Buscar en este blog

lunes, 5 de noviembre de 2018

Mi veterinaria, mi ángel... Blanca Díaz-Aguado

Cuándo llegué a la tienda pensé ¿y ahora qué, quién nos va a querer, dónde vamos a ir? La dueña nos trató bien y su hija con cariño. Mi hermana se fue primero y yo me quede solito.Decían que había salido muy grande y que nadie me querría.Un día entraste por la puerta muy risueña y pensé Me lanzo a sus brazos, le hago una cucamona, le doy unos lametones y me saca de aquí. Que equivocado estaba. En vez de llevarme a tu casa me puteaste mirándome por todos los sitios, pinchándome y mandando lo que tenían que hacerme. Todo esto me hizo desconfiar  y tener mucho miedo cada vez que te veía. Las patitas me temblaban, bueno, todo yo temblaba.
Pero llegó la rubia, entro como un volcán y dijo: Me lo llevo. Ay, el corazón me dio un vuelco y me henchí de alegría. Me dieron un baño en seco y salí apestando a coco. Me pusieron en sus brazos y en ese momento me enteré  de que tú y yo éramos uno y seguías en el lote de mi vida. Le habías caído bien, ¡Qué se le va  a hacer!
Desde entonces cuándo sonaba el timbre y olía a ti me escondía y cerraba los ojos soñando con que no me encontraríais, pero siempre acababa arrastrado a tus brazos. Jugar al escondite nunca me salió bien, otra pena. Tenía que haberle pedido consejos al ludópata de Corcho.
Verte eran  pinchazos, pastillas, disciplina, dieta, tirón de pelos… Cuándo pensaba que habías terminado te hacía rasquita y siempre caía algo, así lavabas tu conciencia.Tus maltratos iban seguidos de una chuche o con lo que más me ha gustado del mundo, el jamón de york, mi mejor recompensa a tu tortura. Después a esperar que te levantaras y te fueras, pero no, nunca te ibas. Que si un vinito, un vermú o el día más abstemio un vasito de agua. Y ale, venga a charlar, cotillear, hablar de mi… nunca le veía el fin. De pronto Uy, que tarde se me ha hecho. Me voy corriendo. Esas palabras eran mi alivio, mi tranquilidad, mi paz.
Así como el bis a bis  nunca me ha gustado, aunque debo de reconocer que siempre has sido cariñosa, me has dado besitos y me has hecho caricias, las cosas como son, nuestra comunicación epistolar ha sido fructífera y divertida. En las distancias largas ganas mucho guauuuuuuuuu.
Siempre has velado por mi y cuándo  te he escrito o te he llamado me has contestado enseguida, has venido a verme y me has solucionado el problema.Siempre has acertado lo que me pasaba, nunca te has equivocado con tus diagnósticos, tus consejos sabios, los mejores, resolutivos. Análisis de sangre, de orina, ecografías, muestras de saliva… en casa me has hecho de todo, por eso con los años he terminado queriéndote y agradeciendo que nunca me llevaras a esas clínicas con olor a enfermedad, medicinas, prisas, llantos, besos, achuchones, alegrías y esperanzas.
Gracias a ti mi partida ha sido todo un lujo, pista libre  hacia el cielo. Sin turbulencias, mareos ni miedos. Rodeado de cariño, inundado de amor, al son de mi canción, mecido por los mejores brazos y acompañado de mis seres queridos. 

Blanca, mi ángel, Te quiero.

P.D.:Por cierto, he dejado en tus manos a mis mejores amigos Corcho y Charly...sigue cuidándolos, queriéndoles y protegiéndoles  como si fueras yo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario