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lunes, 15 de agosto de 2016

The raven... Edgar Allan Poe... el cuervo

Boston, 1809 - Baltimore, 1849
The Raven 1935: Boris Karloff, Bela Lugosi
 Reading by Vincent Price
The Simpsons 
Tim Burton
Historias para no dormir.
  
Paul Gustave Doré
Estrasburgo, Francia, 6 de enero de 1832 
 París, Francia, 23 de enero de 1883
Pintor, grabador, escultor, ilustrador: artista
Doré ilustró a Dante, Balzac, Milton, Coleridge, Tennyson, y Lord Byron y Cervantes. También a Poe y su cuervo. 
Creó una serie de grabados de chapa de acero  para una edición especial que fue su último trabajo. Murió poco después de completar las ilustraciones con 51 años. Esta exquisita edición fue publicada póstumamente en 1884.

  El cuervo de Poe 
ilustrado por Doré
Una vez al filo de una lúgubre media noche,
mientras débil y cansado, en tristes reflexiones embebido,
inclinado sobre un viejo y raro libro de olvidada ciencia,
cabeceando, casi dormido,
oyóse de súbito un leve golpe,
como si suavemente tocaran,
tocaran a la puerta de mi cuarto.
“Es —dije musitando— un visitante
tocando quedo a la puerta de mi cuarto.
Eso es todo, y nada más.”


Once upon a midnight dreary, while I pondered, weak and weary, Over many a quaint and curious volume of forgotten lore, While I nodded, nearly napping, suddenly there came a tapping, As of some one gently rapping, rapping at my chamber door. “‘T is some visiter,” I muttered, “tapping at my chamber door—
Only this, and nothing more.”

 
 ¡Ah! aquel lúcido recuerdo
de un gélido diciembre;
espectros de brasas moribundas
reflejadas en el suelo;


Ah, distinctly I remember it was in the bleak December,
And each separate dying ember wrought its ghost upon the floor.

 
 angustia del deseo del nuevo día;

Eagerly I wished the morrow:—vainly I had sought to borrow
 
 en vano encareciendo a mis libros
dieran tregua a mi dolor.

 Dolor por la pérdida de Leonora,

From my books surcease of sorrow-
sorrow for the lost Lenore- 
 
 la única,
virgen radiante, Leonora por los ángeles llamada.
Aquí ya sin nombre, para siempre.


For the rare and radiant maiden whom the angels name Lenore— Nameless here for evermore.
 
 Y el crujir triste, vago, escalofriante
de la seda de las cortinas rojas
llenábame de fantásticos terrores
jamás antes sentidos.  Y ahora aquí, en pie,
acallando el latido de mi corazón,
vuelvo a repetir:
“Es un visitante a la puerta de mi cuarto
queriendo entrar. Algún visitante
que a deshora a mi cuarto quiere entrar.
Eso es todo, y nada más.”


And the silken sad uncertain rustling of each purple curtain
Thrilled me—filled me with fantastic terrors never felt before;
So that now, to still the beating of my heart, I stood repeating
“‘T is some visiter entreating entrance at my chamber door
Some late visiter entreating entrance at my chamber door;—
This it is, and nothing more.”


 Ahora, mi ánimo cobraba bríos,
y ya sin titubeos:
“Señor —dije— o señora, en verdad vuestro perdón
imploro,
mas el caso es que, adormilado
cuando vinisteis a tocar quedamente,
tan quedo vinisteis a llamar,
a llamar a la puerta de mi cuarto,
que apenas pude creer que os oía.”
Y entonces abrí de par en par la puerta:
Oscuridad, y nada más.


Presently my soul grew stronger; hesitating then no longer,
“Sir,” said I, “or Madam, truly your forgiveness I implore;
But the fact is I was napping, and so gently you came rapping, And so faintly you came tapping, tapping at my chamber door,That I scarce was sure I heard you”—here I opened wide the door;—
Darkness there, and nothing more.


Escrutando hondo en aquella negrura
permanecí largo rato, atónito, temeroso,
dudando, soñando sueños que ningún mortal
se haya atrevido jamás a soñar.
Mas en el silencio insondable la quietud callaba,
y la única palabra ahí proferida
era el balbuceo de un nombre: “¿Leonora?”
Lo pronuncié en un susurro, y el eco
lo devolvió en un murmullo: “¡Leonora!”
Apenas esto fue, y nada más.


Deep into that darkness peering, long I stood there wondering, fearing, Doubting, dreaming dreams no mortal ever dared to dream before; But the silence was unbroken, and the darkness gave no token, And the only word there spoken was the whispered word, “Lenore!”
This I whispered, and an echo murmured back the word, “Lenore!” Merely this and nothing more.

 
Vuelto a mi cuarto, mi alma toda,
toda mi alma abrasándose dentro de mí,
no tardé en oír de nuevo tocar con mayor fuerza.
“Ciertamente —me dije—, ciertamente
algo sucede en la reja de mi ventana.
Dejad, pues, que vea lo que sucede allí,
y así penetrar pueda en el misterio.
Dejad que a mi corazón llegue un momento el silencio,
y así penetrar pueda en el misterio.”
¡Es el viento, y nada más!


Back into the chamber turning, all my soul within me burning,
Soon again I heard a tapping, somewhat louder than before.
“Surely,” said I, “surely that is something at my window lattice;
Let me see, then, what thereat is, and this mystery explore—
Let my heart be still a moment and this mystery explore;—
‘T is the wind and nothing more!”

 
 De un golpe abrí la puerta,
y con suave batir de alas, 

Open here I flung the shutter, when, 
with many a flirt and flutter, 

  entró un majestuoso cuervo
de los santos días idos

Sin asomos de reverencia,
ni un instante quedo;
y con aires de gran señor o de gran dama


In there stepped a stately Raven of the saintly days of yore.
Not the least obeisance made he; not a minute stopped or stayed he; But, with mien of lord or lady, perched above

 my chamber door—
 
 fue a posarse en el busto de Palas,
sobre el dintel de mi puerta.
Posado, inmóvil, y nada más.


Perched upon a bust of Pallas just above my chamber door—Perched, and sat, and nothing more.

Entonces, este pájaro de ébano
cambió mis tristes fantasías en una sonrisa
con el grave y severo decoro
del aspecto de que se revestía.
“Aun con tu cresta cercenada y mocha —le dije—,
no serás un cobarde,
hórrido cuervo vetusto y amenazador.
Evadido de la ribera nocturna.
¡Dime cuál es tu nombre en la ribera de la Noche Plutónica!”
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”

Cuánto me asombró que pájaro tan desgarbado
pudiera hablar tan claramente;
aunque poco significaba su respuesta.
Poco pertinente era. Pues no podemos
sino concordar en que ningún ser humano
ha sido antes bendecido con la visión de un pájaro
posado sobre el dintel de su puerta,
pájaro o bestia, posado en el busto esculpido
de Palas en el dintel de su puerta
con semejante nombre: “Nunca más.”


Then this ebony bird beguiling my sad fancy into smiling,
By the grave and stern decorum of the countenance it wore,
“Though thy crest be shorn and shaven, thou,” I said, “art sure no craven, Ghastly grim and ancient Raven wandering from the Nightly shore,—Tell me what thy lordly name is on the Night’s Plutonian shore!”
Quoth the Raven, “Nevermore.”


Much I marvelled this ungainly fowl to hear discourse so plainly,
Though its answer little meaning—little relevancy bore;
For we cannot help agreeing that no living human being
Ever yet was blessed with seeing bird above his chamber door—Bird or beast upon the sculptured bust above his chamber door,

With such name as “Nevermore.”


 Mas el Cuervo, posado solitario en el sereno busto.
las palabras pronunció, como virtiendo
su alma sólo en esas palabras.
Nada más dijo entonces;
no movió ni una pluma.
Y entonces yo me dije, apenas murmurando:
“Otros amigos se han ido antes;
mañana él también me dejará,
como me abandonaron mis esperanzas.”
Y entonces dijo el pájaro: “Nunca más.”

Sobrecogido al romper el silencio
tan idóneas palabras,
“sin duda —pensé—, sin duda lo que dice
es todo lo que sabe, su solo repertorio, aprendido
de un amo infortunado a quien desastre impío
persiguió, acosó sin dar tregua
hasta que su cantinela sólo tuvo un sentido,
hasta que las endechas de su esperanza
llevaron sólo esa carga melancólica
de ‘Nunca, nunca más’.”



But the Raven, sitting lonely on the placid bust, spoke only
That one word, as if his soul in that one word he did outpour.
Nothing further then he uttered—not a feather then he fluttered—Till I scarcely more than muttered, “Other friends have flown before—On the morrow he will leave me, as my hopes have flown before.”
Then the bird said, “Nevermore.”


Startled at the stillness broken by reply so aptly spoken,
“Doubtless,” said I, “what it utters is its only stock and store,
Caught from some unhappy master whom unmerciful DisasterFollowed fast and followed faster till his songs one burden bore—Till the dirges of his Hope that melancholy burden bore
Of ‘Never—nevermore.'” 

 
 Mas el Cuervo arrancó todavía
de mis tristes fantasías una sonrisa;
acerqué un mullido asiento
frente al pájaro, el busto y la puerta;
y entonces, hundiéndome en el terciopelo,
empecé a enlazar una fantasía con otra,
pensando en lo que este ominoso pájaro de antaño,
lo que este torvo, desgarbado, hórrido,
flaco y ominoso pájaro de antaño
quería decir granzando: “Nunca más.”


But the Raven still beguiling all my sad soul into smiling,
Straight I wheeled a cushioned seat in front of bird and bust and door; Then, upon the velvet sinking, I betook myself to linking Fancy unto fancy, thinking what this ominous bird of yore— What this grim, ungainly, ghastly, gaunt and ominous bird of yore
Meant in croaking “Nevermore.”

 
 En esto cavilaba, sentado, sin pronunciar palabra,
frente al ave cuyos ojos, como-tizones encendidos,
quemaban hasta el fondo de mi pecho.
Esto y más, sentado, adivinaba,
con la cabeza reclinada
en el aterciopelado forro del cojín
acariciado por la luz de la lámpara;
en el forro de terciopelo violeta
acariciado por la luz de la lámpara
¡que ella no oprimiría, ¡ay!, nunca más!


This I sat engaged in guessing, but no syllable expressing
To the fowl whose fiery eyes now burned into my bosom’s core; This and more I sat divining, with my head at ease reclining On the cushion’s velvet lining that the lamplight gloated o’er,But whose velvet violet lining with the lamplight gloating o’er
She shall press, ah, nevermore!

 
 Entonces me pareció que el aire
se tornaba más denso, perfumado
por invisible incensario mecido por serafines
cuyas pisadas tintineaban en el piso alfombrado.
“¡Miserable —dije—, tu Dios te ha concedido,
por estos ángeles te ha otorgado una tregua,
tregua de nepente de tus recuerdos de Leonora!
¡Apura, oh, apura este dulce nepente
y olvida a tu ausente Leonora!”
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”


Then, methought, the air grew denser, perfumed from an unseen censer Swung by seraphim whose foot-falls tinkled on the tufted floor. “Wretch,” I cried, “thy God hath lent thee—by these angels he hath sent thee
Respite—respite and nepenthe from thy memories of Lenore!
Quaff, oh quaff this kind nepenthe, and forget this lost Lenore!”
Quoth the Raven, “Nevermore.”

 
 “¡Profeta!” —exclamé—, ¡cosa diabolica!
¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio
enviado por el Tentador, o arrojado
por la tempestad a este refugio desolado e impávido,
a esta desértica tierra encantada,
a este hogar hechizado por el horror!


Profeta, dime, en verdad te lo imploro,

“Prophet!” said I, “thing of evil!—prophet still, if bird or devil!—Whether Tempter sent, or whether tempest tossed thee here ashore,Desolate yet all undaunted, on this desert land enchanted—On this home by Horror haunted—
tell me truly, I implore—

 
¿hay, dime, hay bálsamo en Galaad?
¡Dime, dime, te imploro!”
Y el cuervo dijo: “Nunca más.”


Is there—is there balm in Gilead?—tell me—tell me, I implore!”
Quoth the Raven, “Nevermore.”


 “¡Profeta! —exclamé—, ¡cosa diabólica!
¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio!
¡Por ese cielo que se curva sobre nuestras cabezas,
ese Dios que adoramos tú y yo,
dile a esta alma abrumada de penas si en el remoto Edén
tendrá en sus brazos a una santa doncella
llamada por los ángeles Leonora,
tendrá en sus brazos a una rara y radiante virgen
llamada por los ángeles Leonora!”
Y el cuervo dijo: “Nunca más.”


“Prophet!” said I, “thing of evil—prophet still, if bird or devil!
By that Heaven that bends above, us—by that God we both adore—Tell this soul with sorrow laden if, within the distant Aidenn,It shall clasp a sainted maiden whom the angels name Lenore—Clasp a rare and radiant maiden whom the angels name Lenore.”
Quoth the Raven, “Nevermore.”


 “¡Sea esa palabra nuestra señal de partida
pájaro o espíritu maligno! —le grité presuntuoso.


Be that word our sign of parting, bird or fiend!” I shrieked, upstarting—
 
¡Vuelve a la tempestad, a la ribera de la Noche Plutónica.
No dejes pluma negra alguna, prenda de la mentira
que profirió tu espíritu!
Deja mi soledad intacta.
Abandona el busto del dintel de mi puerta.
Aparta tu pico de mi corazón
y tu figura del dintel de mi puerta.
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”


Get thee back into the tempest and the Night’s Plutonian shore! Leave no black plume as a token of that lie thy soul hath spoken! Leave my loneliness unbroken!—quit the bust above my door! Take thy beak from out my heart, and take thy form from off my door!”
Quoth the Raven, “Nevermore.


 Y el Cuervo nunca emprendió el vuelo.
Aún sigue posado, aún sigue posado
en el pálido busto de Palas.
en el dintel de la puerta de mi cuarto.
Y sus ojos tienen la apariencia
de los de un demonio que está soñando.
Y la luz de la lámpara que sobre él se derrama
tiende en el suelo su sombra. Y mi alma,
del fondo de esa sombra que flota sobre el suelo,
no podrá liberarse. ¡Nunca más!


And the Raven, never flitting, still is sitting, still is sitting
On the pallid bust of Pallas just above my chamber door;
And his eyes have all the seeming of a demon’s that is dreaming, And the lamplight o’er him streaming throws his shadow on the floor; And my soul from out that shadow that lies floating on the floor
Shall be lifted—nevermore!



Instrucciones de Poe para disfrutar de la poesía:
 The secret of a poem, no less than a jest’s prosperity, lies in the ear of him that hears it. Yield to its spell, accept the poet’s mood: this, after all, is what the sages answer when you ask them of its value. Even though the poet himself, in his other mood, tell you that his art is but sleight of hand, his food enchanter’s food, and offer to show you the trick of it, — believe him not. Wait for his prophetic hour; then give yourself to his passion, his joy or pain… The vision has an end, the scene changes; but we have gained something, the memory of a charm.

EL CUERVO DE EDGAR ALLAN POE

Por Ramón Gómez de la Serna
El primer poema de la época moderna es "El cuervo" que queda fijo e inmortal en el árbol genealógico, en el alto ciprés que le perpetúa en lo imperecedero.
 Vive el poeta en esa época bajo el signo del aguafuerte y por eso graba Poe en su noche de mayor inspiración la figura del pajarraco que es más negro que la negrura. 
 El americano pálido y con sus ojeras típicas de americano- ojeras de ser epilogal y contemplador de problemas, que tiene nada menos que ser el ente nuevo- se ha dedicado a usar su derecho al horror. Ha escrito muchas cosas en que impera el miedo que no puede ser imitado, pues un protón mas o menos y ya no es miedo ni oro sino falacia.
 Dedicado al terror y el misterio- que no es la intriga policíaca o cinematográfica de sus imitadores-, siente el goce osado y férvido de ver levantarse ante él el hecho trágico -la muerte, el suceso. Ve en lo trágico la muerte, el suceso, lo que verá el lector-, que es lo que exalta y supera la realidad.
 "Un día -escribió Rémy de Gourmont-, leyendo el "Prometeo encadenado", tuve la sensación de un cuento de Poe, "La caída de la casa Usher". Ningún poeta desde los griegos ha tenido como Poe el sentimiento de la fatalidad, de la necesidad trágica".
 Angel Mosso en su obra " La Paura " dice que "nadie como él ha sabido describir más minuciosamente el miedo, analizar y hacer sentir con más intensidad el dolor de las emociones que atontan, las palpitaciones que hacen estallar el corazón, que destrozan el alma, el afán sofocante de la angustiosa agonía del que espera la muerte". 
 Por ese estado de su alma es por el que todas sus heroínas -descubrimiento mío- llevan debajo de la camisa su sudario con borde de encaje que hace más encantadoras sus piernas de alabastro; Poe estaba propicio a ver y oír el cuervo y su palabra. 
La cosa sucede una noche de 1843 mientras estaba en su mecedora mirando el hogar de la chimenea en el que no quedaban mas que rescoldos de poemas. 
  En la vida hay que saber y poder dar el grito. ¡Pobre del que muere sin dar el grito!: Poe lo da dos veces, cuando grita ¡Never more! y cuando grita ¡Eureka!
 La habitación está llena de papeles como si en una votación privada el poeta se hubiese elegido a sí mismo. 
Suele gritar por las mañanas:
-¡No tiréis mis poemas de ayer para que yo crea que son los del mañana!
 En ese noche de frío, tal vez nevaba, cuando se hace el balance del año pasado y se apoquina con el augurio del año nuevo, Poe ve el célebre cuervo, el que desde ese momento va a ser el más célebre de todo el semanario de los cuervos.
  Los cultores de la noche conocemos la presencia de este huésped de pico amarillo. Si no con la minuciosidad que se le presentó a Poe, es una veces el reloj, otras el remate de la biblioteca, otras un sombrero olvidado sobre un mueble.
 Algo se metamorfosea en cuervo algunas noches y el gran poeta no hizo más que retenerlo y hacerlo hablar. Su milagro.
 En la granja fría había anidado el cuervo, y como tenía las maderas pintadas de blanco se le veía acurrucado en sus aleros.
 Poe andaba vestido de confianza por su cabaña y la enferma lucía su pálida belleza en la habitación en que estaba aislada del mundo.
 La desgracia que vivían dentro de su felicidad le grababa aguafuertes en el alma, y él sabía que en el largo futuro de aquella tragedia compartida saldrían fantasías salvadas, protagonistas transformables, salas de silencio admirables.
 Primero guardó su secreto y no dijo a Virginia nada de la llegada del cuervo, en el que presentía la alegoría poemática máxima ¡pero lo que le había costado que penetrase en su despacho, atraído por el olor blanco a bellísimo cadáver futuro!
 Allí estaba encerrado durante aquellos días de frío y de incertidumbre en que se fraguó el poema, quieto y prolongando la vista, sin cansarse en denegar la felicidad al que la tenía ya tan sentenciada.
 Cuando él, algún día, explicara la génesis de su magnífico poema ya tratará de disculparse, de hablar de matemáticas poéticas, todo para encubrir el ensañamiento del poeta que abusa de sus dolores más íntimos, que deja que el cuervo se abreve en la tumefacción del corazón, que lo retiene día tras día dando de comer de su desesperanza.
 El cuervo estuvo muchos días encerrado en el despacho de Poe, bebiendo de su tinta, dándole plumas que tajar para que la letra fuese superevidente.
 No fue un poema fácil sino encarnizado, con mordeduras en los dedos del escritor, más duro cuando se encerraba a continuarlo después de haber visto la demacración creciente de Virginia y llevarse a la boca su pañuelo de Verónica.
 Borró indudablemente estrofas vagas, de dolor vulgar, y las sustituyó por otras de mayor desconsuelo, un desconsuelo que no fuese retórico sino grave, mate, elegante al estrellarse contra la idéntica respuesta.
 Era necesario amañar su dolor para el hallazgo macabro del cuervo atraído por el perfume blanco de ella fuese más eficaz.
 Él oye al cuervo no sólo frente a los estrofas que escribe y que en medio de todo son una concesión sino entre dos cosas embozadas que se le han presentado muchas veces y se le presentaría siempre si viviese una vida sin fin.
Lo que él quiere es dar el secreto de la cabeza viva metiéndose en la muerte esperada, pero ante esa pretensión el cuervo le lanza su "¡Jamás!" tenebroso.
Él quiere revelar como la belleza quiere alargar el amor, envolverse en él como la serpiente se enreda a la serpiente, pero el cuervo vuelve a graznar su "Jamás" burlón con una burla de luto.
 El único animal que se burla y se eleva sobre el hombre es el pájaro.
 Poe pensó en el vampiro mudo, en los grandes murciélagos que chillan como monos, en el mirlo negro que también parla, pero que es por naturaleza frívolo, en el cuco burlón- y tan cuco como aprovecha del nido ajeno para empollar-y desde luego aparta de su mente al loro, al que habría que teñir de negro para darle misterio.
 Sólo el cuervo tenía dignidad para encararse con el hombre, repitiendo una sola palabra, porque es lacónico, como él solo.
 El cuervo de pico rojo amarillento y en el que sólo resalta el blanco de los ojos quedó como disecado frente a él como el doctor del diagnóstico final de la desahuciada.
 Con esa sinceridad subconciente del poeta se acogió Poe al único animal que si es el preconizador de la Verduga también es el último amigo del hombre, pues cuando ya es pura carroña y todos le han abandonado sólo él le encuentra exquisito.
  Siempre vestido de entierro es, además, el pájaro que el día de la resurrección vomitará sus cadáveres.
 En su torre de silencio apareció la silueta del cuervo que no mata sino espera. 
(...) En años anteriores, otro poeta de éxito universal en vida, Enrique Heine, había escrito en su cancionero un poema en que aparecía el cuervo cuya representación onomatopéyica en alemán era otro "Nevermore", un: "Kopf-ab!, Kopf-ab!", también con un extraño significado pesimista de "¡Fuera la cabeza!" o cosa por el estilo, es decir, una frase verduga para el alma y la esperanza.
 No he visto nunca hacer alusión comparativa a esta hermandad de los cuervos de esos dos grandes poetas que son Poe y Heine, aunque la crítica ha señalado concomitancia con otros poetas menores de su tiempo.
¿Leyó Poe la canción con estribillo de Heine en alguna revista de la época? Probablemente no supo de ella nada y se trate sólo de una coincidencia de grandes almas temerosas del destino, pero merece el hallazgo una aclaración.
 Los poetas de almas profundas y afines cuando están sobre la tumba son rápidas en captar la superación. Les basta el signo de la sombra de un ala que pasó.
 El poema de Enrique Heine repite de esta manera el estribillo:
 Para distraer las penas
De mi infortunado amor,
 A cazar, fusil en mano
Salí al bosque una ocasión;
Y el ave de mal agüero
Lúgubremente gritó:
Kopf-ab!, Kopf-ab!
Dejo en su lengua original el estribillo como se podría dejar en el poema de Poe Nevermore!, ya que según cuenta el mismo Poe eligió esa palabra y no la quiso abandonar más que por su significado por el poder de sus erres y por la largadura honda de su o. 
 En el poema de Heine hay también esa recámara trágica y ese incognital dramatismo, del posterior poema de Poe, pues ve en el bosque a su novia en brazos de otro amador y dispara sobre él, que cae bañado en sangre:
 Poco después -del verdugo
El cortejo aterrador
Conmigo al frente cruzaba
El bosque -¡paso veloz!
Y el ave de mal agüero
Desde la selva graznó:
¡Kopf -ab, Kopf-ab!

Algunos traductores al castellano de este poema de Heine agravaron su estribillo y tradujeron "'Degollación, degollación", llegando uno de ellos a cambiar el cuervo por otro pájaro, por el "¡Ya se acabó!", que según los naturalistas tiene un canto triste con cierto dejo humano que le hace lanzar en la noche del bosque ese "¡Ya se acabó!" que le da nombre.
 El caso es que en la onomatopeya del graznido el significado es lo de menos-pues a los más es aproximativo- y el segundo poeta puede ya haber mejorado el significado escapándose a la onomatopeya, siendo esta quizá la genialidad indiscutible de Poe, que además sin dudas de ninguna especie vio al cuervo no en su rama del bosque sino en su despacho y sobre el busto de Palas Atenea.
 (...) El cuervo se queda revoloteando por el mundo y en la lejana Inglaterra la gran poetisa que después había de ser la señora Browing y que entonces sólo era la señorita Barret, que está imposibilitada en un canapé forrado de raso azul, le escribe: 
" El cuervo ha producido en Inglaterra un paroxismo de horror. Algunos de mis amigos lo admiran por miedo y otros por la música que hay en su poema. Oigo hablar de personas perseguidas por el "Nunca más", y un conocido mío que tienen la desgracia de poseer un busto de Palas no puede ya soportarlo cuando llega el atardecer".
 Los misterios de un poema son como los misterios de una estrella, pero los editores, como hemos dicho, tientan a Poe para que de explicaciones sobre su composición, y el pobre Poe, que está lleno de miseria y que teme que se le escape el éxito, da explicaciones para el público de pionners , para los ingenieros, para los calculadores, suponiendo que su poema despeinado y terrorista, fue escrito con matemática y cálculo.
 Hasta revela que primero pensó que su interlocutor fuese el loro, puesto que es el animal que habla, pero eso le pareció grotesco.
 Cuando pasó el momento de la anécdota desgarrada de la que nace el poema, y frente a los que le reprochan por sentimental, quiere mistificar su arte y hacerlo superintelectual, sin pensar que la biografía le perseguirá con sus datos sangrantes.
 Quiere que se crea en una premeditación estética, pero como todo trastorno del espíritu trae barbaridades inversionadas, él invirtió los términos de la verdad.
 No se puede discutir sobre el motivo del poema. Es ganas de jugar al ajedrez estúpido de la hipocresía.
 Diga él lo que quiera cuando pasa el luto y no debe a los demás la explicación íntima.
 Ese cuervo no se hubiera presentado nunca si Virginia no hubiera tenido la tisis galopante- como raptada sobre el caballo galopador del caballero de la Muerte- y su atroz desconsuelo no hubiera vencido al sonsonete de la retórica y la poética.
 "Nevermore" quiere decir que si hay uno de esos cortes fatales de la vida que son los desahucios de muerte, no se repetirá nunca la felicidad habida.
 "Nunca más volverá a estar sana tu amada", fue la frase que sublimizó el Cuervo. 
   Mallarmé, que, como Baudelaire, sólo creyó en la "inspiración", se pregunta ante las falaces explicaciones de Poe: "¿Nos habrá inducido a error el poeta norteamericano?", y se contesta a sí mismo: "No. Lo pensado, pensado queda; y una idea prodigiosa se escapa de las páginas que, escritas con posteridad (y sin fundamentos anecdóticos, eso es todo) no por ello dejan de ser congeniales de Poe, sinceras. Esto es que todo acaso debe ser proscrito de la obra moderna, sin que pueda sino fingírsele en ella,; y que el aletazo eterno no excluye que la mirada lúcida escrute el espacio devorado por su vuelo".
 La explicación que Poe da del Cuervo es buena solo para los neófitos.
-Quiso envolver en su secreto mayor lo que ya era un secreto desgarrador y a voces.
 Quiso dotar de fría imaginación a su poema para imponerse a lo que a su alrededor querían que todo tuviese fría máquina y patente de invención. "Así me respetarán más", se dijo, y creó la falsa fórmula ingenieril del poema más sincero del mundo porque fue el estado agudo de su corazón desengañado al ver a su amada tuberculosa. 
 Pero cerremos la discusión. El viudo no quería ser un humano desgraciado, un poeta de la bohemia y del dolor. No le parece elegante para el provenir. No quiere estar manchado de esa sangre ni siquiera es del crimen. 
Pero el resumen más macabro es que el autor recibió por este poema que había de triunfar en el mundo entero, cinco dólares y una copia de él debida al mismo Poe que la hizo para regalarla a su amigo Samuel Whitaker, y que puede considerarse como el original, por haberse destruido el que sirvió en la imprenta del "Evening mirror" y que ha sido adquirida recientemente para el British Museum en la suma aproximada de cien mil dólares.
 Se declara enemigo mortal de la teoría de la inspiración y de la intuición estética del creador y así parece reaccionar contra los románticos que no aseguran el "proceso lógico" que él, tan fatalista y delirante, defendía ahora.
 Baudelaire aclara el acto inesperado de Poe, diciendo que esas declaraciones suyas eran la charlatanería a que a veces tiene derecho el poeta, y añade en concepto más aclaratorio lo siguiente:
 " La Poética -nos enseñaron siempre- fue construida y modelada en vista de los poemas. He aquí un poeta que pretende que su poema ha sido compuesto según su poética. Tenía, a la verdad, un genio altísimo, y más inspiración que nadie, si se entiende por inspiración la energía, el entusiasmo intelectual, y la facultad de mantener sus facultades siempre despiertas. Pero amaba también la labor pertinaz más que otro alguno; repetía con frecuencia -él, un original cumplido- que la originalidad es materia de aprendizaje, lo cual no quiere decir que sea cosa transmisible por medio de la enseñanza. El azar y lo incomprensible eran sus dos grandes enemigos. ¿Quiso presentársenos, por una jactancia singular y pintoresca como muchos menos inspirado de lo que era en realidad? ¿Disminuyó la aptitud gratuita de que era dueño, para atribuir a la voluntad el papel más brillante? Me inclinaría a creerlo; pero no hay que olvidar que el genio suyo, por ardiente y ágil que fuera, atesoraba íntima pasión por el análisis, por las combinaciones y cálculos. Uno de sus axiomas favoritos era, además, el siguiente: "Todo, en una poesía como en una novela, en un soneto como en un cuento breve, ha de cooperar al desenlace. Un buen autor tiene ya en vista su última frase, mientras escribe la primera". Gracias a ese método admirable, el escritor puede comenzar su obra por el fin y trabajar cuando se le ocurra en cualquiera de sus partes. Los fanáticos del delirio se rebelarán sin duda ante estas máximas cínicas; pero a cada cual le será dado tomar de ellas lo que bien le parezca. Siempre resultará útil mostrar cuánto beneficio puede, de la deliberación, conseguir el arte; y hacer notar a la gente mundana cuán intensa labor requiere este objeto de lujo que llamamos Poesía".
 La verdad sobre esta glosa es que en Poe logró, como él dijo en horas de menos coacción "una poesía escrita por la poesía misma".
 Pero sobre esos puros engaños del poeta -que se ha enterado de su poesía cuando se la han devuelto impresa- se espejea el agua manantial de la verdad. Poe, vestido de negro, con el rostro de actor poeta y de suicida lento, se levanta en las reuniones a petición de todos, recita su poema maravilloso.
 En sus últimos viajes de conferenciante por las opulentas y ajardinadas capitales de Norte América, en pie sobre el alto pedestal del estrado como número final, recita El cuervo , y la gente no quiere irse de la sala, porque quiere verle un rato más, ya que, según un testigo de aquellas recitaciones: "Poe era la mejor realización de un poeta, en fisonomía, aire y maneras, que jamás se haya visto y la insólita palidez de su cara aumentaba su interés melancólico".
  Nos hemos embozado en el cuervo y toda obra poética resulta sentimentaloide hasta que guardamos la capa maestra.
 Veamos a Poe con su negro gorro frigio en alma de corvacho, ya totalizado por su poema, hasta que, por fin, en el malecón último, borracho de vino y de muerte, oiga el "Nunca más", como último aviso y despedida. (*)
 
(*) Fuente: Ramón Gómez de la Serna , "El cuervo y la muerte", en Edgar Poe. El genio de América, Buenos Aires, ed. Losada, 1953, pp. 89-104 (versión parcial).
 



Ramón Gómez de la Serna Puig 
Madrid, 3 de julio de 1888 -
Buenos Aires, 12 de enero de 1963
 fue un prolífico escritor y periodista vanguardista español, generalmente adscrito a la generación de 1914 o novecentismo, e inventor del género literario conocido como greguería. Posee una obra literaria extensa que va desde el ensayo costumbrista o la biografía (escribió varias: sobre Valle Inclán, Azorín y sobre sí mismo: Automoribundia) hasta la novela y el teatro. Su vida y obra es una ruptura contra las convenciones. Es así una encarnación con el espíritu y la actuación de las vanguardias, a las que dedicará un libro llamado Ismos. Su obra es extensa y su eje central son las greguerías: un género iniciado por él, como un conjunto de apuntes en los que encierra una pirueta conceptual o una metáfora insólita. Suelen ser de varios tipos: chistes, juegos de palabras, o incluso también como apuntes filosóficos.
«Ramón», como le gustaba que le llamaran, escribió un centenar de libros, la gran mayoría traducidos a varios idiomas. Divulgó las vanguardias europeas desde su concurrida tertulia en el Café de Pombo inmortalizada por su amigo, el pintor y escritor expresionista José Gutiérrez Solana. Escribió especialmente biografías donde el personaje reseñado era en realidad una excusa para la divagación y la acumulación de anécdotas, verdaderas o inventadas.


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