Hoy se cumplen 45 años de los llamados “Sucesos de Vitoria” con Fraga y Suarez al mando de las fuerzas del orden. Después de un día muy movidito, los trabajadores se reúnen en asamblea en una Iglesia. Al negarse a salir la policía los gaseó, apaleó y sus disparos dejaron 5 muertos.
Así empieza el “cuanto peor mejor” que nos lleva un año después a la "Semana negra" que hizo temblar la transición y que culmina con los asesinatos de los abogados de Atocha.
“Ayer, Madrid llegó a sufrir un amago —¿solo un amago?— de noche de los cuchillos largos. Asistimos a una conspiración contra el Estado”, señalaba un editorial publicado en la portada de EL PAÍS. Y añadía: “La transformación por vía pacífica de la dictadura en una democracia hubiera sido insólita y hubiera pasado a los anales de la ciencia política. Era necesario, para algunos, intentar dinamitarla, y esta operación es a la que estamos asistiendo”. "Solamente en aquellos días de enero vi seriamente amenazada la Transición” reconoció posteriormente el exministro Martín Villa.
Vivimos momentos muy heavys en aquellos años. La sociedad estaba convulsa, eran los 70 y los estudiantes y las manifestaciones, huelgas, asambleas, votaciones, discusiones, panfletos, broncas y violencia en la Facultad de Derecho eran tan habituales como las partidas de póker en el bar. Estábamos dando clase y el alboroto iba en aumento. El profesor pidió que cerráramos las puertas y siguió hablando, pero nuestros pensamientos no interpretaban sus palabras sino las que venían de afuera. El volumen iba en aumento y pronto nos miramos sin saber qué hacer. Un bullicio de gritos y voces acompañó al estruendoso galopar de la caballería, que otro día más, invadía tanto los pasillos y las aulas como el horror y el miedo de los presentes. Salí corriendo, y esquivando me crucé con "Billy el niño", pistola en mano, campando por sus respetos. Al cruzar la puerta de salida un grito destacó del bullicio ¡¡¡Márquez, corre, sube!!! La voz salía de un coche en marcha. Era José Máría Ruíz Gallardón, gran compañero y amigo, quien al verme noqueada me liberó de aquel espanto. Un tipo estupendo al que no le acompañó la suerte ni los compañeros de vida.
Al día siguiente, un corrillo de amigos envueltos por el humo del tabaco que inhalábamos y exhalábamos con frenesí, comentábamos excitados las experiencias vividas los últimos días que habían sido un no parar. A mi lado estaba uno al que había visto llegar caminando con dificultad. Preocupada le pregunté ¿Y a ti, qué te ha pasado? Nada, es que llevo una barra de hierro. ¿Perdona? Los Guerrilleros de Cristo Rey nos han amenazado con venir y … Y llegaron, amenazaron, sacaron sus armas y se armó de nuevo.
Nunca he podido con la violencia, no la entiendo, no la comparto, me supera y paraliza. La única pelea en la que recuerdo haber participado con alegría fue tirándoles a los grises bolas nieve.
Mi primer viaje al extranjero, con 24 años, me llevó a Londres. Mi primer paseo a una manifestación. Cuando oteé la masa de asistentes y de bobees sólo quería irme. Iba acompañada de un actor español residente allí que cuando me vio la cara empezó a reírse y a calmarme “No te preocupes. Aquí no es como en España. La policía esta para defender a los manifestantes”. Aquella frase se me quedó grabada. Seguimos a nuestra bola y no pasó nada. Otro país, otras costumbres democráticas.
Los años han pasado y mi lucha por un mundo mejor forma parte de mi ADN y he protestado, reivindicado y acudido a muchas manifestaciones, a pesar de lo que me agobian las multitudes. En contadas ocasiones la violencia ha estado presente, por eso me llamaba la atención cuando escuchaba o leía con frecuencia que había habido disturbios y enfrentamientos con la policía.
Provocar un altercado es muy fácil y si hay gente joven o mayores muy jodidos el resultado está cantado. Cuando lo has perdido todo, cuando ya no te queda nada, cuando la justicia no es justa, cuando el ascenso judicial no es por méritos sino por cuota política, cuando la política se reduce al y tú más, cuando los políticos corruptos se van de rositas, cuando no se devuelve el dinero, cuando las instituciones no son ejemplares, cuando la mentira fagocita la verdad, cuando twitter es quien marca los titulares de la prensa, cuando la prensa está en manos del dinero, cuando contrastar información no se lleva, cuando la ética y los valores están demode, cuando mentir, difamar, violentar sale tan barato… la violencia es una válvula de escape. Porque el dolor, la rabia, la desesperación, la injusticia, la tremenda desigualdad explota aunque no quieras… y los que están moviendo los hilos lo saben. Por eso yo me pregunto ¿Quién provoca los altercados? ¿Quién quiere desestabilizar el país?¿Quién sale favorecido con estos actos vandálicos? ¿Por qué hay tan pocos detenidos? ¿Quién está detrás de todo esto?
No sé por qué, lo que estoy viviendo ahora me recuerda tanto a lo que viví en los 70. No en la forma pero sí en el fondo. Desestabiliza que algo queda.
Ruíz Gallardon y yo siempre pensamos que cada uno estaba en el sitio equivocado. Cuando nos encontrábamos nos divertíamos mirándonos a los ojos y espetándonos “Márquez, tú estás confundida. Tú no eres de izquierdas” “El que está confundido eres tú creyéndote de derechas”
Confundidos o no nos hicimos amigos, las diferencias se hablaban y la convivencia fue posible. Sólo hay que ponerle ganas.
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