GRACIA MONTES
Su primer debut teatral fue en 1953 con el espectáculo "La copla por bandera", en Madrid. Sin demora, gracias a su voz privilegiada, se presentó, con sólo 13 años, a las Galas Juveniles realizadas cada mañana de los Domingos en el sevillano Teatro Cervantes, donde el público aplaudió y admiró sus florecientes cualidades artísticas, incorporándose muy pronto a los espectáculos de diversas compañías, como la del cantaor Pepe Pinto y Pastora Pavón y en la de variedades de Mercedes Vecino y Los Gaditanos. Pastora Pavón fue una mujer a la que Gracia Montes siempre admiraría, uno de sus ídolos junto a Fernanda de Utrera y Bernarda de Utrera. Pastora, maestra indiscutible del cante hondo, fue la primera artista que Gracia escuchó. Por esta razón, algunos críticos de la época decían que la velocidad de su voz recordaba a la más grande cantaora nacida en la Alameda de Hércules, así como la dolencia en su pellizco flamenco que tanto caracterizó su emblemática discografía... http://es.wikipedia.org/wiki/Gracia_Montes
LA NIÑA DE PUNTA UMBRÍA... Pasodoble bandera en la trayectoria profesional de GRACIA MONTES, voz de cristal de bohemia, cristales que se rompen al llegar a su garganta privilegiada. Esta actuación pertenece al programa ESA COPLA ME SUENA, que presentó María del Monte. Fecha de emisión: 15 Octubre 1998.
Ella, Cinta del Conquero,
con el primor de un coral.
Él, Manuel el marinero,
moreno de yodo y sal.
Se vieron en Punta Umbría,
entre la ría y el mar,
una tarde que salía
con su Falucho a pescar.
¿Me quieres, me quieres mucho?
¡Dime, dímelo, Manuel!
Lo juro por mi Falucho,
que te quiero más que a él.
Y así un día y otro día
los novios de Punta Umbría.
Qué bonita, qué bonita,
la novia del marinero.
Que bonita, qué bonita,
tiene al aire su carita
de la Virgen del Conquero
cuando sale de la ermita.
Cuando despide a su amor,
entre la mar y la ría,
es lo mismo que una flor,
la niña, la niña de Punta Umbría.
Cinta viene hasta la ría,
por el recuerdo de él,
todo es luto en Punta Umbría,
porque no volvió Manuel.
Y está muerta por la pena,
y es un sollozo su voz:
¡Me lo ha robao una sirena
y me quedé sin su amor!
Dos fuentes de un salinero,
son su ojos al llorar.
Amores de marinero,
se los lleva siempre el mar.
Y así un día y otro día
la niña de Punta Umbría.
Triste, sola, triste y sola,
con su semblante de pena.
Triste, sola, triste y sola,
llorando al pie de las olas,
ya no es más que una azucena,
la que fuera una amapola.
A la orillita del mar,
mirando la lejanía,
no se cansa de esperar
la niña, la niña de Punta Umbría.
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