Queridos padres,
El día 12 volveré a salir a la calle como hice el
Mayo de hace un año, no voy a celebrar ningún aniversario en plan
nostálgico como dice la prensa, ni tengo ninguna intención de
enfrentarme con los antidisturbios; sólo pretendo volver a reunirme con
todos aquellos que hemos dejado de creer que este sistema nos
representa.
Los políticos, la policía, y los medios, buscan en la
dirección equivocada. Tratan de ponernos contra las cuerdas, de resumir
la convocatoria en términos de éxito o fracaso en función de la carne
movilizada, pero es inútil. Sus amenazan no ponen en peligro nuestra
estrategia, porque sencillamente no hay plan.
Ellos necesitan una hoja de ruta que les quepa en los
periódicos y en las cámaras, y un grupillo de líderes a los que poder
manipular. Lo llaman caos, porque hablan desde los papeles, y por ahora
son incapaces de pararse a pensar la lucidez que se requiere para
lanzarse a la calle sin una agenda de obligado cumplimiento, con la
única intención de ir cambiando el mundo, poquito a poco.
Lo que ellos nos atribuyen como objetivos: llenar las
plazas, desafiar la prohibición de interior y atrincherarnos en una
acampada, son medios nada más. La verdadera revolución, aquello que de
verdad les amenaza no está en ninguna plaza, está en el cambio que miles
de personas hemos decidido incorporar a nuestras vidas. Una revolución
silenciosa e íntima imposible de retratar, definitiva y total.
Personalmente, no voy a pedirle a nadie que no haga
nada que yo no haría, entenderé que el policía cargue cuando se lo
ordenen, que el periodista manipule cuando se lo exijan, que el político
mienta presionado por su partido, y que todos ellos justifiquen las
decisiones que tomen como quizá haría yo si sintiera que de ello depende
mi trabajo. La tolerancia al miedo ante el despido o las represalias
definirá el grado de ajuste al rol asignado, el grado de encuentro y la
responsabilidad de lo común irán abriendo la desviación sobre lo
acordado, y estableciendo un nuevo campo de juego, pero todo a su
tiempo.
A vosotros, padres, sólo puedo deciros que si salís
conmigo el sábado, si desafiáis vuestro rol de idealistas retirados, si
rompéis las normas y esa noche cenáis conmigo en el suelo de Sol; si os
alejáis aún más de lo escrito y vemos amanecer juntos la mañana del
domingo, prometo encontraros los mejores cartones de la plaza y traeros
churros de San Ginés para manteneros calentitos.
Un besazo.
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