El deporte mental fue una obsesión para el eminente filósofo español (1864-1936) durante toda su vida
La pasión del ajedrez degenera a veces (pocas) en obsesión. Un ejemplo
claro es el del brillante filósofo bilbaíno Miguel de Unamuno, escritor
de la generación del 98, que también fue diputado por Salamanca
y rector de esa Universidad, de cuya muerte se cumplieron 80 años el
pasado día 31. Como también le ocurrió a su coetáneo Santiago Ramón y
Cajal (1852-1934), premio Nobel de Medicina, Unamuno necesitó mucha
fuerza de voluntad para que el ajedrez no lo desviase de su carrera
profesional.
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