El olvidado origen del Día de la Madre: La proclama pacifista contra las guerras quedó muy lejos de la celebración comercial
Aunque
 muchos crean que el Día de la Madre es una jornada simplemente 
comercial, cuyo origen es simplemente atribuible al afán de estimular 
las ventas, lo cierto es que fue una proclama antibelicista y una 
convocatoria a un congreso mundial de madres, lo que dio inicio a la 
fecha en cuestión.
Corría 1870, cuando la escritora estadounidense Julia Ward 
Howe, una pionera del activismo, el abolicionismo de la esclavitud y los
 derechos de las mujeres, convocó a todas las madres del mundo a 
rebelarse contra la guerra, en una desgarradora proclama pacifista que 
mantiene plena vigencia.
En la proclama se convocaba a un Congreso Internacional de 
Madres buscando promover alianzas entre diferentes naciones y el arreglo
 sin belicismos de cuestiones internacionales. Las buenas intenciones de
 la primera mujer electa para la Academia Estadounidense de Artes y 
Letras, en 1908, apenas lograrían que el Congreso de su país, votara en 
1914, a instancias del presidente Woodrow Wilson, la celebración anual 
del Día de la Madre.
La idea se concretó pero jamás tuvo efectos reales
Su idea de un congreso de madres, no logró verla concretada 
en tanto escribía por aquellos días que las mujeres “están más 
interesadas en la promoción del sufragio femenino que en idear una 
protesta mundial de mujeres contra las crueldades de la guerra”.
Sus ideas no obstante fueron tomadas por Anna Jarvis, un ama
 de casa que organizó a las mujeres durante la Guerra Civil para 
trabajar en mejorar las condiciones sanitarias de los hijos heridos en 
combate y en 1868 comenzó a trabajar para conciliar los vecinos de la 
Unión y la Confederación. Su hija también Anna Jarvis, cuando su madre 
murió, promovió la idea del día de las madres. En 1873, mujeres en 18 
ciudades estadunidenses realizaron una reunión del Día de las Madres, y 
en Virginia Occidental en 1907 se celebró el primer congreso, que no 
tuvo mayores efectos reales.
La proclama original de Julia Ward, es aún material de estudio en EE.UU.
“¡Levántense, mujeres de hoy! ¡Levántense todas las que 
tienen corazones, sin importar que su bautismo haya sido de agua o 
lágrimas! Digan con firmeza: ‘No permitiremos que los asuntos sean 
decididos por agencias irrelevantes. Nuestros maridos no regresarán a 
nosotras en busca de caricias y aplausos, apestando a matanzas. No se 
llevarán a nuestros hijos para que desaprendan todo lo que hemos podido 
enseñarles acerca de la caridad, la compasión y la paciencia’. Nosotras,
 mujeres de un país, tendremos demasiada compasión hacia aquellas de 
otro país, como para permitir que nuestros hijos sean entrenados para 
herir a los suyos. Desde el seno de una tierra devastada, una voz se 
alza con la nuestra y dice ‘¡Desarma! ¡Desarma!’ La espada del asesinato
 no es la balanza de la justicia. La sangre no limpia el deshonor, ni la
 violencia es señal de posesión. En nombre de la maternidad y la 
humanidad, les pido solemnemente que sea designado un congreso general 
de mujeres, sin importar nacionalidad, y que se lleve a cabo en algún 
lugar que resulte conveniente, a la brevedad posible, para promover la 
alianza de diferentes nacionalidades, el arreglo amistoso de cuestiones 
internacionales”.


 
 
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