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lunes, 19 de septiembre de 2011

NOTICIAS EN PLANO CORTO... sin comentarios

365 días sin Labordeta
¡A LA MIERDA!


http://www.10lineas.com/labordeta/ybio.htm#
La voz de Aragón
Nacido en 1935 en Zaragoza. Profesor de instituto en excedencia. Ha escrito libros de poesía, novela, viajes y cientos de artículos periodísticos. Ha presentado y escrito programas de radio y televisión, el último, doce documentales sobre la España rural Un país en la mochila (TVE), se ha estrenado en octubre del 2000. Cantautor comprometido con la democracia y Aragón, amenaza con lanzar un nuevo disco -el diecisiete- en primavera.
  Lúcido, escéptico, socarrón y melancólico, ha estado siempre en la lucha política. Fundador de la revista Andalán y del Partido Socialista de Aragón (PSA), se ha presentado varias veces a las elecciones por partidos de izquierda. Ha sido diputado de las Cortes de Aragón por la Chunta Aragonesista, cargo que abandonó al ganar un escaño con la misma formación en el Congreso de los Diputados en 1999.
Su canción El canto a la libertad se ha convertido en el himno de Aragón.

Un texto inédito de Javier Delgado sobre el momento en que conoció a Labordeta en el año 71.


Un tímido osado
y comprometido


©   A N T O N I O   P É R E Z   L A S H E R A S
"Nací en Zaragoza en el año 1935, en el seno de una familia pequeño-burguesa e ilustrada. En mi casa igual se leía a Virgilio que a Lautremont. Tuve una infancia secretuda y llena de escondites donde guardaba mis ansias de ser un hombre. No fui buen estudiante pero sí buen amigo de mis amigos. De mi hermano Miguel heredé el ansia de escribir y de mi hermano Manuel la de cantar. ¡Él sí que cantaba bien!
De mi padre heredé los silencios y de mi madre la desconfianza hacia el ser humano.
Escribí versos, me reí con mis amigos y el franquismo me puso la cara seria hasta tal punto que, durante unos años, olvidé el reírme. Tan tarde empecé que ahora mi risa es un rictus un tanto conejil.
Un día me puse a cantar, pero nunca me lo tomé muy en serio porque estaba convencido de que ése no era mi oficio.
Oficié en Andalán con unos colegas inconscientes y seguí convencido de que lo mío era pasear por las mañanas en la zaragozana gusanera.
A mis veintitrés años vi por primera vez el mar, desde lo alto del Campamento de Milicias Universitarias de Castillejos. Desde allí descubrí el cabo de Salou. Luego vi el Cantábrico y entendí a los poetas ingleses.
Ahora sólo me produce intranquilidad el fax. Lo demás, a mi edad, ya casi lo tengo todo controlado, menos la vida, naturalmente" ( 1 ).

Si existe un personaje que pueda considerarse emblema de la conciencia político-social aragonesa ése es, sin lugar a dudas, José Antonio Labordeta. Con su voz a cuestas, José Antonio ha hecho más por la difusión de lo aragonés fuera y dentro de nuestras fronteras que muchos y muy sesudas monografías sobre cualquier aspecto de nuestra cultura.
Resulta curioso observar que, si como poeta, José Antonio ha tenido que vivir en numerosas ocasiones a la sombra de su hermano, Miguel, como persona pública ha sido él quien ha solapado la oronda figura del mayor de los Labordeta. Su imagen ha sido símbolo de todas las causas perdidas -de "todas las banderas rotas", como dice en una canción-, reivindicador de todas las injusticias, sobre todo de las tocantes a la transterración de tantas personas que han tenido que abandonar su viejo y "pequeño país" "con la casa a cuestas" y vivir con el corazón partido el abandono y la progresiva desertización -física y humana- de esta tierra que sigue siendo, a pesar de tantos, Aragón. A veces, le han confundido con Joaquín Carbonell o con "La Bullonera" -nombre de un dúo de cantautores aragoneses, formado por Eduardo Paz y Javier Maestre-.
Fundador de Andalán, junto a su alma mater, Eloy Fernández Clemente; del PSA -Partido Socialista Aragonés, junto a otros amigos, como Emilio Gastón o Santiago Marraco-; colaborador del PCE; finalmente, ha prestado su apoyo a la CHA -Chunta Aragonesista-, por considerar que era el grupo político que mejor podía defender la esencia del aragonesismo de izquierdas, partido con el que ha llegado a ser Diputado en las Cortes de Aragón y, finalmente, el primer Diputado en las Cortes Españolas por esta formación política (desde 1999). Entre tanto movimiento, habría que citar a la IDA -Izquierda Depresiva Aragonesa-, partido político-social-imaginario al que siempre fue fiel ( 2 ).
   Profesor de Historia, político, poeta, novelista, editor, articulista, memorialista, particular cronista del acontecer diario, desautomatizador de rutinas aburguesadas, actor, realizador de televisión (Un país en la mochila),... pese a todo, creo que lo que más impresiona de José Antonio Labordeta es su persona.


Cantando con Luis Pastor

Descreído, socarrón, escéptico hasta del mismo escepticismo, parece que ha realizado las cosas como por casualidad, porque le tocaba y estaba allí, sin creerse nunca que lo que estaba haciendo tuviera alguna trascendencia. Pero sólo lo parece, porque forma parte de una muy especial forma de ser: una combinación poco frecuente: un poco ácrata, un mucho socarrón; irónico y depresivo; un ser contradictorio que no esconde sus contradicciones,... hombre al fin y sobre todo, timidísimo, osado que sitúa el arrojo de su osadía siempre en la cola de la quimera que vuela hacia la utopía.
   José Antonio Labordeta Subías nació el 10 de marzo de 1935 en el viejo caserón de la calle del Buen Pastor, número 1, donde su familia regentaba el colegio con internado Santo Tomás de Aquino. Sus primeras imágenes y los primeros recuerdos tienen como referente más inmediato la guerra civil: la preocupación, el miedo, los familiares huidos, la casa llenándose de gentes extrañas,... pero también los momentos de exploración, de posibilidades de recorrer solo las inmensas salas del caserón, de inventarse un mar en el que navegara el Mercado Central, de sentirse abandonado por corredores y pasillos infinitos.
  La muerte de su padre, don Miguel, en 1953, además de la asunción de la dirección del Colegio de Santo Tomás de Aquino por parte de Miguel hijo, supuso el apadrinamiento del hermano mayor sobre el menor de los Labordeta -ya con el matrimonio de su hermano Manolo, José Antonio pasó a alojarse en la misma habitación que Miguel, estrechándose al máximo la adoración del niño por el hermano catorce años mayor-.
  Tras cursar sus estudios primarios en el Colegio Alemán de Zaragoza y en la escuela familiar -con Emilio Gastón y Vicente Cazcarra como compañeros-, donde concluye el Bachillerato, se matricula en Derecho y, finalmente, se licencia en Filosofía y Letras por la Universidad de Zaragoza.
clik para verla
Labordeta fecha esta foto en el año 53, a la entrada del Parque Primo de Rivera.
Los cuatro del centro: Emilio Gastón, José Antonio García Dils, Labordeta y Fausto Alcolea.
Agachado, Fausto Lambea.
Los dos de arriba: Manuel Sopeña y Jesús Lafuente.
( Para verla a su tamaño, pinchar en la foto )

En esos años universitarios, su presencia en las aulas se limitó a las fechas de los exámenes, aunque sí que asistía asiduamente a esa particular universidad que supuso para los más jóvenes la tertulia del Niké. Como fruto de esta actividad, surgirá la revista Orejudín, curiosamente subtitulada Establecimiento metalírico, que publica seis entregas entre 1958 y 1959. Esta revista marca los comienzos literarios del joven Labordeta. No eran, sin embargo, las primeras publicaciones sueltas de este autor, ya que sus primeros escritos aparecieron en la revista escolar del Santo Tomás de Aquino, Samprasarana. Más adelante, sus poemas, sus cuentos y sus artículos críticos fueron apareciendo en las distintas revistas surgidas al amparo de la tertulia del Niké y en el seno de la OPI (Oficina Poética Internacional). Colaboró con frecuencia, entre 1958 y 1964 en Papageno, Despacho Literario, Poemas, y, lógicamente, en Orejudín ( 3 ). El título de la publicación fundada por José Antonio Labordeta procede del último verso del poema que abre la publicación, firmado por el propio director.

Rosendo Tello ha analizado con profusión -y no siempre con ecuanimidad- esta publicación; sobre la composición en cuestión, titulada "Camilo Estrellas", comenta que el poema se presenta como una editorial de la revista, ya que proponía, "además del título, un ideal de libertad, vital y expresiva, frente a la realidad, no sólo estética, sino de salvación de la realidad social mediante la inocencia de su personaje, un burro en el que se imantan líneas de ensoñación ideal, 'Estrellas hasta arriba'. Una realidad, sin absurdo, no por eso menos crítica y transmutada en libertad de actuación" ( 4 ) .

La revista, en líneas generales, manifestaba un "descontento personal y social" que el propio Labordeta todavía no era capaz de expresar en su medida exacta ( 5 ). La revista publicó como anejos una serie de libros hasta un total de diez, entre ellos los primeros de Fernando Ferreró (Acerca de los oscuro, 1958), Rosendo Tello (Ese muro secreto, ese silencio, 1959) y del propio José Antonio Labordeta (Sucede el pensamiento, 1959), además de uno de Manuel Pinillos (Debajo del cielo, 1960) y una autoantología de su hermano Miguel (Memorandum, 1960).
Fotografía de José Luis Pomarón (1925-87)
tomada el año 1960. Clic para verla grande (30 K.)
Tras dos años de lectorado en la Univérsité de Provence, en Aix-en-Provence, su hermano Miguel le recomienda que se prepare unas oposiciones de Enseñanzas Medias, como profesor de Geografía, Historia y Arte. Las gana y su primer destino será el INB "Ibáñez Martín" de Teruel, donde ejercía como director Eduardo Valdivia. Y allí va con su mujer, Juana de Grandes, que también ejercerá como profesora en el mismo centro, con quien se casó el 29 de septiembre de 1963 poco antes de marchar a Teruel, hospedándose en una pensión cercana a la plaza del Torico.
Colegio Menor San Pablo en Teruel: Eloy Fernández Clemente (que ha cedido la foto), Agustín Sanmiguel, Jesús Oliver, Florencio Navarrete y Pepe Sanchís Sinisterra.
Los años de presencia de José Antonio Labordeta en Teruel todavía son recordados en la ciudad con simpatía. Por sus aulas pasaron personas como Joaquín Carbonell o Federico Jiménez Losantos, quien define esos momentos con gran atino: Cuando conocí por primera vez a Labordeta tenía catorce años y cuando empecé a tratarlo, y más que a tratarlo, a quererlo, a admirarlo, quince. Fue en el Instituto de Teruel, y luego en el recién fundado Colegio Menor "San Pablo" al que nos trasladamos en bloque todos los becarios del "General Pizarro", ávidos de la libertad y, por qué no decirlo, de la novedad que aquellos profesores jóvenes traían de golpe a nuestras vidas. En el Instituto reinaba Eduardo Valdivia; en el Colegio, su dueño y fundador benevolente, Florencio Navarrete; y en ámbitos más eclesiales, o entre eclesiales, editoriales y políticos, Eloy Fernández Clemente; pero los que realmente se llevaban el gato al agua eran Labordeta y Pepe Sanchís Sinistierra, dos tipos absolutamente diferentes que resultaron complementarios. Había otros muchos profesores de entonces realmente maravillosos [...]. Era aquel un centro absolutamente disparatado [...]. A mediados de los sesenta, Teruel era lo más progre de España, lo que pasa es que España no se daba cuenta. Y Teruel, tampoco ( 6 ) ( * ).
En Teruel pasó la familia Labordeta-Grandes siete años (1963-1970); allí nacieron dos de sus hijas (Ana y Ángela, a la que se sumaría Paula, nacida ya en Zaragoza). Hay que recordar, además, que por esos años también pasó por Teruel José Antonio Rey del Corral (1965-1995) y que es en la ciudad mudéjar donde José Antonio Labordeta comenzó su actividad más pública: la de cantautor.
Fue en 1968 cuando surgió lo que se denominó años más tarde "Canción Aragonesa", con Labordeta, Joaquín Carbonell y Cesáreo Hernández, todos ellos residentes en el Colegio Menor San Pablo, y fruto de este esfuerzo común surgió el primer disco conjunto. José Antonio Labordeta ha contado la historia de este acontecimiento: Pero este disco era el producto visible de un esfuerzo colectivo de gentes que, anónimamente, iban haciendo textos y músicas y que, con aire clandestino, cantaban en los días de fiesta colegial. Allí, en aquellas cuatro canciones, estaban las largas horas de audición y de charla en casa de Sanchís; los arrebatos "baturros" de Eloy; las primeras canciones de Joaquín y los hermosos dúos con Cesáreo y textos de Federico. [...]
  Hay dos fechas importantes para historiar la historia de estas gentes: el catorce de noviembre del setenta y tres y el diecisiete de mayo del setenta y cinco. En la primera, y con un Teatro Principal a bote, se iniciaba la andadura colectiva de muchas esperanzas que histerizaron a viejos fascistas locales y que ya por entonces volvían a anunciar grandes debacles si no se nos paraba muy deprisa. [...]
  Y dos años después, en aquella jornada de Huesca, cuando la gente -eran más de cinco mil los que allí estaban- poniéndose en pie se tomaba de las manos y todos nosotros subidos en la escena cantábamos con lágrimas tremendas en los labios: Habrá un día en que todos, al levantar la vista... Éramos ya realidad lo que hacía unos años era aún balbuceo aparente. El camino estaba abierto y por allí íbamos a caminar hasta el cansancio. [...] Y seguimos, como homenaje a los que estuvieron con nosotros. Y seguimos, como compromiso con los que siempre creyeron en nosotros. Y seguimos, porque las más hermosas palabras que sobre esta tierra nuestra se han dicho, las dijimos nosotros, y aunque sólo fuese por eso, tendríamos el derecho y el deber de estar despiertos ( 7 ).
También en Teruel nació el proyecto de realizar un rotativo quincenal, que creara una conciencia aragonesa: el germen de Andalán surgió de la confluencia de Eloy Fernández Clemente -por entonces profesor en diversos centros turolenses: jefe de estudios del Colegio Menor y profesor interino del Instituto- y José Antonio Labordeta: Caían los meses como muertos enormes sobre todos, y el sesenta y nueve se abría con un estado de excepción en el que todos los amigos -amigos clandestinos- huían [...]. Eran años [...] cubiertos de amargura. Y en esta tierra los mostrencos-paletones lo acotaban todo, absolutamente todo. No había espacio ni para tomar el aire. Pero en Teruel -mudicos de la historia paletona- Eloifus el divino [Eloy Fernández Clemente] tomó la iniciativa de acometer, como una gran locura, la subida total hacia el gran Sinaí de la esperanza. Y sonreímos todos, benévolamente, pero reímos por lo bajo, como diciendo: "¡qué cosas tienes, Eloy, majico!". Y el intrépido acometió la empresa pavorosa de fundar un diario, sin más perras que las perras que daban los tristes salarios, y sin más apoyos que unos locos vencidos por la luz cegadora de la verdad contada en horas de vigilia por este Eloy cachondo, visionario ( 8 ).
Y así, un poco por casualidad, un mucho por voluntad, parece que José Antonio Labordeta ha estado siempre donde había que estar, allí donde se ha ido creando la conciencia aragonesista de izquierdas; allí donde había que levantar la utopía y la esperanza, aun a sabiendas, en ocasiones "que nada es la respuesta", como diría su hermano Miguel; allí donde la amarga soledad debía convertirse en acto solidario.
Teruel supuso en la biografía espiritual de José Antonio el contacto con una realidad social para él desconocida hasta entonces: el campo, los masoliveros, ese mundo rural tan mitificado como desconocido por los intelectuales de procedencia pequeño-burguesa. Sus primeras canciones manifiestan este descubrimiento: la dureza en que viven las gentes de esos lares. Es también importante este momento por suponer el asentamiento de su voz poética, la asimilación y la creación de un yo poemático que pasa a representar "la voz de los sin voz", el nosotros de quienes no son capaces o no pueden levantar su propio mensaje.
En 1970, José Antonio Labordeta se desplaza a Zaragoza, "primero como director de una filial en el barrio de La Paz (donde conoce la dura situación social, el lumpen, la picaresca y la hondura humana de un alumnado bien diferente) y luego en los institutos Pignatelli y del Alto de Carabinas" ( 9 ); con él va, de nuevo, Eloy -nombrado Jefe de Estudios del Colegio Santo Tomás de Aquino a partir de 1971-; la unión permitirá ahora el nacimiento de Andalán -en septiembre de 1972-; en Zaragoza pudieron contar con muchas más voces y plumas nuevas para llevar a cabo la empresa.
José Antonio Labordeta creó una sección fija, denominada "El dedo en el ojo", con un narrador, "Polonio Royo Alsina", desde el número dos hasta la muerte de Franco, con exilio en Pau incluido; es Polonio el fundador de la IDA (la Izquierda Depresiva Aragonesa). A estas crónicas le sucedieron las cartas del tío Lamberto.
Las consecuencias culturales, políticas e, incluso sociales, de este rotativo son inmensas para el futuro de Aragón. Andalán, mirado desde la distancia y la lejanía del tiempo, representa el despertar de la conciencia social y cultural de esta tierra de oprobio y olvido, pero también supone un claro referente que nos indica dónde estaban y dónde están gran parte de nuestros dirigentes políticos y culturales, cuáles fueron sus "pecadillos de juventud" o, en versión más moderada, dónde terminaron las utopías del sueño arcádico. Pero, con todo, su labor de creación de conciencia aragonesa -más que aragonesista en sus comienzos-, la búsqueda de raíces, el asentamiento de unas claves que permitieran hablar de identidad, son, sin duda, méritos que deben apuntarse en su haber. Por ejemplo, en buena parte, el Seminario de Estudios Aragoneses partió de la iniciativa de Andalán ( 10 ).


Primera actuación en el pueblo turolense de Jorcas, en el año 75. Desde entonces, nunca ha faltado a esta cita.





Ya en los años ochenta, Labordeta solicita una excedencia y abandona la docencia, dedicándose a los recitales (ahora con mayor acompañamiento musical), al columnismo periodístico y, eventualmente, a la interpretación (cine y televisión, principalmente); después anuncia su retirada de los escenarios,


Concierto de despedida en la Plaza del Pilar de Zaragoza, 4 de octubre de 1991. Foto: Antonio Ángel / La Vanguardia.

pero sabe que está condenado a seguir cantando, aunque tampoco él conozca la razón. Y, así, incluso cuando la canción de autor parecía haber pasado a mejor vida, su voz siguió levantando ánimos y lágrimas escondidas que rodaban por mejillas más tersas y rosadas.
Aguantó modas y modos y modales más o menos intempestivos, alcaldes y pueblos, renovó canciones para seguir cantando las mismas, las que todos se sabían, porque el canto es un ejercicio colectivo, catártico, que precisa de un sacerdote que realice la liturgia, trabajó como realizador de televisión con los excelentes reportajes que son Un país en la mochila, donde paisajes y hombres se funden en el misterio de cada atardecer, aguantó carros y carretas hasta verse -todavía sin creérselo demasiado- en el Congreso de los Diputados de la calle San Jerónimo de la Villa y Corte como una de las señorías más requeridas y queridas, solicitadas y solícitas.

Último DNI en formato antiguo. ( Pasar el cursor para ver el reverso ).
Así, fin de milenio y principio de uno nuevo nos auguran mucha vida en un personaje que, a sus sesenta y cinco años, sigue proclamando que Aragón fue un invento de Eloy Fernández Clemente en una tarde-noche de nostalgia depresiva. Pero, resulta que, lamentablemente, Aragón necesita ser re-inventado cada pocos años porque el silencio nunca se escucha hasta que se hace aterrador.

©   A N T O N I O   P É R E Z   L A S H E R A S
OCTUBRE DEL 2000


En Alemania, mayo del 95.






























1 Solapa de Tierra sin mar (1995).






Madrid, 1999.
Foto: PACO MANZANO






























2 Cuando, en una entrevista, le preguntaron a José Antonio Labordeta por su depresión, contestaba: "Bueno, es que yo no me considero depresivo a secas, sino de la IDA, de la Izquierda Depresiva Aragonesa, lo cual ya no es lo mismo. El hecho de ser de la IDA ya supone que, a pesar de tu depresión, te pones en una actitud política, de combate [...]" [Chesús Bernal y José Luis Melero, "Entrevista. José Antonio Labordeta", en Rolde, 19 (1983), pp. 13-16, p. 13].

También habla de la IDA Federico Jiménez Losantos: "Cuando habla aquí de la IDA, la Izquierda Depresiva Aragonesa, puedo dar fe de que no miente. Por eso es el perfecto 'compañero de viaje': porque duda del destino pero le gusta la compañía, a pesar del tren." ["Recuerdo de JosÈ Antonio Labordeta", en J. A. Labordeta, Tierra sin mar (1995), p. 14].
Vide, finalmente, el artículo de Labordeta "La IDA", en Andalán, 44-45, 1-15 de julio de 1974. La IDA, como se apuntará más adelante, fue fundada por Polonio, uno de los alter ego creados por J. A. Labordeta para sus colaboraciones en Andalán.








































3
Papageno (nº 1, con un ensayo sobre César Vallejo), Despacho Literario (nº III, con poemas y IV, con un cuento), Poemas (nº I, III, VI y VIII), y OrejudÌn (nº I, II, IV y VI, con poemas, y V con un cuento).






4 Rosendo Tello, "Introducción" a la ed. facsimil de Orejudín, Zaragoza, DGA, 1991, p. 39.



5
Sobre los avatares de esta publicación, vide F. Rubio, Las revistas poéticas españolas... (1976), pp. 306-310;
R. Tello, "Revistas Literarias aragonesas", en GEA;
J. A. Labordeta, "Orejudín: Establecimiento metalírico de Zaragoza (1958-1960)", en OPI-NIK. (1984), t. I, pp. 93-95;
J. Domínguez Lasierra, Revistas literarias aragonesas (1987), pp. 176-178.






























6
Federico Jiménez Losantos, op. cit., p. 11.


( * )
Sobre el Instituto Ibáñez Martín y el "contubernio turolense", la página del instituto: ( >>> ).


































7
J. A. Labordeta, "La Canción Aragonesa", en Tierra sin mar, ed. cit., pp. 60-64.
Sobre este tema vide Juan J. Vázquez y L. Ballabriga, La Canción Popular Aragonesa, Zaragoza, Alcrudo, 1977.














8 J. A. Labordeta, "Un cuento titulado Andalán", en Tierra sin mar, ed. cit., p. 53.

























9 Sobre la presencia de E. Fernández Clemente en Teruel. E. Fernández Clemente, en GEA.
























10 J.-C. Mainer, Labordeta, Madrid, Júcar ("Los Juglares"), 1977, p. 73 y ss.














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