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sábado, 17 de septiembre de 2011

91 años de MONTGOMERY CLIFT...

en 1920 nacía... Montgomery Clift, actor
hoy cumpliría 91 años
murió en 1966 , el 23 de julio, con 46 años
Vive deprisa, muere joven y serás un bonito cadáver...


Un rostro perfecto para un alma rota - pokharacity.com
Posiblemente, ninguna otra personalidad del cine ha podido inspirar más compasión y, aun así, fue un actor fuera de serie.
Marlon Brando decía que "me encantaba hacer el gamberro con la motocicleta mientras Monty Clift iba en el asiento de atrás dando chillidos de pánico". John Huston reconoció que "de todos los actores con los que he trabajado el que más me exasperaba por su debilidad enfermiza era Monty Clift". Elizabeth Taylor declaró que "el actor de mayor talento que he conocido fue Montgomery Clift... y también el de alma más atormentada". Spencer Tracy lo definió diciendo: "la calidad interpretativa de Montgomery Clift es tal que hace que los demás actores parezcamos simples chapuceros".

Clift con Hawks

Su debut, arriesgado como pocos, fue cruzando un Río Rojo 
 de la mano de un Howard Hawks que supo infundirle ánimos y confianza para enfrentarse al imponente John Wayne que apenas soportaba a Clift porque no entendía que tuviera que prepararse tanto mentalmente para rodar una escena. Pero entre polvo, carretas y vacas, cabalgó como un experto y desenfundó más rápido en un personaje con más flecos que la camisa que vestía.

El encuentro de Clift con Wyler

Sorprendió a propios y a extraños cuando apareció, en contraste con su imagen habitual en vaqueros y camiseta, elegante y estirado con la mejor ropa decimonónica en la magnífica La heredera, de William Wyler. 
 Y nadie sabe cómo lo hizo, pero supo dar a entender que sus palabras de amor hacia Olivia de Havilland sonaran a falso desde el principio. Tal vez fuera porque, al fin y al cabo, él, desde su infancia, había recibido la más exquisita educación de un aristócrata.

Clift buscando un lugar en el sol

El espaldarazo definitivo lo obtuvo con Un lugar en el sol, de George Stevens,
 basada en la novela de Theodore Dreiser Una tragedia americana, en la que encarnó a un joven retraído que debe elegir entre una millonaria y una muchacha humilde que se queda embarazada. Charles Chaplin, de esta película, llegó a decir que "es la mejor película que jamás se ha hecho en América".

Clift de soldado y sin guantes de boxeo

Volvió a vestirse de militar (después de Los ángeles perdidos) en De aquí a la eternidad, ambas con Fred Zinnemann en la dirección y en el papel de un soldado ex-campeón de boxeo que se niega a volver a un cuadrilátero. 
 Para este rol, aprendió a tocar la trompeta (de manera asombrosa, por cierto) y nos brindó otro personaje atormentado, derribado por una historia que se empeña en dejar un rastro de flores flotando en el agua oscura de una guerra mientras la amistad yace, muerta y agotada, en algún rincón negro de una jungla de crueldad.

La tormentosa relación de Clift con Hitchcock

En Yo confieso
 tuvo muchos problemas con la dirección que le impuso Alfred Hitchcock pues chocaba frontalmente con los principios del método y, aun así, su interpretación fue maravillosa, llena de duda y contradicción, en un film que siempre ha sido mejor que lo que la historia ha tenido a bien concederle.

El terrible accidente en coche de Montgomery Clift

Cuando faltan pocos días para terminar el rodaje de El árbol de la vida, de Edward Dmytryk, Clift asiste a una fiesta en casa del matrimonio Michael Wilding-Elizabeth Taylor. 
 Cuando sale, además, con una negativa de la Taylor (probablemente, la única mujer a la que realmente amó), lleva también unas copas de más. Todas ellas se hicieron añicos en un accidente mientras regresaba a casa en su coche.
El resultado fue la nariz y los pómulos rotos, la mandíbula sujeta con alambres durante meses y fractura de hombro y cráneo. Y su alma vuela hecha pedazos en una orgía de alcohol, dolor y decepción que le hundió para siempre. Los médicos tardan meses en reconstruir su rostro y Dmytryk tiene que finalizar la película mediante planos lejanos de dobles sin nombre. Cuando Montgomery Clift ve su cara, ya no es la suya. La frente permanece inamovible, apenas puede utilizar los músculos faciales y su cuerpo tiene un desequilibrio hacia la derecha.

Clift, Taylor, Mankiewicz y Hepburn

Arropado por su musa, Elizabeth Taylor, interviene en De repente, el último verano"era muy difícil trabajar con Montgomery Clift. Su inseguridad era patológica. T

omaba pastillas continuamente y decía que eran para el dolor. Su cuerpo era una masa de tics y espasmos. Llegaba siempre tarde...Y, naturalmente, consiguió sacarme de quicio un par de veces". y, a pesar de que la película es excelente y su interpretación es de indudable mérito, queda ensombrecida por el trabajo de las dos protagonistas femeninas, Taylor y Katharine Hepburn, y Joe Mankiewicz, director de la cinta, llega a declarar que
La certeza de un gran actor
Después de los fracasos que supusieron Río salvaje, de Elia Kazan,y Vidas rebeldes, de John Huston, 
 resurge su madera de gran actor en su siguiente papel: el de un débil mental, víctima de un proceso de esterilización por parte de los nazis y que tiene que declarar en los célebres procesos de Nüremberg en Vencedores o vencidos.

La interpretación de Clift es brillante, poderosa y genial a pesar de su brevedad. Un crítico de la época llegó a decir que "los quince minutos en los que aparece Montgomery Clift justifican, por sí solos, toda una carrera". Lleno de talento y entrega, le nominan al Oscar al mejor actor secundario y, por primera vez en mucho tiempo, se le ve una cierta recuperación. Sus amigos comentan que está muy ilusionado con ganar el Premio en su ya cuarta nominación pero llegada la gran noche, Clift pierde, entra en fase depresiva y, como secuela del accidente, comienza a perder visión.

El fin de Montgomery Clift

Justo antes de empezar el rodaje de Reflejos en un ojo dorado, en la que Elizabeth Taylor consiguió imponerle como protagonista en contra del criterio del director John Huston, Montgomery Clift aparece muerto en su caso, víctima de una oclusión de la arteria coronaria.
Ha habido actores que han marcado época, estilo o elegancia. El gran mérito de Montgomery Clift, además de una técnica fuera de lo común, fue su propia fragilidad. Él, quizás, marcó nuestro corazón y lo inundó de pena y de rabia...
...un artículo de Cesar Bardés




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