Que tu pena fuera sólo por mi culpa. Que mi culpa fuera sólo por amor.
Que tu pena fuera sólo por mi culpa. Que mi culpa fuera sólo por amor.
JAVIER DE JUAN 18.02.2012 - 00:48h
Pensábamos que eramos eternos. Pensábamos que lo que hicieramos quedaría para siempre. Rompimos todo lo que se puso por delante. Y nos reíamos, porque estabamos construyendo vida, llenándonos los ojos con colores, con actitudes, con músicas.Y algunos, más valientes, más atentos, fueron nuestros capitanes, nuestro ejemplo. Enrique Sierra fué de los valientes. El "malo" de Radio Futura, con todo el atractivo de lo prohibido mezclado con el talento y la humanidad: un coctel fragil y sólido a la vez.No hemos sido eternos, no lo somos, pero, Enrique, gracias por haber sido todo lo que has sido y lo que nos has hecho ser a otros: gente más valiente. Y a la eternidad que la den.
Con solo 54 años ha fallecido hoy en Madrid Enrique Sierra, recordado sobre todo por su labor como guitarrista en Radio Futura, aunque a finales de los años setenta ya grabó en el grupo que sería como el inicio de la Movida, Kaka de Luxe, donde coincidió con Alaska, Fernando Márquez “El Zurdo”, Carlos Berlanga, Nacho Canut y Manolo Campoamor.Enrique Sierra, que nació en Madrid el 29 de julio de 1957, se integró en Radio Futura desde sus inicios y estuvo en la refundación del grupo, liderada por él mismo y Luis y Santiago Auserón, con los que permanecería hasta el final de la banda. Su guitarra, en gran medida, definió el sonido de Radio Futura. En alguna época, en plena vorágine de éxito, y debido a problemas de salud (le fue transplantado un riñón), tuvo que abandonar los directos del grupo.En 1995 grabó en solitario el disco “Mentiras” y en 1999 daría forma a Klub, una experiencia electrónica junto a Luis Auserón y Pilar Román. En los últimos tiempos estaba vinculado a su propio estudio de grabación y a la web 127.es, pensada como plataforma comercial y alternativa para artistas visuales y musicales.Enrique Sierra ha muerto como consecuencia de las complicaciones derivadas del segundo transplante de riñón al que se sometió hace un tiempo.
Edgar Allan Poe
(Boston, 1809 - Baltimore, 1849)
Annabel Lee
Fue hace muchos y muchos años,
en un reino junto al mar,
habitó una señorita a quien puedes conocer
por el nombre de Annabel Lee;
y esta señorita no vivía con otro pensamiento
que amar y ser amada por mí.
Yo era un niño y ella era una niña
en este reino junto al mar
pero nos amábamos con un amor que era más que amor
—yo y mi Annabel Lee—
con un amor que los ángeles súblimes del Paraíso
nos envidiaban a ella y a mí.
Y esa fue la razón que, hace muchos años,
en este reino junto al mar,
un viento partió de una oscura nube aquella noche
helando a mi Annabel Lee;
así que su noble parentela vinieron
y me la arrebataron,
para silenciarla en una tumba
en este reino junto al mar.
Lo ángeles, que no eran siquiera medio felices en el Paraíso,
nos cogieron envidia a ella y a mí:—
Sí!, esa fue la razón (como todos los hombres saben)
en este reino junto al mar)
que el viento salió de una nube, helando
y matando mi Annabel Lee.
Pero nuestro amor era más fuerte que el amor
de aquellos que eran mayores que nosotros—
de muchos más sabios que nosotros—
y ni los ángeles ni el Paraíso encima
ni los demonios debajo del mar
separarán jamás mi alma del alma
de la hermosa Annabel Lee:—
Porque la luna no luce sin traérme sueños
de la hermosa Annabel Lee;
ni brilla una estrella sin que vea los ojos brillantes
de la hermosa Annabel Lee;
y así paso la noche acostado al lado
de mi querida, mi querida, mi vida, mi novia,
en su sepulcro junto al mar—
en su tumba a orillas del mar.
Pensábamos que eramos eternos. Pensábamos que lo que hicieramos quedaría para siempre. Rompimos todo lo que se puso por delante. Y nos reíamos, porque estabamos construyendo vida, llenándonos los ojos con colores, con actitudes, con músicas.
Y algunos, más valientes, más atentos, fueron nuestros capitanes, nuestro ejemplo. Enrique Sierra fué de los valientes. El "malo" de Radio Futura, con todo el atractivo de lo prohibido mezclado con el talento y la humanidad: un coctel fragil y sólido a la vez.
No hemos sido eternos, no lo somos, pero, Enrique, gracias por haber sido todo lo que has sido y lo que nos has hecho ser a otros: gente más valiente. Y a la eternidad que la den.
Con solo 54 años ha fallecido hoy en Madrid Enrique Sierra, recordado sobre todo por su labor como guitarrista en Radio Futura, aunque a finales de los años setenta ya grabó en el grupo que sería como el inicio de la Movida, Kaka de Luxe, donde coincidió con Alaska, Fernando Márquez “El Zurdo”, Carlos Berlanga, Nacho Canut y Manolo Campoamor.
Enrique Sierra, que nació en Madrid el 29 de julio de 1957, se integró en Radio Futura desde sus inicios y estuvo en la refundación del grupo, liderada por él mismo y Luis y Santiago Auserón, con los que permanecería hasta el final de la banda. Su guitarra, en gran medida, definió el sonido de Radio Futura. En alguna época, en plena vorágine de éxito, y debido a problemas de salud (le fue transplantado un riñón), tuvo que abandonar los directos del grupo.
En 1995 grabó en solitario el disco “Mentiras” y en 1999 daría forma a Klub, una experiencia electrónica junto a Luis Auserón y Pilar Román. En los últimos tiempos estaba vinculado a su propio estudio de grabación y a la web 127.es, pensada como plataforma comercial y alternativa para artistas visuales y musicales.
Enrique Sierra ha muerto como consecuencia de las complicaciones derivadas del segundo transplante de riñón al que se sometió hace un tiempo.
Edgar Allan Poe
(Boston, 1809 - Baltimore, 1849)
Annabel Lee
(Boston, 1809 - Baltimore, 1849)
Annabel Lee
Fue hace muchos y muchos años,
en un reino junto al mar,
habitó una señorita a quien puedes conocer
por el nombre de Annabel Lee;
y esta señorita no vivía con otro pensamiento
que amar y ser amada por mí.
Yo era un niño y ella era una niña
en este reino junto al mar
pero nos amábamos con un amor que era más que amor
—yo y mi Annabel Lee—
con un amor que los ángeles súblimes del Paraíso
nos envidiaban a ella y a mí.
Y esa fue la razón que, hace muchos años,
en este reino junto al mar,
un viento partió de una oscura nube aquella noche
helando a mi Annabel Lee;
así que su noble parentela vinieron
y me la arrebataron,
para silenciarla en una tumba
en este reino junto al mar.
Lo ángeles, que no eran siquiera medio felices en el Paraíso,
nos cogieron envidia a ella y a mí:—
Sí!, esa fue la razón (como todos los hombres saben)
en este reino junto al mar)
que el viento salió de una nube, helando
y matando mi Annabel Lee.
Pero nuestro amor era más fuerte que el amor
de aquellos que eran mayores que nosotros—
de muchos más sabios que nosotros—
y ni los ángeles ni el Paraíso encima
ni los demonios debajo del mar
separarán jamás mi alma del alma
de la hermosa Annabel Lee:—
Porque la luna no luce sin traérme sueños
de la hermosa Annabel Lee;
ni brilla una estrella sin que vea los ojos brillantes
de la hermosa Annabel Lee;
y así paso la noche acostado al lado
de mi querida, mi querida, mi vida, mi novia,
en su sepulcro junto al mar—
en su tumba a orillas del mar.
en un reino junto al mar,
habitó una señorita a quien puedes conocer
por el nombre de Annabel Lee;
y esta señorita no vivía con otro pensamiento
que amar y ser amada por mí.
Yo era un niño y ella era una niña
en este reino junto al mar
pero nos amábamos con un amor que era más que amor
—yo y mi Annabel Lee—
con un amor que los ángeles súblimes del Paraíso
nos envidiaban a ella y a mí.
Y esa fue la razón que, hace muchos años,
en este reino junto al mar,
un viento partió de una oscura nube aquella noche
helando a mi Annabel Lee;
así que su noble parentela vinieron
y me la arrebataron,
para silenciarla en una tumba
en este reino junto al mar.
Lo ángeles, que no eran siquiera medio felices en el Paraíso,
nos cogieron envidia a ella y a mí:—
Sí!, esa fue la razón (como todos los hombres saben)
en este reino junto al mar)
que el viento salió de una nube, helando
y matando mi Annabel Lee.
Pero nuestro amor era más fuerte que el amor
de aquellos que eran mayores que nosotros—
de muchos más sabios que nosotros—
y ni los ángeles ni el Paraíso encima
ni los demonios debajo del mar
separarán jamás mi alma del alma
de la hermosa Annabel Lee:—
Porque la luna no luce sin traérme sueños
de la hermosa Annabel Lee;
ni brilla una estrella sin que vea los ojos brillantes
de la hermosa Annabel Lee;
y así paso la noche acostado al lado
de mi querida, mi querida, mi vida, mi novia,
en su sepulcro junto al mar—
en su tumba a orillas del mar.
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