Una de las frases frecuentemente
repetida en los círculos económicos en Estados Unidos (y en menor medida
en Europa) es “el euro va a desaparecer”. Las personas que repiten esa
frase una y otra vez parecen ignorar cómo se fundó el euro, por quién y
para beneficio de quién. Si supieran la historia del euro, se habrían
dado cuenta de que a las fuerzas principales que hay detrás del euro les
ha ido muy bien y así les sigue yendo. Mientras ellos sigan
beneficiándose de la existencia del euro, el euro va a seguir
existiendo.
Empecemos con la historia del Euro y la
razón principal de su creación. Después de la caída del Muro de Berlín,
parecía que la Alemania Oriental y la Occidental podrían reunificarse y,
como era el deseo del establishment de Alemania Occidental, volver a
ser, de nuevo, una Alemania unida. Esta posibilidad no era del agrado de
la Europa democrática. En dos ocasiones en el siglo XX, la mayoría de
los países europeos tuvieron que ir a la guerra para detener las ansias
expansionistas de la Alemania Unida. Los gobiernos europeos no estaban
contentos de ver a la Alemania del post-nazismo reunificada. El
presidente de Francia, François Mitterrand llegó a decir irónicamente
que: “Amo a Alemania tanto que prefiero ver dos Alemanias en lugar de
una.”
La única alternativa para los gobiernos
de la Europa democrática era asegurarse que la Alemania unida no se
convirtiera en un país aislado en frente de todos los demás. Alemania
tenía que integrarse a Europa. Tenía que ser europeizada. Mitterrand
pensaba que una manera de hacerlo era reemplazar la moneda alemana, el
marco, por una nueva moneda europea, el euro. Así es cómo se planeó
integrar la Alemania unificada del post-nazismo a la Europa democrática.
El establishment alemán puso dos
condiciones para aceptar la sustitución del marco alemán por el euro.
Una condición fue establecer una autoridad financiera, el Banco Central
Europeo, el BCE, que gestionara el euro con el único objetivo de
mantener la inflación baja. El BCE debía estar bajo la fuerte influencia
(es decir bajo el control) del Banco Central de Alemania, el
Bundesbank. La otra condición era establecer el Pacto de Estabilidad,
que impone la disciplina financiera a los Estados miembros de la
Eurozona. Sus déficits públicos tendrían que mantenerse por debajo del
3% de su PIB, incluso en momentos de recesión.
Para entender por qué los otros países
aceptaron estas condiciones, uno tiene que entender que el
neoliberalismo (que se inició con el presidente Ronald Reagan en los
Estados Unidos y con la primer ministro Margaret Thatcher en el Reino
Unido) era la ideología dominante en esos países. Un objetivo importante
dentro de ese dogma neoliberal era reducir el papel del Estado tanto
como fuera posible, fomentar la financiación privada y restar
importancia a la demanda doméstica como la manera de estimular la
economía. En este punto de vista, el principal motor de la economía
debía ser el crecimiento de las exportaciones. Éstas son las raíces del
problema, no del euro, que está en buen estado de salud, sino del
empeoramiento del bienestar de la población en esos países.
El Banco Central Europeo no es un Banco Central
¿Qué hace un Banco Central? Entre otras
cosas imprimir dinero y, con ese dinero, comprar bonos públicos del
Estado, asegurándose que las tasas de interés de esos bonos son
razonables y no llegan a ser excesivas. Un Banco Central protege a los
Estados contra la especulación de los mercados financieros. El BCE, sin
embargo, no lo hace. Las tasas de interés sobre la deuda pública de los
Estados, en algunos países, se ha disparado debido a que el BCE no ha
comprado deuda pública desde hace bastante tiempo. España e Italia son
plenamente conscientes de ello.
Lo que hace el BCE, sin embargo, es
prestar un montón de dinero a los bancos privados a una tasa de interés
muy baja (inferior al 1%) y con este dinero compran bonos públicos
emitidos a un interés muy alto (6% a 7% en Italia y España). ¡Se trata
de una oferta fantástica para estos bancos! Desde el pasado mes de
diciembre, el BCE ha prestado más de 1 billón de euros a los bancos
privados, la mitad (500.000 millones de euros) a los bancos españoles e
italianos. Esta transferencia de fondos públicos (el BCE es una
institución pública) para el sector financiero privado se justifica
argumentando que esta ayuda era necesaria para salvar a los bancos y,
por tanto, asegurar el crédito que se ofrece a la pequeña y mediana
empresa y a las familias. Este crédito, sin embargo, no ha aparecido y
tanto los individuos como las medianas y pequeñas empresas siguen
teniendo dificultades para obtenerlo.
En ocasiones, el BCE compra bonos
públicos en los mercados secundarios de los Estados que están en
problemas, pero los compra de manera casi clandestina, en dosis muy
pequeñas y por períodos muy cortos de tiempo. Los mercados financieros
son conscientes de esta situación. Esta es la razón por la que los
intereses de los bonos públicos bajan, cuando el BCE los compra, pero
luego vuelven a subir, siendo así muy difícil para los Estados poder
mantener bajos los intereses de su deuda pública. El BCE debería
anunciar abiertamente que no permitirá que el interés de los bonos
públicos sobrepase un cierto nivel, lo que haría imposible para los
mercados financieros poder especular con ellos. Pero el BCE no lo hace,
dejando a los Estados sin protección frente a los mercados financieros.
En esta situación, el argumento de que
España e Italia deben reducir su déficit público para recuperar la
confianza de los mercados financieros no es creíble. España ha estado
reduciendo su déficit público, mientras que los intereses de su deuda
pública ha ido en aumento, lo que demuestra que es el BCE, no los
mercados financieros, quien determina el valor de la tasa de los
intereses de la deuda.
¿Quién controla el sistema financiero europeo?
En teoría, se suponía que el BCE era el
gerente del euro. Pero quien realmente controla el Euro y el sistema
financiero europeo es el Bundesbank, el Banco Central alemán. Se diseñó
de esa manera, como he señalado anteriormente. Pero ha habido otro hecho
que ha incrementado el control del sistema financiero europeo por el
Bundesbank y los bancos alemanes: el conjunto de decisiones tomadas por
el gobierno alemán, en concreto por el gobierno de Schroeder
socialdemócrata (Agenda 2010), y continuada por los gobiernos
conservadores de Merkel, que hicieron hincapié en el sector exportador
como el principal motor de economía. Oskar Lafontaine, el exministro de
Finanzas de Schroeder, quería situar la demanda doméstica como el
principal motor de la recuperación económica alemana. Para ello propuso
aumentar los salarios y el gasto público. Él perdió y dejó el partido
socialdemócrata, formando un nuevo partido, Die Linke (La Izquierda), y
ganó Schroeder (que ahora trabaja para una industria orientada a la
exportación). Como consecuencia de que la actividad económica centró el
énfasis en las exportaciones (la mayoría a la zona del euro), los bancos
alemanes acumularon una enorme cantidad de euros. En lugar de utilizar
estos euros para aumentar los salarios de los trabajadores alemanes (lo
que habría estimulado no sólo la economía alemana, sino la economía
europea en su conjunto), los bancos alemanes optaron por exportar euros,
invirtiéndolos en la periferia de la zona euro. Esa inversión fue la
causa de la burbuja inmobiliaria en España. Sin el dinero alemán, los
bancos españoles no podrían haber financiado esta burbuja, basada en una
especulación enorme.
¿Cuándo aparece la crisis en España?
Cuando los bancos alemanes dejaron de
prestar dinero a España como resultado de su pánico (al enterarse de que
ellos mismos estaban contaminados con productos tóxicos procedentes de
los bancos de Estados Unidos), la burbuja inmobiliaria se derrumbó,
creando un agujero en la economía española equivale al 10% de su
Producto Interior Bruto (PIB), todo ello en tan solo unos meses. Se
trataba de un tsunami económico, un desastre auténtico. Inmediatamente,
se pasó de un superávit a un déficit público enorme, como consecuencia
de la caída de los ingresos a los Estados. Tal déficit no fue un
resultado del crecimiento del gasto público (España tiene una de las
tasas más bajas de gasto público per cápita entre la UE-15), sino del
dramático descenso de los ingresos debido al colapso económico. El
énfasis de la “troika” (la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y
el Fondo Monetario Internacional) en que España necesita reducir su
gasto público está profundamente equivocado, pues el déficit público no
ha sido causado por un crecimiento de los gastos (como han sugerido los
comentarios frívolos de la Canciller Merkel sobre la “extravagancia del
sector público español”). Esos recortes están dando lugar a otra
recesión.
¿Cuál es la finalidad de la ayuda financiera?
La retórica oficial afirma que las
autoridades financieras de la zona euro han puesto a disposición de
España 100.000 millones de euros para ayudar a sus bancos. La realidad,
sin embargo, es muy diferente. Los bancos españoles y el Estado español
están profundamente en deuda. Le deben mucho dinero a los bancos
extranjeros, incluidos los bancos alemanes, que han prestado casi
200.000 millones de euros a España. Estos bancos están gritando al cielo
para recuperar su dinero. Es por eso que los 100.000 millones de euros
han sido aprobados por el Parlamento alemán. Peter Bofinger, asesor
económico del gobierno alemán, lo expresó muy claramente: “Esta ayuda no
es a estos países en problemas (como España), sino a nuestros propios
bancos que poseen una gran cantidad de deuda privada en esos países.”
(Pratap Chatterjee “Bailing out Germany: The Story Behind the European
Financial Costs” [28/05/42]). No se podría haber dicho mejor.
Si las autoridades europeas hubieran
querido ayudar a España deberían haber prestado ese dinero a un interés
muy bajo a las agencias de crédito públicas españolas (como el ICO,
Instituto de Crédito Oficial), a fin de resolver el enorme problema de
la falta de crédito en España. Esta alternativa, por supuesto, nunca fue
tenida en cuenta.
¿Dónde está el supuesto problema con el euro?
El hecho de que España tiene un enorme
problema de falta de liquidez no significa que el euro esté en
problemas. Muchos gobiernos regionales no pueden pagar sus servicios
públicos debido a la falta de dinero. Es un hecho que las enormes
diferencias en la disponibilidad de crédito dentro de la zona del euro
están beneficiando a los bancos alemanes. Hoy en día, hay un flujo de
capital desde España a Alemania, enriqueciendo a los bancos alemanes y
determinando que los bonos públicos alemanes sean muy seguros. El hecho
de que hay una crisis enorme, con grandes tasas de desempleo en los
países periféricos no significa, sin embargo, que el euro esté en
crisis. Estaría en crisis sólo si estos países periféricos, entre ellos
España, abandonaran el euro. Eso significaría el colapso de los bancos
alemanes y del sistema financiero europeo. Pero esto no va a suceder.
Las medidas que se están adoptando en España y otros países de la
periferia (con el apoyo de la Troika) por sus gobiernos son las medidas
que las fuerzas conservadoras que tales gobiernos representan siempre
han soñado: recortar los salarios, eliminar la protección social,
desmantelar el Estado del Bienestar, y así sucesivamente. Tales
gobiernos dicen que lo están haciendo debido a las instrucciones que
reciben de Bruselas, de Frankfurt y/o de Berlín. Ellos están
transfiriendo la responsabilidad a los agentes extranjeros, que
supuestamente les están obligando a hacerlo. Es la exteriorización de la
culpa. Su lema principal es: “No hay alternativa”.
Cuando el Sr. Mario Draghi, presidente
del Banco Central Europeo, pide al Sr. Mariano Rajoy, el presidente del
gobierno español (el gobierno más conservador en la Unión Europea,
próximo a la ideología del grupo ultraneoliberal conocido como el Tea
Party de los Estados Unidos), él le dice que con el fin de ayudarlo,
tendrá que hacer reformas en el mercado de trabajo (es decir, facilitar a
los empleadores a despedir a los trabajadores). Rajoy está muy abierto a
tal instrucción. En una reciente conferencia de prensa (9 de agosto de
2012), el Sr. Draghi fue muy claro. El BCE no va a comprar bonos
públicos españoles a menos que el gobierno español tome medidas
difíciles, impopulares como la reforma del mercado laboral, la reducción
de las prestaciones de jubilación, y la privatización del Estado del
Bienestar. El gobierno de Rajoy estará encantado de seguir estas
instrucciones. Ya ha hecho muchos recortes y tiene proyectados 120.000
millones de euros más en recortes dentro de los próximos dos años. El
euro y su sistema de gobierno están trabajando muy bien para aquellos
que tienen la voz principal dentro de la Eurozona hoy en día. El BCE
está instruyendo a los gobiernos de la zona monetaria a desmantelar la
Europa social y lo están haciendo. Es lo que mi buen amigo Jeff Faux,
fundador del Economic Policy Institute en Washington, solía llamar “las
alianzas de las clases dominantes a nivel internacional”, es decir, la
alianza entre las clases dominantes de todo el mundo. Esa alianza está
claramente operando en la zona del euro en la actualidad. Es por ello
que el euro va a existir por mucho, mucho tiempo.
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