Este expediente se resuelve con dos palabras: da asco. Es una pena que no haya una oficina donde apostatar del género humano.
-Me desapunte usted de esta mierda, por favor.
Hablamos, claro de la alianza, en Ponferrada, entre el PSOE e Ismael
Álvarez, una alianza que se veía venir desde que Álvarez obtuviera sus
cinco o seis concejales gracias a los votos de una sociedad
completamente enferma, una sociedad en la que la víctima, Nevenka
Fernández, pese a haber ganado la batalla judicial, perdió la social,
pues tuvo que exiliarse. Y en el exilio continúa. Su acosador, en
cambio, fue recibido con vítores en todos los bares de la región, donde
hizo más amigos de los que tenía antes del crimen. Un héroe.
Se veía venir, decíamos, desde las últimas elecciones municipales. ¿A
qué viene ahora la extrañeza de Rubalcaba y los lloriqueos de Oscar
López, que en el momento de escribir estas líneas continúa sin dimitir?
Lo han hecho todo ante sus ojos. Si lo sabía yo, que soy un piernas, lo
sabía toda la ejecutiva del partido. ¿Pero cuánto vale la alcaldía de
Ponferrada? Mucho, muchísimo, y hablamos de pasta, de pasta de todos los
colores, incluido el negro. Eso ha sido, la pasta. Olvídense ustedes de
toda la retórica biempensante del nuevo alcalde, al que daba asco ver
en la tele abrazándose, ebrio, a sus compañeros. Parecía una escena del
22 de diciembre, después del Gordo. Y es que, en efecto, le había tocado
el Gordo.
En su día, Nevenka se quedó sola, completamente sola, ya que el
feminismo de la época pensó: “Que se joda, no haber sido de derechas”.
Así me lo reconoció, tras la publicación de mi libro sobre el caso, un
grupo de mujeres socialistas que me invitó a cenar y me regaló un ramo
de flores. Así que teníamos, por un lado, a Ana Botella, y todos los
suyos, solidarizándose con el acosador y, por otro, a toda la izquierda
callada frente a lo que consideraba un ajuste de cuentas entre gente de
la derecha. Que lo arreglen entre ellos. Que se joda. No haber sido
guapa.
Pero porque hay historia, y una historia muy fea, este pacto
explícito entre acosadores e idiotas no tiene nombre. ¿Pero dónde
estaban, Dios mío, dónde estaban, todas las militantes del PSOE en el
momento de consumarse la moción que daba la alcaldía al tonto de Samuel
Folgueral? Perdón, ya caigo: estaban celebrando el Día Internacional de
la Mujer.
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