"La falta de control del sector financiero ha incrementado el riesgo de
una nuevo crash financiero mundial cuyas consecuencias podrían ser
peores que el anterior", afirma la autora de 'El informe Lugano II':
"Internet es una buena herramienta para organizarse, pero la protesta
debe estar en la calle si quiere triunfar".
Son ricos y quieren serlo mucho más. Podrían haberse
citado en la última cumbre de Davos o no, porque son a un tiempo
realidad y ficción. Se llaman Los solicitantes, y
buscan respuestas para mantener el capitalismo por encima de todo,
incluso si eso implica acabar con la democracia. Este es el hilo
argumental del último libro de Susan George, El Informe Lugano II
(Deusto), en el que la politóloga y analista franco americana y
presidente de honor de Attac analiza la realidad y la motivación que se
esconden tras lo que nos están contando de la actual crisis. A sus 79
años, George sólo tiene un objetivo: que sus lectores se den cuenta que
lo que está pasando es un montaje para que los ricos sigan ganando la
batalla de la lucha de clases y se conciencien de que sólo con la lucha
callejera es posible plantarles cara.
"Esta vez, vamos a liquidar la democracia". Este es el inquietante subtítulo que usted ha elegido para su último libro El Informe Lugano II. ¿Tanto mal hace la democracia al grupo de multimillonarios de Davos que protagoniza su relato?
En mi libro hay un grupo ficticio de ricos, que yo llamo Los solicitantes,
y que buscan asesoramiento para consolidar los privilegios del
capitalismo. Por su puesto, la democracia es incómoda para ellos. Se han
conseguido demasiados avances para las clases medias en los últimos
años del siglo XX, un Estado del Bienestar que es muy caro, muy
permisivo y que no les interesa. No quieren que los trabajadores tengan
tantos derechos, no quieren ayudas para nadie... Lo que quieren es que
se vuelva a la situación de sumisión que tenían a principios del siglo
XX por lo menos.
Un resultado tan caótico como el de las últimas elecciones italianas, ¿facilita la tarea de destruir la democracia?
Cuando escribí mi libro no tenía ni idea de lo que iba a ocurrir en
Italia. Pero la verdad es que no me sorprende. Es normal que el apoyo a
Monti se desmorone ya que ha sido él quien ha aplicado las medidas
restrictivas dictadas por Europa. Que resurja el apoyo a Berlusconi se
puede entender ya que la gente puede pensar que antes se estaba mejor.
El problema es que su populismo como el de Beppe Grillo son peligrosos.
El nivel de corrupción y manipulación con el populismo en el poder es
mucho más alto y eso sí que es un atentado contra la democracia.
El Informe Lugano II ofrece cifras muy inquietantes respecto al poder
financiero mundial. Por ejemplo, que el mercado de derivados es mucho
más grande, las agencias de rating siguen dominando a pesar de sus
fallos reconocidos. ¿Por qué hay tanta negligencia en las élites
políticas para aportar soluciones mientras siguen actuando al dictado
que marcan los mercados?
Los banqueros
tienen mucho poder. Ellos pueden elegir quién es elegido y quién no.
Esto es muy claro en EEUU. Pero en Europa también tenemos ejemplos de su
poder en la sombra. El Gobierno francés, por ejemplo, presume de haber
hecho una ley que separa los bancos de inversión de la banca minorista,
que en teoría quiere evitar los riesgos en los que incurrió la crisis de
2008. Ese texto ha sido sometido a debate parlamentario y se ha
invitado a los grandes poderes financieros a comentarlo. Uno de los
grandes banqueros del país, un representante de Société Générale, dijo
que la ley, tal y como estaba redactada apenas le preocupaba ya que en
el peor de los casos afectaría al 1% de su negocio. Es decir, los
grandes titulares en prensa ensalzarán una nueva legislación de control a
la banca, pero la realidad es que siguen igual. Es sólo marketing
social.
Lo que ocurre es que,
básicamente los políticos no quiere enfrentarse al sector financiero que
es el más poderoso de la sociedad. Los políticos los temen, o incluso
los admiran. Realmente Sarkozy los admiraba y yo creo que Obama también.
Y por otro lado, los ricos, como decía Adam Smith,"siempre quieren más
para ellos y nada para los otros".
En su primer informe Lugano usted acertó con la predicción de que
llegaría una crisis financiera mundial. Ahora, este segundo también
advierte de que un segundo crash es posible y de ser así, sí que podría
acabar para siempre con el capitalismo.
Temo
una nueva crisis del sistema financiero. En mi libro explico que las 50
principales empresas del mundo están muy correlacionadas. Esto no es
ficción si miras quién controla a quien en el mundo transnacional. Las
más interconectadas están en el borde de cuchillo. Si la economía va
bien no pasará nada, pero si algo va mal en alguna de ellas, todas
caerán como un dominó. Además, 48 de esas compañías son grandes
entidades financieras. Esto significa que sí, que un nuevo Lehman
Brothers es posible, porque nadie tras el anterior crash ha sido capaz
de poner al sistema financiero bajo control.
Usted se ha pasado años liderando la reivindicación de una Tasa Tobin
para las finanzas. ¿Qué opina de la aprobada ahora por la Unión Europea?
Es un triunfo y una derrota al mismo
tiempo. Es una victoria porque por fin han aceptado, algo que nos habían
negado una y otra vez, que es posible tasar las transacciones
financieras. Pero el problema es lo que van a hacer con el dinero.
Nuestras reivindicaciones de que fuera destinado a ayudas al tercer
mundo y a los necesitados de nuestras sociedades no han sido escuchadas y
lo más probable es que todo lo recaudado, que será alrededor de unos
35.000 millones de euros, vaya directamente al presupuesto de los
países. Y eso es una derrota.
Insiste en su libro en decir que es mentira la afirmación tantas veces
repetida de que "hemos vivido por encima de nuestras posibilidades".
¿Tan tontos somos los ciudadanos como para que la mayoría haya
interiorizado esa culpa como real y verdadera?
La propaganda institucional es muy potente. Si te están lanzando ese
mensaje insistentemente un día tras otro y en todos los lugares, acabas
creyendo que es verdad. Los argumentos para desmontarlo no tienen la
misma difusión, mucha gente los desconoce. La situación extrema que
estamos viviendo es por la crisis que provocaron los banqueros no por lo
que ha hecho el pueblo.
Una
parte del pueblo sí se ha dado cuenta y ha salido a protestar a la
calle. Estas protestas inquietan mucho a sus ricos de Davos, aunque en
el fondo están tranquilos porque ven que los ciudadanos no consiguen
unirse lo suficiente. ¿Están perdiendo potencia movimientos como el 15M?
El pueblo tiene que luchar, reaccionar frente a las agresiones. Estos
movimientos sociales son la mayor preocupación de los multimillonarios
que quieren mantener el capitalismo más extremo a toda costa. Pero los
indignados tiene que saber que la lucha sólo en sus propios países o
por sus propios intereses no es suficiente. No es suficiente luchar ante
Rajoy o ante Silvio Berlusconi. Porque en el mejor de los casos podrían
ganarles a ellos, pero eso ahora en el contexto europeo no significa
nada. El poder está en el BCE, en el FMI. Ni Rajoy ni François Hollande
pueden hacer frente a esos poderes supranacionales.
Tampoco las feministas, los ecologistas, los homosexuales por sí solos
tienen mucho que hacer. Lo que más me gustaría es ver cómo los
movimientos de los indignados de toda Europa se unen con los sindicatos
de toda Europa para hacer protestas a nivel internacional. Ese es el
poder del pueblo.
Una cosa me
ha sorprendido mucho de su libro. El grupo de Davos aboga por mantener a
los activistas protestando en internet, mientras se les mantenga lejos
de las calles. ¿No es internet el mejor canal para organizarse
socialmente?
Internet es una herramienta
estupenda, pero no es el lugar donde tiene que llevarse a cabo la
revolución. La revolución no está en la web, está en la calle, con
lobbys que planten cara a los lobbys de los ricos en las mismas
condiciones, con una buena definición de los objetivos que se quieren
conseguir y una buena estrategia de unión para llegar a todos ellos.
Internet se puede utilizar para facilitar la información y la
documentación que la gente necesita para formase y a apoyar la lucha
callejera, pero la protesta sólo en web no tiene potencia.
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