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miércoles, 4 de diciembre de 2013

Capas Seseña...

 Velazquez-CondeDuqueVF.jpg
 Podemos verlas
pintadas por los más grandes.
En el recuerdo de parejas inolvidables.
Goya en Burdeos : Foto Carlos Saura, Francisco Rabal
Abrigando a un gran maestro.
En la  publicidad.
 
En el cine.
En la literatura.
En la moda más actual. 

Son las capas: un fondo de armario de y para toda la vida.




Calle Cruz, 23 – 28012 – Madrid (España)
Tel. +34 91 531 68 40
Fax +34 91 531 68 40
http://www.sesena.com/



RAE:capa.
(Del lat. cappa, especie de tocado de cabeza).
1. f. Prenda de vestir larga y suelta, sin mangas, abierta por delante, que se lleva sobre los hombros encima del vestido.


Se denomina "española" o también "pañosa" a la de hombre, por ser  de paño, de ámplio vuelo y con bandas de terciopelo de color llamativo como forro en los bordes delanteros.
 Es una prenda que ha acompañado a lo hombres durante siglos. Les ha servido para esconderse, abrigarse, rondar a las mujeres,  hacerse respetar... y cuando se trataba de ponerse guapos  la capa era el envoltorio fundamental. 


 Se ha ido transformando a lo largo de los siglos, adecuandose a las necesidades o por imperativo legal, motín de Esquilache o pequeña revolución francesa.

 
Las capas en España se apellidan Seseña, 
una familia que lleva fabricándolas artesanalmente desde hace 112 años.
Taller Corte 2011
Las cortan  una a una y las cosen con el máximo respeto

 a los procedimientos de la artesanía manual.
 Plano general, interior Tienda Seseña
La tienda es preciosa y mantiene el look inicial de finales del SXIX. 
 
Las  clásicas son de color negro , azul marino, marrón y verde botella. 
De lana de oveja y con un embozo de terciopelo de color rojo, verde o granate.

Han sido el abrigo habitual de trajes, fracs, chaqués.


grace kelly ya lo llevaba
Las mujeres se han apuntado al mundo de  las capas hace años 

y las ponen de moda

 cada temporada.

 Sueltas o con cinturón,
de día o de noche, marcando estilo.



Venden capas en todo el mundo y muchos de sus clientes son ilustres de la historia del SXX.
Valle Inclán
Valle-Inclán,

 Picasso,
 
Mastroianni,

Alfredo Kraus...


La Reina Doña Sofía,
 
 Hillary Clinton,
  

Jane Fonda, Catherine Deneuve ,
 
Paloma Picasso o la Cibeles también han paseado por el mundo una Seseña.
 
 Las capas tienen un lenguaje propio, como los abanicos. Si aprendes a usarla puedes pasar de ser un señor a un canalla, pero siempre elegantemente envuelto y rodeado de movimiento.
 
Bordada    
Son elegantes,  estilizan y son un puntazo 
con vaqueros y camiseta
¿Te atreves?
  
 
  Capas Seseña en directo o por internet
abierta 24 horas al día.
 Harold quiere una  

   
  para estar elegante.   



  Sabías qué...

1955 

Regalan a Pablo Picasso, que residía en Francia, una capa Seseña. El autor del regalo es el famoso torero Luis Miguel Dominguín, gran amigo del artista. Existen numerosas fotos de Picasso con capa, prenda que para él simbolizaba los años de su juventud en España. Pero, sin duda, la anécdota que une a Picasso definitivamente con Capas Seseña es la protagonizada en los años 70 por Eugenio Arias, su barbero y amigo, y por la última esposa del artista, Jacqueline Roque, quien encargó a Eugenio que comprase en España una capa, que quería regalar a su marido. Eugenio se las ingenió para comprarla en Casa Seseña. La capa llegó a Picasso a través del Real Madrid que jugaba esos días un partido en Niza. La historia, no obstante, no acaba aquí ya que, según declaraciones de su viuda, Pablo Picasso fue enterrado posteriormente con la capa.

 2012
 La Fundación Picasso expondrá en su sede de la Casa Natal en Málaga una réplica de la capa con la que el artista posó en numerosas fotografías y finalmente fue amortajada con ella.
Es de paño negro de lana merina y tiene los mismos bordados que la que llevó Picasso, además de broches de plata de estilo charro, salmantinos como el paño.

Historias de la historia...


1901

Santos Seseña Rojas inaugura su sastrería en la calle de la Cruz de Madrid, España, esquina a la calle Espoz y Mina a cuatro pasos de la Puerta del Sol, corazón comercial y ciudadano de Madrid. A pocos metros del recién comercio abierto, estuvo desde el siglo XVI hasta su demolición a mediados del XIX uno de los teatros más importantes de Madrid, el Teatro de la Cruz. En él se estrenaron obras de Lope de Vega, Moratín y el Don Juan Tenorio de Zorrilla. También a pocos pasos del teatro vivió parte de los días que pasó en Madrid el famoso aventurero y diplomático veneciano Giacomo Casanova al que llaman la atención las largas capas que visten los madrileños (1767). El espíritu moderno y emprendedor de Santos Seseña le lleva a llamar a su sastrería “Le Printemp”, que poco tiempo después cambiaría por el de Sastrería Seseña.

1927

El Rey de España, D. Alfonso XIII encarga a la Casa Seseña capas para él y  sus dos hijos mayores, los Infantes D. Alfonso y  D. Jaime. Santos Seseña acompañado de su hijo Tomás fue personalmente al Palacio Real a tomar medidas al rey y a sus hijos. Desde entonces la Casa Seseña tiene el título de “Proveedores de la Casa Real” española.

1928

Se funda en Madrid la Asociación de los Amigos de la Capa por un grupo de personalidades vinculadas a la cultura que, convencidos de la belleza de la capa, intentan  impedir que su uso desaparezca de las calles. La Asociación está hoy plenamente vigente y se han fundado muchas otras en otras partes de España, México y Argentina.

1929

La noche del 8 de Febrero de ese año hizo en Madrid un frío extraordinario y por la mañana del día siguiente, los madrileños vieron asombrados que la estatua de la diosa Cibeles, la fuente más famosa de la ciudad, aparecía, en su carro tirado por dos fieros leones, cubierta con una capa Seseña protegiéndola del frío. Todo Madrid atribuyó a Santos Seseña el gesto, aunque él siempre lo negó. Salieron fotos en los periódicos con los bomberos retirando la capa del monumento público.

1955

Regalan a Pablo Picasso, que residía en Francia, una capa Seseña. El autor del regalo es el famoso torero Luis Miguel Dominguín, gran amigo del artista. Existen numerosas fotos de Picasso con capa, prenda que para él simbolizaba los años de su juventud en España. Pero, sin duda, la anécdota que une a Picasso definitivamente con Capas Seseña es la protagonizada en los años 70 por Eugenio Arias, su barbero y amigo, y por la última esposa del artista, Jacqueline Roque, quien encargó a Eugenio que comprase en España una capa, que quería regalar a su marido. Eugenio se las ingenió para comprarla en Casa Seseña. La capa llegó a Picasso a través del Real Madrid que jugaba esos días un partido en Niza. La historia, no obstante, no acaba aquí ya que, según declaraciones de su viuda, Pablo Picasso fue enterrado posteriormente con la capa.

1964

Los Brincos, famoso grupo de pop español, encargan en Seseña capas que se confeccionan especialmente para ellos. Posteriormente, aparecen con las capas en la portada de varios de sus Lp’s, en conciertos y en los principales programas de televisión de la época.  Así, simbolizan el descubrimiento de la capa por la juventud de los 60. Por los mismos años los Beatles se fotografían también usan capas en las portadas de alguno de sus discos. (“Help”).

1972

En las Olimpiadas de Invierno de Sapporo, Japón de 1972 el medalla de oro de Slalom Gigante, el español Francisco Fernández Ochoa recoge su premio con una capa Seseña de color negro que resaltaba, muy elegante, sobre el blanco de la nieve.

1974

Marcello Mastroianni visita la tienda con su pareja de entonces, nada menos que la famosa actriz francesa Catherine Deneuve, y ambos rubrican su estancia en el libro de firmas de Seseña.

1984

El 14 de Octubre de este año, el New York Times publica un largo artículo del profesor americano Robert Packard sobre las impresiones de su viaje por España, que titula “In Madrid, one store is capital of capes”. En el artículo cuenta a los neoyorkinos su descubrimiento de Casa Seseña y lo hace en términos tan elogiosos que provoca que más de mil neoyorkinos  se dirijan por correo postal a Seseña pidiendo información y que como consecuencia, se envíen más de quinientas capas a clientes norteamericanos.

1989

Camilo José Cela, Premio Nobel de Literatura de aquel año, encarga a Seseña una capa negra con embozos granates para cubrirse con ella en la solemne ceremonia de entrega de premios.

1993

En febrero de este año, el magnífico director de cine italiano Federico Fellini visita Seseña, y para no ser menos que el actor Yul Brinner, que en los años 50 había adquirido seis capas, adquiere otras seis para regalar a sus amigos.

1997

En el mes de Diciembre, el Presidente Bill Clinton y su esposa Hillary visitan oficialmente España. Días antes se hace saber a la Casa Seseña que Hillary Clinton, aconsejada por su hija Chelsea que ya tiene una capa Seseña, está interesada en adquirir otra para ella misma. Por razones de seguridad se traslada a la embajada de U.S.A. en Madrid un amplio muestrario para facilitar al máximo la elección. La Sra. Clinton tras charlar distendidamente con Enrique Seseña y Maricarmen López, elige una capa de color azul y está tan satisfecha con su adquisición que esa misma mañana la lleva puesta por todo Madrid y al día siguiente durante el viaje de vuelta a Washington. De esta forma, numerosas fotos muestran en todos los medios de información a Hillary Clinton con su capa madrileña y la Casa Seseña recibe con satisfacción numerosas felicitaciones y se enorgullece de contar entre sus clientas a tan eminente dama.

2001

Se cumplen 100 años desde la fundación de aquella pequeña sastrería a medida. Muchas cosas han cambiado pero la esencia es la misma. Seseña sigue cortando sus capas una a una, con los mejores paños de Béjar, Salamanca, cosidas a mano individualmente con respeto a los patrones, calidades y procedimientos de calidad que dieron fama desde sus inicios a la casa. “2001, la odisea de la capa” La casa Seseña se convierte en su propia anécdota.

2008

Un coche negro para en la calle de la Cruz frente a Seseña y desciende, el actor Pierce Brosnan. En un viaje relámpago a Madrid para rodar un anuncio de TV, el actor tiene tiempo para seguir el consejo de una amiga de su mujer: “Si vas a Madrid, no dejes de visitar Capas Seseña”.  Así lo cumple y, además, adquiere dos capas de regalo para su mujer y su madre.

2010

Capas Seseña consolida su presencia en Internet y de ello da buena cuenta nada menos que un gurú de la red como es Jeff Bezos, creador de Amazon.com quien, junto a su familia visita la tienda y adquiere 6 capas.

2011

En su 110 aniversario, Capas Seseña estrena esta página WEB con el ánimo de mejorar y ampliar su oferta y poner a disposición del universo de internautas su pequeño pero gran establecimiento de Madrid.
HISTORIA de la capa:
Es una prenda que se remonta a los celtíberos y que denominaban sagúm. Los romanos adoptaron la sagúm celtíbera : Capa de lana usada por los pueblos prerromanos de la meseta castellana), capa abierta en los costados y sujeta con una fíbula (Fíbula: Hebilla o broche muy usado por los griegos y romanos) en el hombro, y los árabes nos dejaron su albornoz (Albornoz: Especie de capa o capote con capucha), capote cerrado con capucha. sago. Tenemos noción de que los romanos adoptaron la sagúm celtíbera (Sagúm: Capa de lana usada por los pueblos prerromanos de la meseta castellana), capa abierta en los costados y sujeta con una fíbula (Fíbula: Hebilla o broche muy usado por los griegos y romanos) en el hombro, y los árabes nos dejaron su albornoz (Albornoz: Especie de capa o capote con capucha), capote cerrado con capucha. Allá por la Edad Media, la capa era manto obligado de todos los estamentos: capuces para los guerreros (Capuz: Vestidura antigua, larga y holgada, con capucha), tabardos y lobas para los nobles (Tabardo: Prenda de abrigo ancha y larga, de paño tosco), (Lobas: Sotana, vestidura talar (hasta los talones)), capas magnas para los religiosos (Capa magna: La que se ponen los arzobispos y obispos para asistir, en el coro de sus iglesias, a los oficios divinos y otros actos capitulares.) Y capotillos de aldas para los campesinos (Capotillo de alda: Capote corto.). El siglo IV, cuenta la historia, que San Martín de Tours partió su capa a la mitad para que pudiera taparse un pobre. Después de muerto San Martín, la otra mitad se guardo en el oratorio de reyes, ante la que se les tomaba juramento a los que eran llamados al tribunal del rey, según atestiguan varios antiguos diplomas. Los sacerdotes dedicados a custodiarla eran los encargados de llevarla siguiendo al ejercito en todas las expediciones guerreras, como si de un amuleto se tratase. En el siglo XVI, la capa era signo y medida exterior del linaje: cuanto más cortas, mayor nobleza se le suponía al portador; así, al rey se la remataban en la cintura, los gentiles hombres la cortaban a medio muslo, los artesanos y menestrales en las rodillas y los villanos en los pies. A partir de entonces empieza a coger auge con la denominación de capa española y es usada especialmente por el hombre. 
También llego a utilizarse en Francia con el conocido nombre de capa española. En la época romántica también fue utilizada por las mujeres, llegando Luis VII a prohibir el uso de éstas a las mujeres cortesanas, para que éstas no fueran confundidas con las honradas. A partir de esta época ya se denomina capa española. En los antiguos grabados y laminas se ve con que soltura y gracia solían embozarse la capa los franceses, flamencos, ingleses, italianos y portugueses, que después quedo como cosa peculiar de los españoles. En el XVII, todavía pervive el ferreruelo (Herreruelo: capa no muy larga, con cuello y sin esclavina. (Ferreruelo)), capita corta que solía terciarse galanamente sobre un hombro, pero también hacen moda otras muchas capas y mantos. El siglo XVIII nos trajo dinastía borbónica y gustos franceses: las capas cortesanas se fabrican con tejidos más ligeros y de más vivos colores. La longitud de la tela se hace cuestión de estado y hasta provoca un motín popular contra un ministro ilustrado: Esquilache. La influencia no llega a campesinos y pastores, que siguen con sus anguarinas de lana o paño grueso para celar los fríos, o sus corozas de paja para escudarse de las lluvias. Existían muchas clases de capas: las de los gentiles hombres, las de los caballeros, las de los guerreros, capas para ir montado a caballo hombres y mujeres, capas de ir a pie, capas de la burguesía, de los aldeanos, capas de la gente del pueblo. También tuvieron sus capas los obispos y dignidades de la iglesia y las ordenes religiosas. En el siglo XVIII la capa española adquirió mayor longitud. Se estilaban de colores vivos, generalmente grana o moradas y forradas con colores claros pero sin embozos. La de color grana era característica del pueblo bajo. En el XIX, triunfa definitivamente la que ha venido en llamarse capa española, en sus cuatro variantes más conocidas: La Madrileña o pañosa, con esclavina, cuello bajo y embozo de terciopelo de colores, en terciopelo verde y/o rojo. La Castellana o parda, de paño pardo o marrón sin vivos y con grandes broches. La Catalana, de amplios vuelos y capilla galoneada. La Andaluza, de esclavina más corta y de menor longitud. Dejaron de llevarse los colores vivos y solo siguieron llevándose las de paño negro, castaño, azul o verde oscuro. Se le dio mas vuelo se forraron los embozos de piel, lana o terciopelo y la esclavina se hizo mas corta y más airosa. Las mujeres han seguido usándola raras veces y todavía la usa alguna hacendada portuguesa. A principios del siglo XX, las diferencias son menos acusadas, existiendo prácticamente un solo modelo de capa; la capa negra con embozos de terciopelo de vivos colores con esclavina adornada con pasamanería rematando su cuello un broche, que suele distinguir a quien lleva la capa, bien por su procedencia, condición o asociación. Este tipo de capa es la que nos ha llegado a nuestros días que paulatinamente dejo de usarse por considerarse una prenda antigua. A finales del siglo XX ciertos grupos de nostálgicos y admiradores de esta prenda en desuso, por distintas localidades españolas han ido creando asociaciones para hacer resurgir, realzar y dar a conocer esta prenda, la capa española, de elegancia propia, añorada por unos y dejada en el olvido por otros.  

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