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lunes, 1 de diciembre de 2014

El Banco Ciudadano nació en Bruselas...

Precio, pruebas de acceso y estructura de la Escuela de Periodismo de El País

1 dic. 2014
El País
ÍÑIGO DE BARRÓN,
Madrid

Antonio Quero, economista socialista y funcionario de la UE, es el padre de la idea

El jueves pasado, casi a la misma hora que Podemos presentaba el documento de Juan Torres y Vicenç Navarro, en donde se habla de la posibilidad de crear un Banco Ciudadano de Depósitos, el economista Antonio Quero presentaba esta misma idea en una sala de la Comisión Europea, en Bruselas, donde trabaja como funcionario. Quero, del PSOE y especialista en instrumentos financieros en la Comisión Europea, estaba presentado su libro La reforma progresista del sistema financiero. Un Banco Ciudadano de Depósitos y una tasa sobre el casino financiero (Editorial Catarata), en el que desarrolla los pros y los contras de implantar ese banco ciudadano. Una semana antes había presentado su obra en Madrid.

“Juan Torres escribió el prólogo de mi libro pero no sabía que lo iba a proponer sus ideas en el programa de Podemos. Me parece muy bien porque he escrito el libro para sacar al debate público esta idea, es decir, reequilibrar la relación entre el poder financiero y el poder ciudadano, devolviendo a este último el control directo sobre su dinero y poniéndolo al servicio del interés general”, comenta Quero. Lo paradójico del asunto es que Quero ha presentado varias veces estas ideas a dirigentes socialistas sin lograr convencerles. “Es una lástima, pero hasta ahora el PSOE no se ha atrevido a proponer esta tesis en los programas”, admite.


De una manera sencilla, la idea de Quero —inspirada de alguna manera en la Caisse des Dépôts francesa— consiste en separar las actividades de crédito y depósitos y confiar estos últimos a una entidad única, el Banco Ciudadano de Depósitos. Dirigido por ejecutivos del sector escogidos por el Parlamento, cuyo mandato sería la estabilidad financiera y el buen funcionamiento de la economía. El crédito estaría en manos de entidades públicas, privadas o cooperativistas, en régimen de libre competencia.
El Banco Ciudadano de Depósitos, además de ofrecer una garantía segura para el ahorro, le daría un fin productivo al invertirlo en títulos de deuda de los bancos para que éstos tuvieran garantías para poder prestar, convirtiéndose así en una fuente de financiación estable, segura y competitiva para ellos, sostiene Quero.

Este banco iría agrupando (en un plazo de tres a cinco años) los 1,4 billones de depósitos que hoy están en el sistema. Así, podría influir de manera anticíclica para frenar o acelerar el crédito y la inflación. Sus estatutos proclamarían su carácter de servicio público y ofrecerían el derecho a una cuenta bancaria gratuita para toda persona física. Este banco podría convivir dentro del euro y bajo el control del BCE.

La gestión de los depósitos también incluiría su inversión prudencial en activos seguros, como deuda pública, para estabilizar los precios del papel del Estado en casos extremos como los que ha atravesado la zona euro en los últimos años. Como figura en el programa de Podemos, Que-

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