Que nos hacemos viejos es algo que comprobamos año tras año. Y esa
pérdida de facultades sobre todo la notamos en nuestras articulaciones.
Nos anquilosamos, decimos para dar a entender que nuestra flexibilidad
se reduce y que nuestro tono muscular pierde fuelle, lo que se traduce
en mayor torpeza de movimientos y menor capacidad para la práctica del
ejercicio.
Ahora bien, asociar esa dificultad para movernos con la cantidad de
tiempo que nos queda en el planeta parece una exageración. Al fin y al
cabo, viviremos lo que digan nuestras células y no todo es flexibilidad
ni movilidad. Afortunadamente la inteligencia y los avances médicos
pueden ofrecernos una buena calidad de vida aunque estemos postrados en
un sillón. Reducir nuestra existencia a esos parámetros como que nos
lleva a un fatal determinismo donde los no válidos no tienen hueco entre
nosotros.
Aun así, y sin caer en los fatalismos, sería recomendable para todos
que llegáramos a los 50 en las mejores condiciones posibles para
afrontar la siguiente etapa de nuestra vida. En este sentido, un grupo
de médicos brasileños han diseñado un test basado en el equilibrio, la
flexilidad y la fortaleza muscular según el cual pueden predecir el
tiempo que nos queda por delante.
La prueba, conocida con las siglas SRT
por su denominación en inglés (sitting-rising test), consiste en un
ejercicio sencillo: sentarse y levantarse con las piernas cruzadas, pero
sin ayudarnos de nada. Se parte de una puntuación inicial de 10 puntos,
y se van restando puntos por cada ayuda adicional que se precise o por
cada pérdida de equilibrio. Lo ideal es solo perder dos puntos y si está
por debajo de los ocho resultantes, duplica sus posibilidades de morir
en los próximos seis años.
Como decíamos, está pensado para todos aquellos que ya pasen de los
cincuenta, y según sus defensores, no estamos ante un designio fatal del
destino, sino que podemos ir mejorando nuestra puntuación con la
práctica de ejercicio, y con ello, alargar nuestra esperanza de vida.
Ciertamente no se trata de nada científico -por mucho que los galenos lo
avalen con sus estudios- pero sin duda representa un acicate para que
no nos durmamos en los laureles de la vida contemplativa y que a lo
largo de nuestra vida practiquemos ejercicio físico; que estando en
forma, desde luego alargaremos nuestra calidad y nuestras posibilidades
de estar cuando menos más a gusto en la Tierra.
Los orientales, que son unos maestros en la búsqueda del equilibrio
entre cuerpo y mente, vienen practicando desde tiempos remotos
ejercicios, adaptados a cualquier edad, que permiten seguir siendo
flexibles como juncos -taichí- y existen innumerables formas de gimnasia
pasiva que nos permiten retener -en la medida de lo posible- nuestras habilidades físicas -como el Pilates-.
Lo que se trata es de no pararnos quietos… Y como test no está mal. ¿Se animan a realizarlo?
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