El escándalo y latrocinio de la deuda griega
Vicenç Navarro Catedrático de Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y Profesor de Public Policy. The Johns Hopkins University
Vimos durante estas últimas semanas una campaña mediática movilizada
para atemorizar al votante griego a fin de que no votara a la coalición
de partidos de izquierdas conocida como Syriza, una campaña que también
pudimos ver aquí en España, donde el objetivo era asustar al electorado
español, subrayando el desastre que supondría para este país que los
partidos de izquierdas, como Podemos o Izquierda Unida (que son
considerados homologables políticamente a Syriza en Grecia), ganaran las
próximas elecciones a las Cortes Españolas, que se celebra a finales de
este año.
Gran parte de esta campaña mediática ha consistido en tergiversar las
intenciones de los que son considerados adversarios o enemigos, a los
cuales hay que destruir. Una de esas tergiversaciones ha sido decir que
si ganaba Syriza las elecciones, esta partido no pagaría la deuda
pública, con lo cual los mercados financieros dejarían de prestar dinero
a Grecia, con el consiguiente colapso financiero que forzaría a aquel
país a salirse del euro. En esta avalancha de falsedades se ignoran
muchos hechos que deberían conocerse para entender mejor el problema de
la deuda griega y la respuesta de Syriza. Miremos, en primer lugar, cómo
se ha generado la deuda griega.
Por qué el gran crecimiento de la deuda pública griega
Grecia ha visto crecer la deuda pública de una manera muy rápida,
pasando de representar cerca del 100% del PIB cuando se inició la Gran
Recesión, al 174% en el año 2014. Hubo una ligera bajada en el año 2012
debido a la reestructuración de la deuda acordada entre los acreedores y
el gobierno griego, pero en el 2013 continuó creciendo hasta llegar a
los niveles actuales.
Ahora bien, es importante cuando analizamos la situación de la deuda
pública de un Estado considerar no solo el tamaño de la deuda pública,
sino también el coste que representa para el Estado pagar dicha deuda
pública y quién es el propietario de la misma. Si miramos cada uno de
estos datos veremos que, aún cuando el tamaño de la deuda pública ha
aumentado, el volumen de los intereses que el Estado griego paga por la
deuda han ido, en realidad, bajando: de un 7% del PIB en el año 2011, al
4,3% del PIB en el 2014. Esta cifra es, por cierto, inferior a la de
Bélgica e Italia (que es aproximadamente del 5-6% del PIB). España, con
una deuda pública menor que la griega (alrededor de un 100% del PIB),
destina el 3,5% del PIB al pago de intereses de la deuda (algo menos que
Grecia), lo cual no deja de ser sorprendente, pues lo que cuesta al
Estado español pagar por los intereses de la deuda es solo ligeramente
inferior a lo que le cuesta a Grecia cuando, de hecho, España tiene un
porcentaje mucho menor de deuda pública que Grecia. ¿Cómo es esto
posible?
La respuesta a esta pregunta es que los propietarios de la deuda
pública en Grecia han dejado de ser los bancos privados (sobre todo
alemanes y franceses, aunque también españoles) y lo han pasado a ser el
Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional y los Estados
de la Eurozona, incluyendo España (a través del llamado Fondo Europeo de
Estabilidad Financiera. FEEF). Hoy la gran mayoría de la deuda pública
griega la tienen instituciones públicas, a saber: el FEFF (formado por
17 países de la UE, entre ellos España, un 60%), el Fondo Monetario
Internacional (FMI, un 10%) y el Banco Central Europeo (BCE, un 6%). En
España, sin embargo, según datos del Tesoro Público, la gran mayoría de
la deuda pública es de los compradores extranjeros (48%). El resto lo
tienen los bancos españoles (30%), compañías de seguros privados (7%),
planes de pensiones privados (7%), y un 8% la Seguridad Social.
¿Por qué la Troika compró la deuda pública griega que poseían los bancos privados?
En Grecia este cambio de privado a público ha significado una
transformación en la evolución de la deuda en Grecia. Las condiciones de
pago acordadas hubieran sido mucho más difíciles de alcanzar si las
negociaciones de la reestructuración de la deuda hubieran sido
primordialmente con los bancos privados. No fue así. Fue con la Troika.
En dichas negociaciones se permitió una rebaja de los intereses, una
extensión de los vencimientos de la deuda pública y una entrega de los
beneficios directamente al gobierno griego sin retenerlo el BCE. Estos
cambios explican la caída del coste de pagar los intereses de la deuda.
Estos cambios se pudieron realizar a costa de que la propiedad de la
deuda pública pasara de manos privadas a públicas mediante la compra por
parte del BCE, del FMI y de los estados europeos de los bonos públicos
que tenían los bancos privados. Esta compra de deuda pública generó
también un aumento del tamaño de la deuda y respondió a la necesidad de
rescatar a los bancos privados (alemanes, franceses y españoles entre
otros) que estaban llenos de deuda pública hasta la médula. De ahí que,
cuando parecía que el Estado griego colapsaría, la Troika intervino para
evitar el daño a la banca privada, comprándole deuda pública y
facilitando el pago de la deuda por parte del Estado griego. Como bien
dice el director adjunto del Financial Times, el Sr. Martin
Wolf, los fondos de la Troika en su compras de deuda pública a los
bancos privados, no eran “para ayudar a Grecia, sino a ayudar al sector
financiero privado a que abandonara Grecia” (entrevista en el diario ARA, 01.01.15).
La raíz del enorme problema de la deuda pública era y continúa siendo
el sistema bancario europeo y las normas de gobierno del Banco Central
Europeo. Este, el BCE, compra deuda pública a los bancos privados a unos
precios altísimos consecuencia de que el mismo BCE no pueda comprar
(según su normativa) deuda pública al Estado griego directamente. Y para
mayor escándalo, los bancos privados habían conseguido el dinero para
comprar la deuda pública griega nada menos que del mismo BCE, a unos
intereses bajísimos. Más que escándalo es un latrocinio y parasitarismo
de lo público por lo privado. Y a todo ello le llaman “rescate de
Grecia”, cuando es un rescate al sistema financiero privado europeo, que
incluye desde los bancos privados griegos al resto de bancos europeos.
¿Por qué la deuda griega continúa creciendo?
La compra de los bonos públicos por parte
de la Troika fue un enorme rescate de la banca privada a unos precios
exuberantes. Esta es la causa del continuo crecimiento de la deuda
pública griega. Por lo tanto, los propietarios de la deuda han pasado de
ser bancos privados a instituciones públicas, pues la compra del
primero ha sido por parte de los segundos. En otras palabras, para
evitar las pérdidas de los bancos europeos, entre otros, el Estado
español ha terminado comprando bonos griegos por valor de más de 30.000
millones de euros a través del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera.
Economistas “catastrofistas” no han dicho nada sobre este latrocinio.
En su lugar asustan a los españoles diciendo que si Syriza gana las
elecciones, su gobierno no pagará la deuda al Estado español, perdiendo
cada ciudadano 300 euros, cifra a la cual los catastrofistas han llegado
dividiendo el total de la deuda pública que el Estado español posee
entre el número de españoles. En este cálculo se hace una gran
manipulación, pues hay el dato clave que he citado, ocultado (o
probablemente desconocido por tales catastrofistas), de que el dinero
prestado al Estado griego por parte del Estado español era, en realidad,
parte del pago en los famosos rescates de los bancos periféricos de la
Eurozona (en el caso de Grecia servía para que el Estado pudiera pagar a
los bancos privados, que eran los mayores propietarios de la deuda
pública). De ahí que hoy la deuda griega sea deuda pública adquirida en
gran parte para que el Estado griego pudiera pagar a los bancos
privados. Lo que no se dice es que los 300 euros (en realidad 600) que
el ciudadano español ha prestado al Estado griego han sido para pagar a
los bancos extranjeros, incluyendo los españoles, que tenían enormes
cantidades de deuda pública griega. Los “paganos” han sido las clases
populares griegas, que han tenido que sufrir enormes recortes de gasto
público para pagar los intereses de la deuda pública, y también los
ciudadanos de otros países; todos ellos para pagar a los bancos
extranjeros (muy en especial alemanes, pero también franceses y
españoles). Y ahora tales catastrofistas intentan enfrentar a los
ciudadanos españoles con los ciudadanos griegos, diciendo que si el
Estado griego no paga la deuda, el ciudadano español perderá 300 euros
¿Por qué se reproduce tal sistema de gobierno del euro?
En realidad, todo este entramado es para el beneficio y gloria de la
banca privada. Todo, repito, todo podría haberse ahorrado si el Banco
Central Europeo hubiera sido un Banco Central en lugar de ser un lobby
de la banca, sobre todo alemana. La hipertrofia de la deuda pública
griega se debe primordialmente a que el BCE no ha ayudado a los Estados
(como hubiera hecho cualquier Banco Central) protegiéndoles en contra de
la especulación de los mercados financieros, comprándoles deuda
pública. Parece que, por fin, el BCE lo va a hacer, aunque no
directamente sino indirectamente comprando deuda pública a los bancos
privados en el mercado secundario. ¿Por qué ha tardado tanto? Pues
porque a los bancos la situación les ha ido requetebién. Y a los Estados
periféricos y a las clases populares les ha ido requetemal.
El gobierno Syriza lleva razón
Resultado de todo lo dicho, es lógico que un nuevo gobierno griego
pida una auditoría para saber cómo, cuándo y quién ha generado tal
deuda, una auditoría, por cierto, que no está solo permitida sino
incluso exigida ya ahora por las normativas de la UE y del Parlamento
Europeo, según las cuales tal auditoría se exige cuando debe hacerse una
restructuración de la deuda. La Troika fue precisamente la que
incumplió tal norma en la última reestructuración de la deuda, pues tal
auditoría hubiera mostrado la ilegalidad de las condiciones que la
Troika ha impuesto a Grecia. Es justo y necesario que haya una demanda
de auditoría de la deuda junto con la renegociación de la deuda. Incluso
el que fue director de la reestructuración de la deuda griega en 2012,
el Sr. Charles Dallara, está de acuerdo en ello. Sus recientes
declaraciones son, de hecho, favorables a la propuesta de Syriza. Pero
todo esto no aparece en los medios, que están movilizados para
atemorizar a la población tanto en Grecia como en España. En realidad,
la Troika no podría poner las condiciones que impuso a Grecia pues, como
ha señalado Eric Toussaint, sus condiciones violan tanto el Tratado de
Funcionamiento de la Unión Europea como su Carta Social, incluyendo
también la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE.
Una última observación. El énfasis en la deuda ha distraído la
atención de los medios de información que no han dado suficiente
visibilidad a otros responsables del crecimiento de la deuda, tales como
el enorme dominio del Estado por una estructura oligárquica que ha
llevado a Grecia a la ruina, tal como indiqué en un artículo anterior
(ver “Qué pasa en Grecia (y en España)”, Público, 14.01.15).
Tal deuda no puede entenderse sin la complicidad de esta estructura de
poder con los intereses financieros extranjeros, una situación semejante
a la que ocurre en España.
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