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viernes, 16 de diciembre de 2016

Cayetana Guillén Cuervo, enhorabuena, lobona...

Cayetana ¡¡¡¡¡¡¡¡Enhorabuena!!!!!
Salir en la tele lo hace cualquiera. 
Mantenerse  durante años es más difícil.
Recuerdo tus pasos profesionales y te oigo con Iñaki Gabilondo en la SER.
Tus primeros, segundos, terceros...
pinitos en el artisteo y por fin tu llegada a TVE 
con Versión Española.
Este programa llegó a mi vida antes que a la tuya.
 Sé  como nació  y quiénes apostaron
 por tu presencia. 
 Te he visto crecer profesionalmente los 18 años que ya  lleváis porque, por si acaso se me olvida verlo, todas las semanas hay quién me informa
de la película y los invitados, pero sobre todo me habla con la pasión y el cariño que sólo ella sabe hacer de cómo ha quedado el programa,
 de los cambios de decorado, de lo chulo que ha salido el grafismo, de cómo sufrís o de cómo
 lo ha defendido de bien Cayetana. 
 Y es verdad, tu profesión de actriz, tus estudios de periodismo y
tu linaje artístico son una mezcla perfecta
 para ser lo que eres,
una de las mejores profesionales de la TV en España.
 
Por supuesto, faltaría más, te hemos seguido  en tu última aventura culinaria.
Semana tras semana y al término de la emisión he vivido y tenido un  MasterChefórum
al estilo cinefórum, con su poquito de talent show,  su pizca de reality y su disección al jurado.
 Si para un anónimo participar en estos programas tiene su aquel, para un famoso es más arriesgado.
Cocinar lo podemos hacer cualquiera pero someterte al estrés del tiempo, el cansancio, esfuerzo,  la competición, 
las cámaras, el jurado...
puede con los nervios y la templanza de cualquiera y quieras o no tu personalidad termina saliendo e imponiéndose,
lo que  muchas veces  no conviene.
Pero eso ha pasado. Que las personalidades han ido saliendo y mostrando el verdadero yo de cada uno,
 incluido el jurado. 
 Ese jurado al que habéis domesticado y 
humanizado día a día
y que ha pasado de ser duro, antipático y desagradable
 a ser personas-profesionales, que califican y juzgan con empatía
 y con la intención de construir y ayudar, lo que debe ser.
 Pero te diré que si  alguien ha salido fortalecida de esta experiencia has sido sobre todos,  tú.
Tu paso por el programa ha roto, por fin, esa imagen tuya de mujer distante e hierática.
Hemos conocido a una mujer distinta, encantadora, divertida, cercana, amable, educada, buena compañera, competitiva, ambiciosa, empática.
 Has mostrado el ser especial que eres con 
tus compañeros, amigos, familia
y profesión, 
 a la que has dedicado, con un par, 
 tu menú especial de la final.
Querer ganar, ambicionar ser el primero siempre es la meta, pero no a cualquier precio y tú has demostrado 
que se puede.
Has luchado por serlo, te has preparado y lo 
has conseguido
 pero también te han dolido los fracasos ajenos.
Tu empatía y cariño por el  compañero han 
sacado lo mejor de ti.
Ya nunca será lo mismo.
Ahora cada vez que te veamos en TV te miraremos 
de otra manera 
y seguro que una sonrisa de cariño, complicidad,
  respeto y credibilidad se dibujará en el espectador.
Te lo has ganado y te lo mereces.
Aunque yo no te puedo ver con otros ojos de los que siempre te he visto, lobona.

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