De agradecer que El Deseo prescinda del Smoking y la alfombra roja a favor de un pre-estreno popular en los cines Ideal, con la presencia del director y los dos protagonistas casi tan cercanos como si estuviesen presentando Laberinto de pasiones a la “Full Modernilla “ de la movida. Pero tanta llaneza no exime a Almodóvar de reconocer el muro de carga de su última película: La novela “Mygale” de Thierry Jonquet, sin la cual todo el universo formal y estético de su producción estaría hueco. En la presentación no se digno nombrar siquiera al autor, aunque en los créditos finales quede suficientemente reconocido.
Cuando, hace más de un año leí esta roman noir, corta pero intensa, pensé que no podía ser más almodovariana; tenía todos los elementos que hacen reconocible un film de Almodóvar: Morbo, y cierta apología de la trasgresión que desencadena el drama desazonador. No desvelo nada diciendo lo que todos hemos leído; qué es la historia de una venganza originalísima, en el contexto de un clásico del arte de contar historias: Prometeo y sus prerrogativas divinas, arrogándose la facultad de modelar al hombre a su antojo. La villa de la Côte D’Azur ha sido cambiada por un impresionante cigarral en Toledo, y el Mercedes con chofer donde se desplaza el doctor Lafargue (cuyo apellido a conservado el personaje interpretado por Antonio Banderas) por un BMW de la serie 6 que, en aras del buen gusto, conduce el propio protagonista. Por lo demás, en el otro cambio efectuado en la narración ha salido perdiendo la película: el rocambolesco giro que se produce en las páginas del libro es, a mi juicio, más acertado, que el que escribe Almodóvar en su traducción a la pantalla. Por todo ello, en la presentación que nos hizo antes de comenzar la proyección eché en falta una alusión, aunque solo hubiera sido, a este autor francés, maestro del género y ya fallecido en Agosto de 2009. Si no lo conocen descúbranlo.
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