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lunes, 13 de abril de 2015

Sabías qué...Carlos IV



Nuevatribuna
Lunes, 09 de marzo de 2015
Edmundo Fayanas Escuer 
 María Luisa, mujer del Rey Carlos IV había comunicado a su confesor, Fray Juan de Almaráz “Ninguno de mis hijos lo es de Carlos IV, la dinastía Borbón se ha extinguido en España”.

Carlos IV, el rey cornudo

Nace en Portici, Nápoles el once de noviembre de 1748. Era hijo de Carlos III y de María Amelia de Sajonia. 

Cuadro de la familia de Carlos IV de Francisco de Goya
Carlos III no pudo aguantarse ante la simpleza del razonamiento de su hijo y le respondió “Carlos, Carlos, que tonto eres, las princesas también pueden ser putas, hijo mío
Pasó su infancia en Italia, donde su padre Carlos III era en aquellos momentos rey de Nápoles. Tenía un carácter débil y una voluntad mínima, además de altibajos en su humor.
Sin grandes dotes intelectuales, si tenía facilidad para el estudio de los idiomas, la música y la pintura. Tenía grandes habilidades para la realización de manualidades.
En ocasiones disfrutaba riendo y gastando bromas con los trabajadores de las caballerizas reales. A veces realizaba combates de lucha leonesa con los mozos de las caballerizas. Pero mientras que un día mostraba alegría y se reía con chistes, al día siguiente, por su cambio de humor, recibía a los mozos a patadas y salivazos, haciéndoles besar su mano y sus zapatos.
Carlos III era consciente de las limitaciones intelectuales de Carlos IV, y no dudaba en decírselo. Un día que estaban comentando la preparación de su boda, Carlos III le recordó la posibilidad que todo hombre tiene de sufrir alguna infidelidad. Carlos IV, le dijo muy seguro de sí mismo “Pienso que los reyes están libres de las preocupaciones que tienen el resto de los maridos porque sus esposas no les pueden engañar con otras, ya que una reina no tiene otro rey cerca más que su esposo”. Carlos III no pudo aguantarse ante la simpleza del razonamiento de su hijo y le respondió “Carlos, Carlos, que tonto eres, las princesas también pueden ser putas, hijo mío”.
María Luisa había comunicado a su confesor, Fray Juan de Almaráz “Ninguno de mis hijos lo es de Carlos IV y, por consiguiente, la dinastía Borbón se ha extinguido en España”
Blanco White definía a Carlos IV como un hombre de nobles ideales, pero que carecía de más mínimo sentido político, pensaba que Carlos IV era “un divino tonto”.
Otro hecho que nos da reflejo de la poca capacidad de Carlos IV se produjo en medio de una fiesta que daba la Corte, el príncipe de Asturias pregunta a Carlos III “Padre, hay una cosa que no comprendo… Si todos los reyes somos designados por la gracia de Dios ¿Cómo pueden existir malos reyes?¿No deberían ser todos buenos reyes?” Carlos III mira a su hijo y le contesta “Pero que tonto eres, hijo mío”.
Físicamente tenía una nariz larga y gruesa, la frente huidiza, la tez sonrosada, la cabeza pequeña con unos ojos grandes, que le daban una mirada asustada, además de bonachona, que le hacían tener el aspecto de un rey simplón e incapaz. Era un gran cazador, lo que hizo que tuviera unas piernas musculadas y potentes, así como una figura esbelta que con el paso de los tiempos iría perdiendo.
El francés Desdevises du Dezeut describía de forma muy grafica a Carlos IV “Era de elevada estatura y de aspecto atlético; pero su frente hundida, sus ojos apagados y su boca entreabierta señalaba a su fisonomía con un sello inolvidable de bondad y debilidad”.
Se levantaba muy temprano, a las cinco de la madrugada, rezaba y oía en sus aposentos dos misas diarias. A las seis de la mañana se dedicaba a la lectura de obras piadosas para posteriormente tener un potente desayuno. Como anteriormente he citado, era un enamorado de las manualidades, destacando en la manipulación de los relojes. Comía siempre a las doce del mediodía.
Su otra gran afición fue la caza, y para realizarla contaba con una amplia colección de armas, teniendo a su servicio los mejores armeros del país. Salía a cazar a la una del mediodía sin importarle la climatología y no regresaba al palacio hasta el anochecer. Tan sólo dejaba de salir a cazar los dos días anteriores de Pascua o cuando había alguna procesión importante.
Después de su jornada de caza, era cuando atendía sus obligaciones regías y durante media hora recibía a los ministros. Posteriormente, se dedicaba a jugar a las cartas o a audiciones de violín del que era muy aficionado. Después de una potente cena, se iba a la cama a las once de la noche.
Sentía una gran afición por la música de Bocherini. Era un violinista aficionado. Carlos IV compró en 1775 el cuarteto de instrumentos Stradivarius que se conservan actualmente en el Palacio Real de Madrid. Se rodeó de un entorno musical que estaba dirigido por el violinista y compositor Gaetano Brunetti.
También le gustaba mucho la pintura y encargaba obras de forma regular a pintores como Luis Meléndez, Claude Joseph Vernet y Luis Paret. Pero sobre todos con Francisco de Goya al que nombre pintor de cámara en el año 1789.

SU MATRIMONIO CON MARÍA LUISA DE PARMA
Carlos IV le dijo a su padre que "una reina no podia engañarme porque no tiene otro rey cerca más que su esposo”, a lo que Carlos III no pudo aguantarse ante la simpleza del razonamiento de su hijo y le respondió “Carlos, Carlos, que tonto eres, las princesas también pueden ser putas, hijo mío”
Carlos IV contrajo matrimonio con su prima hermana María Luisa de Borbón Parma. Tuvo veinticuatro embarazos pero sólo tuvieron catorce hijos y siendo seis los que llegaron a adultos. Sus hijos son:
Carlos Clemente Antonio que vivió dos años y medio.
Carlota Joaquina que se casó con Juan VI de Portugal a la edad de diez años y que se convierte en reina a los diecisiete años al morir el primogénito. Enseguida fue odiada por el pueblo portugués. El rey mandó encerrarla por la conspiración que llegó a encabezar.
María Luisa Carlota que vivió cinco años.
María Amalia que fue casada con su tío Antonio Pascual de Borbón.
Carlos Domingo Eusebio, que vivió tres años.
María Luisa Josefina, que fue casada con Luis de Borbón-Parma, duque de Parma y rey de Etruria.
Carlos Francisco de Paula que vivió un año.
Felipe Francisco de Paula, que vivió un año.
Fernando, que acabó siendo rey con el título de Fernando VII.
Carlos María Isidro, conde de Molina, fundador del carlismo y pretendiente al trono de España, responsable de las guerras civiles que en su nombre y en el de sus sucesores padeció España durante los últimos tercios del siglo XIX.
María Isabel casa con su primo Francisco I de las Dos Sicilias.
Carlos IV vestido de cazador, por Goya
María Teresa, muere a los tres años como consecuencia de la viruela.
Felipe María Francisco que fallece a los dos años.
Francisco de Paula Antonio, casado con su sobrina, Luisa Carlota de Borbón-Dos Sicilias. Su primogénito, Francisco de Asís de Borbón, se casó con la reina Isabel II. Galdós lo retrata en los Episodios Nacionales como el padre “Puntillas” por sus afeminadas costumbres que tanto enervaban a Isabel II.
María Luisa de Parma era muy intrigante y carecía de toda discreción. Dominaba completamente al Rey, al que logró mantener apartado de la vida política, mientras ella asumía los asuntos de Estado por medio del válido Manuel Godoy.
El canónigo Escoiquiz describía así a María Luisa: “Una constitución ardiente y voluptuosa…. Y una sagacidad poco común para ganar los corazones que... le había de dar… un imperio decisivo sobre su joven esposo de carácter de Carlos, lleno de inocencia y aún de total ignorancia en materia de amor, criado como un novicio, de solo dieciséis años, de un corazón sencillo y recto y de una bondad que daba en el extremo de la flaqueza… A sus brillantes cualidades juntaba un corazón naturalmente vicioso incapaz de un verdadero cariño, un egoísmo extremado, una astucia refinada, una hipocresía y un disimulo increíbles y un talento que… dominado por sus pasiones, no se ocupaba más que en hallar medios de satisfacerlas y miraba como un tormento intolerable toda aplicación a cualquier asunto verdaderamente serio… obligándola a dar al favorito más inexperto las riendas del gobierno, siempre que él supiera aprovecharse del ascendiente absoluto que, a falta de amor, le daba el vicio sobre su alma corrompida”.
EL REINADO DE CARLOS IV
De caza. Godoy (izq.) y Carlos IV (centro) en el Real Sitio de Aranjuez
Carlos IV llega al poder el 14 de diciembre de 1788. El inicio del reinado coincide con una fuerte crisis económica. La administración se encontraba muy anquilosada y ponía en cuestión la política reformista llevada por Carlos III. A ello, hay que añadir, que en Francia se estaba produciendo “la revolución francesa”, que estaba cuestionando el funcionamiento del denominado Antiguo Régimen.
Ante los acontecimientos que se daban en Francia 1789-1791, el ministro Floridablanca tuvo una actitud muy vacilante, que le hizo no intervenir, al mismo tiempo que intentaba mantener a salvo de la ideología revolucionaria francesa, que se estaba extendiendo por toda Europa.
Ante el fracaso de Floridablanca, le sustituye el ministro Aranda que dirigía el partido aragonés. Pero la situación no mejora. Mientras en Francia se había proclamado la República.
Le sustituye Manuel Godoy, que debía todo lo que era a los reyes, por lo que su lealtad es total. Realiza algunas reformas con la finalidad de controlar el poder de la alta Nobleza. Para que no fuera cuestionado por su origen humilde, Carlos IV lo eleva a la más alta nobleza proclamándolo Grande de España.
Cristóbal TORAL según Francisco de GOYA, "Según La Familia de Carlos IV de España"; inspirado del cuadro original de Francisco de GOYA (1801), óleo sobre tela, 1974-1975
Godoy era odiado tanto por la nobleza, que no lo aceptaba, dado su origen humilde y tampoco por el pueblo que le odiaba por considerarlo el primer gran dictador de la era moderna, además por sus relaciones adúlteras con la Reina. Unió la política exterior española a la francesa que realizaba Napoleón Bonaparte. La principal oposición a Godoy provenía del partido aragonés que encabezaba Aranda y que enseguida contaron con el apoyo del príncipe de Asturias, el posterior Fernando VII, que se dedicaba a desprestigiar a Godoy y a sus padres con los cuales no se entendía.
LOS CUERNOS DE CARLOS IV
María Luisa de Parma mantenía una relación amorosa con Godoy desde antes de la muerte de Carlos III. Ella utilizó toda su influencia para hacer de Godoy el hombre más poderoso de la Corte.
Algunos historiadores han descartado la naturaleza sexual de las relaciones entre la reina María Luisa y Godoy, argumentando que el continuo ascenso de éste, es debido a la lealtad que demostró siempre hacia los reyes y a la escasa capacidad de acción política de la pareja real.
Sin embargo, parece claro que alguno de los catorce hijos que tuvo la Reina, lo eran también de Godoy.
Godoy. Cuadro de Francisco de Goya
María Luisa había comunicado a su confesor, Fray Juan de Almaráz “Ninguno de mis hijos lo es de Carlos IV y, por consiguiente, la dinastía Borbón se ha extinguido en España”. Fray Juan de Almaráz escribió, el 8 de enero de 1819, la última confesión de María Luisa antes de morir, y que le transmitía “ninguno, ninguno de sus hijos e hijas, ninguno era del legitimo matrimonio, lo declaraba para descanso de su alma y que el Señor le perdonase”.
Al conocer Fernando VII está declaración, donde se ponía en cuestión su legitimidad, decidió encerrar a Fray Juan de Almaráz en el castillo de Peñíscola hasta su muerte. Si se hubiese confirmado lo dicho por la Reina María Luisa hubiese puesto en duda toda la legitimidad de los Borbones posteriores.
EXILIO Y MUERTE DE CARLOS IV
Retrato de Carlos IV, por Francisco de Goya, 1789. Museo del Prado
Tras el motín de Aranjuez, se produce la renuncia de Carlos IV a favor de Fernando VII. Carlos IV por orden de Napoleón se traslada a Francia donde se instala en el palacio de Compiegne en el cual permanecerá durante cuatro años. En el verano 1812, Napoleón permite que Carlos IV, su esposa y su séquito se trasladen a Roma instalándose en el palacio Borghese. Cuando se produce la derrota de Napoleón. Carlos IV sigue en Roma, pero se va a vivir al palacio de los Barberini durante cuatro años y lo hace gracias a la pensión que le pasa el rey Fernando VII.
María Luisa muere el uno de enero de 1819, postrada en la cama con las dos piernas rotas y una salud muy deteriorada. En esos momentos Carlos IV se encontraba en Nápoles, pero sufre un grave ataque de gota, que llevaba años padeciéndola y muere pocos días después que la reina el 19 de enero de 1819. Se encuentra enterrado en la cripta del Real Monasterio de El Escorial.

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