Los carros de la compra son como los bolsos
¡llevan cada cosa!!!!!
Julia tiene este morado que permanece colgado de un gancho en el armario empotrado de la cocina. Tres o cuatro veces a la semana sus manos de mujer lo descuelgan para salir a la calle. Lo abre, le da unas palmaditas, lo coloca y ale, de paseo. Es muy cómodo, sube y baja las cuestas y algunas escaleras con mucha facilidad. ¿Cuántos kilómetros habran hecho juntos? Muchos, y cada vez que lo vacían se sorprende más de las cosas que lleva dentro. No es por la edad, no es por la crisis , es porque las manos que lo llenan son cada vez más sabias y saben escoger mejor. Hoy por ejemplo, entraron en una de las tiendas más antiguas del centro de la que era adicta. Recordaba de siempre esos escaparates de grandes ventanales decorados con un gusto exquisito y minimalista que dejaban ver sin problemas todo lo que había y ocurría dentro. Una tienda grande con pocas cosas pero todas ellas de calidad y exclusivas. Tenía una clientela muy fiel, esa que se llama de toda la vida. Siempre la recordaba con grandes colas, sobre todo en la época de Navidad que es cuando más vendían, había que echarle paciencia
pero le gustaba comprar allí. Regalar sus productos era acierto seguro y además empaquetaban tan bonito que además regalabas buen gusto. Hace unos años que la cosa no va bien y la crisis también les ha afectado. Hoy le ha sorprendido un gran cartel que a través de unos cristales sucios anunciaba:
Liquidación, último día. Todo a precio de coste.
Ha entrado con mucha pena y ha recordado su vida, su gente, su familia, cuántos y cuántos regalos se ha hecho y ha hecho.
De pronto, la ansiedad se ha apoderado de ella y quería llevárselo todo. Conoce su valor, son cosas antiguas que ya no se hacen. Cuando ha llegado a casa la despensa ha petado. Sólo queda un huequecito vacío en la estantería de la F de felicidad.
Ahora es un almacén que poco a poco se irá vaciando, hay mucha necesidad.
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