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domingo, 11 de septiembre de 2016

Salvador Allende... 43 años... Hay otra forma de justicia: la memoria

Hay otra forma de justicia: 
la memoria
1972, Allende en las ONU...
Vengo de Chile, un país pequeño, pero donde hoy cualquier ciudadano es libre de expresarse como mejor prefiera, de irrestricta tolerancia cultural, religiosa e ideológica, donde la discriminación racial no tiene cabida. Un país con una clase obrera unida en una sola organización sindical, donde el sufragio universal y secreto es el vehículo de definición de un régimen multipartidista, con un Parlamento de actividad ininterrumpida desde su creación hace 160 años, donde los tribunales de justicia son independientes del Ejecutivo, en que desde 1833 sólo una vez se ha cambiado la carta constitucional, sin que ésta prácticamente jamás haya dejado de ser aplicada. Un país donde la vida pública está organizada en instituciones civiles, que cuenta con Fuerzas Armadas de probada formación profesional y de hondo espíritu democrático. Un país de cerca de diez millones de habitantes que en una generación ha dado dos premios Nobel de Literatura, Gabriela Mistral y Pablo Neruda, ambos hijos de modestos trabajadores. En mi patria, historia, tierra y hombre se funden en un gran sentimiento nacional.
¿Quién era Salvador Allende?
Venceremos... la unidad popular al poder.
¿Qué pensaba Salvador Allende?
Razones para un golpe de estado.
EEUU v/s Allende.
Muerte de Salvador Allende.
Salvador Allende, últimas palabras...
Seguramente ésta será la última oportunidad en que pueda dirigirme a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las torres de Radio Postales y Radio Corporación. Mis palabras no tienen amargura sino decepción Que sean ellas el castigo moral para los que han traicionado el juramento que hicieron: soldados de Chile, comandantes en jefe titulares, el almirante Merino, que se ha autodesignado comandante de la Armada, más el señor Mendoza, general rastrero que sólo ayer manifestara su fidelidad y lealtad al Gobierno, y que también se ha autodenominado Director General de carabineros. Ante estos hechos sólo me cabe decir a los trabajadores: ¡Yo no voy a renunciar! Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo. Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que hemos entregado a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente. Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos. Trabajadores de mi Patria: quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la confianza que depositaron en un hombre que sólo fue intérprete de grandes anhelos de justicia, que empeñó su palabra en que respetaría la Constitución y la ley, y así lo hizo. En este momento definitivo, el último en que yo pueda dirigirme a ustedes, quiero que aprovechen la lección: el capital foráneo, el imperialismo, unidos a la reacción, creó el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición, la que les enseñara el general Schneider y reafirmara el comandante Araya, víctimas del mismo sector social que hoy estará en sus casas esperando con mano ajena reconquistar el poder para seguir defendiendo sus granjerías y sus privilegios. Me dirijo, sobre todo, a la modesta mujer de nuestra tierra, a la campesina que creyó en nosotros, a la abuela que trabajó más, a la madre que supo de nuestra preocupación por los niños. Me dirijo a los profesionales de la Patria, a los profesionales patriotas que siguieron trabajando contra la sedición auspiciada por los colegios profesionales, colegios de clases para defender también las ventajas de una sociedad capitalista de unos pocos. Me dirijo a la juventud, a aquellos que cantaron y entregaron su alegría y su espíritu de lucha. Me dirijo al hombre de Chile, al obrero, al campesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos, porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente; en los atentados terroristas, volando los puentes, cortando las vías férreas, destruyendo lo oleoductos y los gaseoductos, frente al silencio de quienes tenían la obligación de proceder. Estaban comprometidos. La historia los juzgará. Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz ya no llegará a ustedes. No importa. La seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal con la Patria. El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse. Trabajadores de mi Patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor. ¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores! Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano, tengo la certeza de que, por lo menos, será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición.  

Mario Benedetti y Daniel Viglietti...
  
Para matar al hombre de la paz para golpear su frente limpia de pesadillas tuvieron que convertirse en pesadilla, para vencer al hombre de la paz tuvieron que congregar todos los odios y además los aviones y los tanques, para batir al hombre de la paz tuvieron que bombardearlo hacerlo llama, porque el hombre de la paz era una fortaleza Para matar al hombre de la paz tuvieron que desatar la guerra turbia, para vencer al hombre de la paz y acallar su voz modesta y taladrante tuvieron que empujar el terror hasta el abismo y matar mas para seguir matando, para batir al hombre de la paz tuvieron que asesinarlo muchas veces porque el hombre de la paz era una fortaleza.

No, no, no, no son campanas, no, no, no son de muerte que son de vida, son todo un pueblo de compañeros, todos hermanos, cientos de miles por todo Chile.

Sí, sí, sí, que son obreros, sí, sí, son campesinos, son los mineros, los estudiantes, los pobladores, los que resisten, cientos de miles por todo Chile.

No, no, no, nadie te olvida, no, no, Manuel Rodríguez, de tu silencio nacen Violetas, se abren caminos y crecen niños, cientos de miles por todo Chile.

Para matar al hombre de la paz tuvieron que imaginar que era una tropa, una armada, una hueste, una brigada, tuvieron que creer que era otro ejercito, pero el hombre de la paz era tan solo un pueblo y tenia en sus manos un fusil y un mandato y eran necesarios mas tanques mas rencores mas bombas mas aviones mas oprobios porque el hombre de la paz era una fortaleza Para matar al hombre de la paz para golpear su frente limpia de pesadillas tuvieron que convertirse en pesadilla, para vencer al hombre de la paz tuvieron que afiliarse siempre a la muerte matar y matar mas para seguir matando y condenarse a la blindada soledad, para matar al hombre que era un pueblo tuvieron que quedarse sin el pueblo.

Sí, sí, sí, el cobre nuestro, sí, sí, no ha de bastarnos, queremos todo, lo siempre ajeno, lo nunca nuestro, lo tomaremos, cientos de miles por todo Chile.

No, no, no, manos vacías, no, no. Si nos preguntan contestaremos con el arado, con el martillo y el guerrillero, cientos de miles por todo Chile.

Sí, sí, sí, con alegría, sí, sí, haremos nuestra la cordillera, la patria toda, su ancha ternura, su fuerza larga, cientos de miles por todo Chile, todos armados por todo Chile.
Manifiesto...  
Yo no canto por cantar ni por tener buena voz, canto porque la guitarra tiene sentido y razón. Tiene corazón de tierra y alas de palomita, es como el agua bendita santigua glorias y penas. Aquí se encajó mi canto como dijera Violeta guitarra trabajadora con olor a primavera. Que no es guitarra de ricos ni cosa que se parezca mi canto es de los andamios para alcanzar las estrellas, que el canto tiene sentido cuando palpita en las venas del que morirá cantando las verdades verdaderas, no las lisonjas fugaces ni las famas extranjeras sino el canto de una lonja hasta el fondo de la tierra. Ahí donde llega todo y donde todo comienza canto que ha sido valiente siempre será canción nueva.  
"Manifiesto" es una de las canciones que Víctor Jara dejó grabadas para un disco que preparaba al momento de su asesinato en septiembre de 1973. Estas canciones son seleccionadas e incluidas en discos que se editan con distintos nombres y con diferentes canciones en distintos países. En Gran Bretaña se llamó Manifiesto, en Francia Presente y en España Canciones póstumas.
Torturado y asesinado por los golpistas chilenos, el cantautor fue sepultado de forma casi clandestina en un modesto nicho. 
"¡No me lo traten como señorita, carajo!", gritó un militar al ver a Víctor Jara. Después le dio un culatazo


Un conscripto confesó que jugaron a la ruleta rusa antes de acribillarlo en el subterráneo
Pablo Milanés a Miguel Enríquez, lider del MIR ...     Yo pisaré las calles nuevamente de lo que fue Santiago ensangrentada, y en una hermosa plaza liberada me detendré a llorar por los ausentes.
Yo vendré del desierto calcinante y saldré de los bosques y los lagos, y evocaré en un cerro de Santiago a mis hermanos que murieron antes.
Yo unido al que hizo mucho y poco al que quiere la patria liberada dispararé las primeras balas más temprano que tarde, sin reposo.
Retornarán los libros, las canciones que quemaron las manos asesinas. Renacerá mi pueblo de su ruina y pagarán su culpa los traidores.
Un niño jugará en una alameda y cantará con sus amigos nuevos,  y ese canto será el canto del suelo a una vida segada en La Moneda.
Yo pisaré las calles nuevamente de lo que fue Santiago ensangrentada, y en una hermosa plaza liberada me detendré a llorar por los ausentes 

Carmen Castillo, una mujer inteligente, comprometida, resistente, solidaria, inquietante, pausada, bella... y mujer de Miguel Enriquez, es la directora del documental  la flaca Alejandra, Marcia Alejandra Merino, compañera que los delató, a ellos y otros muchos,  tras ser torturada. Pasó de  dirigente del MIR a colaboradora de  la DINA.
Carmen, allá dónde estés se feliz, me gustó conocerte 
y un fuerte abrazo solidario.
 Pasa la vida...
Pasan los años... y no aprendemos
 BERTOL BRECHT...
El peor analfabeto es el analfabeto político. El que no oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. El que no sabe que el costo de la vida, el precio de los frijoles, del pescado, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los medicamentos, dependen de decisiones políticas.  El analfabeto político es tan burro que se enorgullece e hincha el pecho diciendo que odia la política. No sabe, el imbécil, que de su ignorancia nace la prostituta, el menor abandonado, el asaltante y el peor de los bandidos que es el político corrupto y el lacayo de las empresas nacionales y multinacionales." 
  Desentierran las fotografías escondidas del Chile de Allende Para no exponer a la cárcel, torturas y muerte a quienes aparecían en sus fotos y salvaguardarlas de la sangrienta represión, el periodista Fernando Velo, 
tras cubrir las primeras horas del golpe militar en las afueras del palacio presidencial,por la noche, el 11 de septiembre de 1973, sin decir nada a nadie, ni siquiera a su familia, escondió todos sus archivos fotográficos dentro de unos tambores de aceite, enterrándolos en unos hoyos que cavó con sus propias manos en el patio de su casa. Después de varios años, a punta de sudor y lágrimas, las rescata y las hace viajar a Estados Unidos, donde reside desde 1976.
Hay otra forma de justicia: 
la memoria

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