Juan José Millás... Estimado señor Rajoy, por la presente le rogamos que se apunte a uno
de esos cursos de liderazgo que dan las escuelas de negocios. Nosotros
le pagamos la matrícula, le damos una beca. Después de haber tapado a
escote el agujero de Bankia, un curso de ESADE, por caro que sea, nos
parecerá una gilipollez. Los contribuyentes, aunque con el agua al
cuello, resistiremos hasta que le den el diploma. Fíjese en el temple
que hemos demostrado ya estos días viéndole comparecer y descomparecer
con el rostro lívido por el espanto; oyéndole decirse y desdecirse a la
velocidad de una peonza; observándole huir por el garaje de las
preguntas de la prensa. Somos un pueblo áspero, pero bizarro. Y eso que
las balas silban cada vez más cerca: en nuestro entorno familiar y
laboral caen como moscas. Los vemos alejarse, les decimos adiós y,
alzados sobre la punta de los pies, tragando agua y mierda a discreción,
nos afanamos en sobrevivir. Estamos maltrechos, sí, aunque moralmente
enteros.
¿Cuánto tiempo resistiremos las órdenes contradictorias que recibimos
de usted y los suyos cada día? Ni idea. Tampoco hemos logrado averiguar
si nos hundimos por culpa de Zapatero, de la climatología, de Merkel,
Dragui o de Rodrigo Rato, sin descartar a Miguel Ángel Fernández
Ordóñez, un bárbaro capaz de acabar, él solo, con una cultura milenaria.
Pero aquí seguimos, firmes, a la espera de un líder que nos muestre el
camino y tranquilice a los ministros, que corren sin objeto de un sitio a
otro, como una tripulación de malas azafatas entregadas al pánico en un
avión que atraviesa una zona de turbulencias. Anímese, ESADE forma
líderes en cuatro días. Pero si el curso de liderazgo no le bastara para
dirigir el país como Dios manda, estamos dispuestos a pagarle también
un taller de escritura creativa para que al menos nos cuente bien las
trolas.
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