http://mqciencia.com/2012/11/06/la-edad-en-cuentas-humanas-de-mi-perro/
Queremos tanto a nuestros perros —cuando forman parte de nuestra familia— que nos empeñamos en otorgarles paralelismos con nuestra existencia. Uno de los tópicos más extendidos es ese que hace referencia a que cada de año de vida perruna corresponde a siete de humano.Y nada más lejos de la realidad.
Todo organismo vivo tiene un inicio, una etapa de crecimiento o de
desarrollo, un periodo de madurez al que sigue el de decadencia que,
inevitablemente, acaba en la muerte. Pero esos tiempos no son fácilmente
homologables entre personas y canes. El desarrollo fisiológico de ellos (los perros) no camina en paralelo al nuestro (los humanos).
Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que en el mundo canino
abundan las razas y, en función de estas, los tamaños. Y para los
perros, el tamaño es determinante de su periodo de vida. Los más grandes
tienden a vivir una media de 12 años, mientras que los pequeños
alcanzan sin problemas los 15. Y atendiendo al criterio de los siete
años, los más pequeños vivirían hasta los 105 o más.
Pero vayamos por partes… Un cachorro alcanza su tamaño adulto en
torno al año, aunque sus órganos se seguirán desarrollando otros doce
meses. Es decir, que siguiendo este criterio, un perro se convierte en
un adolescente (14 años humanos) en un periodo de tiempo relativamente
corto y alcanza su etapa adulta a los tres (es decir a los 21). Una
etapa que la prolongará a lo largo de cinco años más, hasta que cumpla
8.
A partir de esa edad, comienza la vejez canina (que no su jubilación,
porque un perro con 8 años seguirá siendo ágil, rápido en sus carreras
y, si me apuran, hasta juguetón). Entonces es cuando además de la
genética —cada raza tiene sus puntos débiles, de sobra es conocida la
displasia de cadera en los pastores alemanes o los problemas de
cataratas y visión en los cocker hispaniel, unos problemas que se agravan con la búsqueda del mejor pedrigrí, que provoca cruces nada recomendables entre hermanos y primos— intervienen los factores ambientales.
Es decir, la calidad de vida
que haya tenido el chucho: alimentación, higiene, buenos hábitos, etc.
En esto sí se comportan como nosotros. Una buena y equilibrada
alimentación que mezcle adecuadamente la proporción de carbohidratos,
grasas y glucosa (que no es la misma que en nuestra dieta), unos
adecuados usos de higiene que prevengan de infecciones y la realización
de un ejercicio continuado que evite el sobrepeso decidirán sobre su
tiempo de vida.
En cualquier caso, y atendiendo a todas estas consideraciones, si
sigue pensando en establecer analogías con su can, quédese con este
dato: niñez, hasta los doce meses; adolescencia, hasta los 3 años; su
perro es Golfo o Lady hasta los 8; a partir del año siguiente, cuente que su amigo ronda los 63 años y añádale cuatro años más por cumpleaños.
Por cierto, estas tablas nada tienen que ver con su vida sexual
o reproductiva… Ellos desde que comienzan a levantar la pata para
orinar y ellas desde los seis meses (aunque varía en función de las
razas) inician su ciclo sexual, que les acompañará a lo largo de toda su
vida.
Enrique Leite
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