"...Cuando mi patria eran mis zapatos. La vida es lo mejor que se ha inventado, para qué los paraísos?..."
22
01
2014
Estaba muy malito desde hacía tiempo. Manu era de los
imprescindibles y será de los inolvidables. Ahora quienes le quisimos y
admiramos y recibimos su inmensa generosidad tendremos que ver cómo
escriben de él los periodistas descafeinados que aceptan con sumisión el
desmantelamiento del reporterismo. No pasa nada. En esta profesión
siempre hemos tenido que convivir con indeseables. Ahora más que nunca,
cierto. Como en general... Maruja Torres
y digo yo... Trabajar en TVE me ha regalado muchas cosas, entre otras conocer a gente maravillosa y a los mejores profesionales... todo un privilegio. Y para TRIBU, la de Manu...
Manuel Leguineche (Arrazua, Gernika, 1941) es uno de los reporteros de mayor enjundia que ha dado nuestro periodismo. Viajero empedernido – “viajar para ser humilde, para conocerte y conocer a los demás”–, escritor y corresponsal de guerra entiende que esta carrera es vocacional y de largo aliento.
Fundador de las agencias de noticias Colpisa y Fax Press, es uno de los grandes periodistas de nuestro tiempo y ha sabido crear un estilo tan personal como atractivo para las grandes audiencias. Es autor de innumerables textos que cuentan sus experiencias por todo el mundo. Sus libros han sentado las bases de un nuevo género en nuestro país, convirtiéndolo en un maestro indiscutible del periodismo literario.
Manu Leguineche, con pocos medios y mucho entusiasmo, ha hecho a lo largo de su vida un buen periodismo, lo cual le ha convertido en un referente de calidad para profesionales de generaciones posteriores. Ha sido un todoterreno, ha escrito de deporte, de mus, de personalidades, hechos históricos, lugares, guerras... Entre sus numerosas obras cabe destacar ‘La ley del mus’ (1992), ‘Los años de la infamia: crónica de la II Guerra Mundial’ (1995), ‘Adiós, Hong-Kong’ (1996), ‘Annual, 1921’ (1997), ‘Yo pondré la guerra’ (1998), ‘Apocalipsis Mao: una visión de la nueva China’ (1999), ‘La felicidad de la tierra’ (1999), ‘Hotel Nirvana’ (2001), ‘Recordad Pearl Harbour (2001), ‘Gibraltar’ (2002), ‘Los ojos de la guerra’ (2002), ‘Madrid de menú’ (2002), ‘Madre Volga’ (Seix Barral, 2003), ‘El último explorador’ (Seix Barral, 2004), ‘El viaje prodigioso’ (2005) y ‘El club de los faltos de cariño’ (2007).
Galardonado con la Medalla de la Orden del Mérito Constitucional 2007, algunas de las distinciones que ha merecido su obra son la el Premio Nacional de Periodismo, el Pluma de Oro, el Cirilo Rodríguez, el Godó, el Julio Camba el Ortega y Gasset, el premio FAPE de Periodismo y el Premio Periodistas Vascos 2007.
El viaje ha sido una constante en su vida, hasta el punto de asegurar que el camino más corto para conocerse a uno mismo es dar la vuelta al mundo. “Viajo para pasear un sueño, escapar de rutinas y agobios. A veces, se sabe mejor de lo que se huye que lo que se busca. Cada uno tiene sus razones. Lo esencial es no perder el sentido del humor. Y del amor, si es que lo tienes”.
OBRA LITERARIA
- El club de los Faltos de Cariño, 2007.
- El último explorador. La vida del legendario Wilfred Thesiger, 2004.
- Madre Volga , 2003.
- La letra de los ríos, 2003.
- Madrid de menú, 2002.
- Gibraltar, 2002.
- Recordad Pearl Harbour, 2001.
- Recordad Manhattan : el 11 de septiembre, Afganistán, la guerra, 2001.
- La tierra de Oz. Un viaje por el quinto continente, 2000.
- Los ojos de la guerra, 2001.
- Las anécdotas del viajero, 2000.
- Belice, 2000.
- Mus visto, 2000.
- Brasil, el hombre que veía demasiado, 2000
- Hotel Nirvana.La vuelta a Europa por los hoteles míticos y sus historias, 1999.
- Apocalipsis Mao: una visión de la nueva China, 1999.
- La felicidad de la tierra, 1999.
- Javier Bauluz. Sombras en combate, 1999
- Yo te diré, 1999.
- Yo pondré la guerra, 1998.
- Athletic, 100 conversaciones en La Catedral, 1998.
- Annual 1921, 1997.
- Adiós, Hong-Kong, 1996.
- El viaje prodigioso, 1996.
- Los ángeles perdidos: la explotación del niño en el mundo, 1996.
- 25 años de escopeta y pluma, 1995.
- El precio del paraíso. De un campo de exterminio al Amazonas, 1995.
- Los años de la infamia: crónica de la II Guerra Mundial, 1995.
- Yugoslavia kaputt, 1992.
- La Ley del Mus, 1992.
- En el nombre de Dios, 1992.
- La primavera del este, 1990.
- Uganda, 1990.
- Filipinas es mi Jardín, 1989.
- La vuelta al mundo en 81 días, 1988.
- La guerra de todos nosotros, 1985.
- Sobre el volcán, 1985.
- La destrucción de Gandhi, 1983.
- El estado del golpe, 1982
- Los hechos políticos del Siglo XX, 1982.
- El camino más corto, 1980.
- La tribu, 1980.
- Los topos, 1977.
- Los Palestinos atacan: De Monte Scopus 1948 a Madrid 1975, 1975.
- Portugal : la revolución rota, 1975.
- Diez Alegría, jesuita prohibido 1973.
- Ráphael, 1972.
- Actor y general, 1965.
TRAYECTORIA PERIODÍSTICA
- Fundador de las Agencias de Noticias Colpisa y Fax Press.
- Periodista del semanario Gran Vía, El Norte de Castilla, Heraldo de Aragón, RTVE…
- Enviado especial y corresponsal en graves conflictos de interés internacional: revolución de Argelia, guerra entre India y Pakistán, Guerra de Vietnam, y cronistas desde buena parte del globo terráqueo: Líbano, Afganistán, Bangladesh o desde la Nicaragua sandinista de 1978.
“No he conocido un periodista, vasco o no vasco, que en el breve plazo de unos años convirtiera sus viajes alrededor del mundo y alrededor de todas las guerras habidas y por haber en lecturas obligadas para el gremio de cabezas cultas y el de los apenas iniciados”... MIGUEL DELIBES
El Club de los Faltos de Cariño"...
El jardín
Naces en la aldea y vuelves a ella. Como Homero, prefieres la pequeña isla de Aarón a las cien ciudades de Creta. En el fondo todos somos unos exiliados de nosotros mismos. En este jardín cabe entero el Cántico de Jorge Guillén, al que conocí en Valladolid: "Con el agua y con el muro."
-Las salas de este jardín funden lo vivo y lo puro.
Se necesita poco para sacar provecho a tu jardín. Hago como Wang, que se entretenía en contar los pistilos de cada flor en cada rama, sin decir palabra. Puede que a este ritmo pronto crezca un sauce en mi axila izquierda y un pájaro haga el nido en la cima de la cabeza como le ocurrió a un shadu inmóvil, un santo indio de las alturas del Himalaya.
"No temas si vacías tu fragante copa, pues hay una taberna allende el claro río. Lo que crece, el árbol -dice Yutang-, es siempre más hermoso que lo que se construye." Está más en alza lo que se construye, como sea, donde sea, que lo que crece. El goce de los pinos para el sabio chino representa el silencio, la majestad y el desasimiento de la vida. El pino lo comprende todo, pero no habla y en ello radica su misterio y su grandeza. El ciruelo simboliza para los hijos del Imperio del Centro la pureza de carácter. Es la flor del poeta. El sauce hace sentimental al hombre e invita al chirrido de las cigarras. Las rosas invitan a las nubes, los pinos al viento, los bananeros llaman a la lluvia. Las flores hay que bañarlas, dice Jesús, cuando están dormidas.
Hay personas que coleccionan flores. Les basta con mirarlas, olerlas. Cuando estaba por abrirse una flor, escribe Yüan: "movían sus camas y sus almohadas para dormir bajo ellas". Para Chang Chao es necesario que "las flores tengan mariposas, que las colinas tengan manantiales, que las rocas tengan musgos, que el agua tenga berros, que los árboles altos tengan lianas enredadas, y que los seres humanos tengan pasatiempos".
La auténtica felicidad es barata, o tiene que serlo, si bien entiendo que haya quienes sigan la recomendación del arquitecto Frank Lloyd Wright: "Dadme el lujo y renuncio a la necesidad."
Los días se escurren entre los dedos. "Somos el tiempo que nos queda" (Caballero Bonald). Está prohibido envejecer y quejarse. Cada vez agradezco más la presencia de gente que no se queja. Estamos en medio del camino hacia la selva oscura. Paladeo el viento, tal es la impregnación de salvia, orégano, hierbabuena, romero, espliego, la lavanda inglesa. Contemplación, la lenta aventura del alma, la paz del espíritu. Los chinos creen que el verdadero arte de la vida es la cultura de la holganza. Me basta y sobra con lo que soy y con lo que tengo. Un papel me recuerda los estragos que causa el ego en esta profesión (y otras). Virginia lo sacó de no sé qué baúl de los recuerdos: "Nunca más seré tu esclavo, ego. Estoy harto de aguantar todos tus imposibles caprichos, tus constantes necesidades. Deseo liberarme de tus deseos insaciables de afirmación y adoración. Seré lo que soy.
Déjame en paz y lárgate a otra parte."
Virginia añadía de su puño y letra: "La ironía es que esta decisión conduce a cambios que pueden hacer muy feliz a tu ego."
Te preguntan con frecuencia si es posible vivir en el campo sin nostalgia de la trepidación urbana. "Vivir en el campo -reflexiona Yutang- sólo es placentero cuando se tienen buenos amigos." O buenos libros, cabría añadir.
"Pronto cansan los campesinos y leñadores que sólo saben cómo distinguir las especies de cereales y predecir el tiempo." "Asimismo -añade el autor de La importancia de vivir-, entre las diferentes clases de amigos, "los que saben escribir poesía son los mejores, los que saben hablar o sostener una conversación vienen después, los que saben pintar después, los que saben cantar en cuarto término y por último los que comprenden los juegos del vino". A los clásicos hay que leerlos en invierno, a los antiguos filósofos en otoño, y a los autores más recientes en primavera, porque entonces vuelve a la vida la naturaleza."
Estoy a la espera de los cinco pájaros que anuncian la primavera, la oropéndola, la golondrina, la codorniz, el ruiseñor y el cuco. Mi cuco, que según los chinos tiene fama de derramar lágrimas de sangre que se transforman en azaleas. Un hombre chocó contra el arco iris y se convirtió en pájaro. Tal vez un ruiseñor. "Cantará el ruiseñor, en la cima del ansia."
Siempre he pensado tener un jilguero, pero lo que angustia es la jaula. En mis vagabundeos por el Asia extrema me gustaba soltar pájaros. Los podías liberar de la jaula a cambio de unas monedas. Lo malo es que cuando te dabas la vuelta los hermanos pájaros regresaban a la jaula del dueño. Cuando Jesús le propuso a su patrón inglés de la finca del Tajuña el regalo de unas cuantas jaulas con canarios, jilgueros, pinzones, herrerillos y verderones, se lo agradeció de veras pero le dijo que prefería a los pájaros en libertad, que los tendría, ésos y otros, volando en torno a la casa.
Penetran las hojas secas en la casa.
Naces en la aldea y vuelves a ella. Como Homero, prefieres la pequeña isla de Aarón a las cien ciudades de Creta. En el fondo todos somos unos exiliados de nosotros mismos. En este jardín cabe entero el Cántico de Jorge Guillén, al que conocí en Valladolid: "Con el agua y con el muro."
-Las salas de este jardín funden lo vivo y lo puro.
Se necesita poco para sacar provecho a tu jardín. Hago como Wang, que se entretenía en contar los pistilos de cada flor en cada rama, sin decir palabra. Puede que a este ritmo pronto crezca un sauce en mi axila izquierda y un pájaro haga el nido en la cima de la cabeza como le ocurrió a un shadu inmóvil, un santo indio de las alturas del Himalaya.
"No temas si vacías tu fragante copa, pues hay una taberna allende el claro río. Lo que crece, el árbol -dice Yutang-, es siempre más hermoso que lo que se construye." Está más en alza lo que se construye, como sea, donde sea, que lo que crece. El goce de los pinos para el sabio chino representa el silencio, la majestad y el desasimiento de la vida. El pino lo comprende todo, pero no habla y en ello radica su misterio y su grandeza. El ciruelo simboliza para los hijos del Imperio del Centro la pureza de carácter. Es la flor del poeta. El sauce hace sentimental al hombre e invita al chirrido de las cigarras. Las rosas invitan a las nubes, los pinos al viento, los bananeros llaman a la lluvia. Las flores hay que bañarlas, dice Jesús, cuando están dormidas.
Hay personas que coleccionan flores. Les basta con mirarlas, olerlas. Cuando estaba por abrirse una flor, escribe Yüan: "movían sus camas y sus almohadas para dormir bajo ellas". Para Chang Chao es necesario que "las flores tengan mariposas, que las colinas tengan manantiales, que las rocas tengan musgos, que el agua tenga berros, que los árboles altos tengan lianas enredadas, y que los seres humanos tengan pasatiempos".
La auténtica felicidad es barata, o tiene que serlo, si bien entiendo que haya quienes sigan la recomendación del arquitecto Frank Lloyd Wright: "Dadme el lujo y renuncio a la necesidad."
Los días se escurren entre los dedos. "Somos el tiempo que nos queda" (Caballero Bonald). Está prohibido envejecer y quejarse. Cada vez agradezco más la presencia de gente que no se queja. Estamos en medio del camino hacia la selva oscura. Paladeo el viento, tal es la impregnación de salvia, orégano, hierbabuena, romero, espliego, la lavanda inglesa. Contemplación, la lenta aventura del alma, la paz del espíritu. Los chinos creen que el verdadero arte de la vida es la cultura de la holganza. Me basta y sobra con lo que soy y con lo que tengo. Un papel me recuerda los estragos que causa el ego en esta profesión (y otras). Virginia lo sacó de no sé qué baúl de los recuerdos: "Nunca más seré tu esclavo, ego. Estoy harto de aguantar todos tus imposibles caprichos, tus constantes necesidades. Deseo liberarme de tus deseos insaciables de afirmación y adoración. Seré lo que soy.
Déjame en paz y lárgate a otra parte."
Virginia añadía de su puño y letra: "La ironía es que esta decisión conduce a cambios que pueden hacer muy feliz a tu ego."
Te preguntan con frecuencia si es posible vivir en el campo sin nostalgia de la trepidación urbana. "Vivir en el campo -reflexiona Yutang- sólo es placentero cuando se tienen buenos amigos." O buenos libros, cabría añadir.
"Pronto cansan los campesinos y leñadores que sólo saben cómo distinguir las especies de cereales y predecir el tiempo." "Asimismo -añade el autor de La importancia de vivir-, entre las diferentes clases de amigos, "los que saben escribir poesía son los mejores, los que saben hablar o sostener una conversación vienen después, los que saben pintar después, los que saben cantar en cuarto término y por último los que comprenden los juegos del vino". A los clásicos hay que leerlos en invierno, a los antiguos filósofos en otoño, y a los autores más recientes en primavera, porque entonces vuelve a la vida la naturaleza."
Estoy a la espera de los cinco pájaros que anuncian la primavera, la oropéndola, la golondrina, la codorniz, el ruiseñor y el cuco. Mi cuco, que según los chinos tiene fama de derramar lágrimas de sangre que se transforman en azaleas. Un hombre chocó contra el arco iris y se convirtió en pájaro. Tal vez un ruiseñor. "Cantará el ruiseñor, en la cima del ansia."
Siempre he pensado tener un jilguero, pero lo que angustia es la jaula. En mis vagabundeos por el Asia extrema me gustaba soltar pájaros. Los podías liberar de la jaula a cambio de unas monedas. Lo malo es que cuando te dabas la vuelta los hermanos pájaros regresaban a la jaula del dueño. Cuando Jesús le propuso a su patrón inglés de la finca del Tajuña el regalo de unas cuantas jaulas con canarios, jilgueros, pinzones, herrerillos y verderones, se lo agradeció de veras pero le dijo que prefería a los pájaros en libertad, que los tendría, ésos y otros, volando en torno a la casa.
Penetran las hojas secas en la casa.
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