
 
Queridos
 amigos, no quiero resultar invasivo con temas tan dolorosos, pero lo 
que está sucediendo en Gaza es terrible, no puede ser justificado como 
reacción defensiva y no debe quedar impune, al menos en nuestro juicio 
personal, aunque para otra cosa nos hayamos de sentir por desgracia 
impotentes. 
 
 No tengo ninguna gana de ejercer de hombre público con necesidad de aliviar su mala conciencia, de
 revestirme del compromiso con los débiles como si fuera un traje de 
escena, pero siento la necesidad de expresarme como una voz más, 
atenazada por el horror, y de unir mi reflexión a la de muchos. 
 
 El Estado de Israel ocupa territorios, incumple los acuerdos 
internacionales y masacra inocentes impunemente porque goza del 
beneplácito de las finanzas internacionales, del veto de los Estados 
Unidos en la ONU y del consentimiento en cadena de sus aliados. Las 
amenazas de Hamas se acabarían de inmediato con el reconocimiento del 
Estado Palestino y el respeto de los acuerdos. Israel fuerza las normas 
más allá de toda razón porque el propósito de sus dirigentes no es la 
convivencia, sino la anexión de territorios, la sumisión del enemigo o 
su exterminio.
 
 ¿Cómo es posible que un pueblo que ha sufrido 
tantas persecuciones a lo largo de la historia hasta llegar al 
holocausto carezca de sensibilidad para entender que moralmente no puede
 acabar con su diáspora a costa del derecho de otro pueblo? ¿Puede 
servir el estatuto de víctima para legitimar el de verdugo? 
 
 El
 Estado teocrático y militarizado de Israel contradice a su propio Dios 
obedeciendo a un entramado de intereses más bien endemoniados, de rostro
 oscuro e hipócrita, alejado del escenario del conflicto. Sus razones 
son de dominio y no una promesa de fertilidad en la Tierra de Promisión.
 ¿Quién está engañando a los colonos invasores? También está escrito en 
el viejo Libro: la vida nunca germinará donde se siembra el odio.   
 
 El conflicto de Oriente Medio nos atañe a todos porque en él se 
manifiesta la cara oculta del poder, el horror que se disfraza de 
creencia. Por lo menos hemos de intentar que los palestinos no se 
sientan enteramente abandonados viendo morir a sus hijos bajo los 
escombros. Que tampoco se sientan solos los israelitas a quienes las 
razones de su Estado les queman por dentro. La insensatez debe tener un 
límite. 
 
 Palestinos e israelitas que odiáis la suciedad de la 
guerra, marcad ese límite en vuestro corazón, yo lo marco en el mío. El 
deseo que os transmito como un creyente ciego les parecerá pueril a 
algunos. Mas que los viejos fariseos se preparen en silencio para rendir
 sus últimas cuentas, porque sus razones habrán sido vanas y caerán en 
el olvido. Vuestros hijos, en cambio, derribarán los muros, dibujarán 
nuevos países sobre la arena, compartirán el agua, las canciones y los 
libros.
 
 
   
       
       
       
Solo las alianzas  geopolíticas, esa máscara hipócrita de los 
negocios  -por ejemplo, la  venta de armas- explican la posición 
vergonzosa de  EEUU, la  UE y  España
       
       
       
       
       
  
  
    
 En el horror que está sucediendo en Gaza NO cabe la 
equidistancia  ni la neutralidad. Es una guerra de ocupación y de 
exterminio contra un  pueblo sin medios, confinado en un territorio 
mínimo, sin agua y donde  hospitales, ambulancias y niños son blancos y 
presuntos terroristas.  Difícil de entender e imposible de justificar. Y
 vergonzosa la postura  de la comunidad internacional occidental de 
permitir tal genocidio.
 No entiendo esta barbarie que
 los horribles antecedentes del pueblo  judío hacen aún más cruelmente 
incomprensibles. Solo las alianzas  geopolíticas, esa máscara hipócrita 
de los negocios -por ejemplo, la  venta de armas- explican la posición 
vergonzosa de EEUU, la  UE y  España.
 Sé que los de 
siempre deslegitimarán mi derecho a la opinión con temas personales, por
 eso quiero aclarar los siguientes puntos:
 Sí, mi  
hijo nació en un hospital judío porque tengo gente muy querida y  
cercana que es judía y porque ser judío no es sinónimo de apoyar esta  
masacre, igual que ser hebreo no es lo mismo que ser sionista, y ser  
palestino no es ser un terrorista de Hamas. Eso es tan absurdo como  
decir que ser alemán te emparenta con el nazismo.
 Sí,
 trabajo también en USA donde tengo amigos y conocidos hebreos  que 
rechazan tales intervenciones y políticas de agresión. "No se puede  
invocar la autodefensa mientras se asesina a niños", me decía uno de  
ellos por teléfono ayer mismo. Y también otros con los que discuto  
abiertamente sobre nuestras encontradas posturas.
 Sí, soy europeo y me avergüenza una comunidad que dice representarme con su silencio y su nula vergüenza.
 Sí,  vivo en España pagando mis impuestos y no quiero que mi dinero 
financie  políticas que apoyen esta barbarie y el negocio armamentístico
 con  otros países que se enriquecen matando a niños inocentes.
 Sí, estoy indignado, avergonzado y dolido por tanta injusticia y  
asesinato de seres humanos. Esos niños son nuestros hijos. Es el horror.
  Ojalá que haya compasión en los corazones de los que matan y  
desaparezca este veneno asesino que solo crea mas odio y violencia. Que 
 aquellos israelíes y palestinos que solo sueñan con paz y convivencia  
puedan un día compartir su solución.