Pedro Sánchez , bienvenido por interino
14 julio 2014
El Guapo
será el interino de Ferraz mientras se prepara la llegada de Susana Díez
tras la catástrofe del PSOE en las urnas de 2015.
Rubalcaba no podía permanecer en
Ferraz irse tras hacer el ridículo electoral, Susana Díez no debía aún
sustituirle para no reeditar al cubo el desastre electoral en las
próximas urnas y se imponía el interinato en la secretaría general del
PSOE. Ya tenemos al guapo interino Pedro Sánchez guardándole el asiento a la muy casta Susana que llegará tras un inevitable congreso extraordinario que será convocado después de haber sido pasokizados por sus electores. No se sabe por qué- aunque conviene no olvidar que Rajoy dispone de los servicios del Estado para no dar puntada sin hilo- la derecha saluda muy entusiasmada la victoria del guapo Pedro sobre Eduardo Madina.
Quizás el creciente miedo, que mucho la corroe desde el pasado 25 de
mayo, le haga observar matices distintos que le hagan pensar que con el
vencedor están vacunados contra cualquier posible giro hacia la
izquierda mientras que con el derrotado cabía la posibilidad de lo
imposible.
Llama la atención que los medios de
comunicación, todos bajo la férula implacable del Ibex-35, sostengan que
las primarias socialistas de este pasado domingo han sido un gran éxito
político cuando ha ocurrido justamente lo contrario. Si se
compara el 65% de participación habida en España con la de sus homólogos
de Francia e Italia, más de un 80%, el balance no es que el presentan
urbi et orbe los voceros de los bancos. Si a los cuatro de cada diez
socialistas que se han abstenido, sumamos los resultados de Madina y Tapias
se obtiene un 70% que por acción u omisión han sido insensibles a la
belleza de Pedro que tanto encandila a nuestra derecha carpetovetónica.
Tan cierto como que ha ganado es que sus apoyos reales se limitan al 31%
de los militantes del PSOE. Y que una buena parte de ellos se ubican en
un Partido Socialista de Andalucía férreamente controlado por quien
está llamada a sentarse en Ferraz una vez que se cumplan las previsiones
electorales catastróficas.
Pero donde la bienvenida diestra es
espectacular es cuando se omite el error nada guapo de Sánchez de
reducir a unos tres meses su presencia de cinco años en la asamblea
general de Caja Madrid presidida por Blesa. Lo que hubieran dado por tener un dato semejante cuando la campaña de acoso y derribo de Zapatero. Sin embargo hoy, cuando lo tienen, no le sacan punta ni siquiera recuerdan que la mujer del César
no sólo debe ser honesta sino también parecerlo. Máxime cuando en
cualquier momento puede reventar la fosa séptica en la que se acumulan
las pruebas de las complicidades políticas y personales del bipartidimo
con la estafa de Bankia. O mucho ha cambiado la derecha o, tal vez, este
silencio se podría convertir en un grito si el guapo Pedro tuviese la
tentación de serles infiel. Quienes llegaron a inventarse el tebeo del
11-M no suelen mirar para otro lado.
No es nada casual que Pedro el Guapo,
nada más elegido, sostenga que si aplicara el programa de la izquierda
se produciría una crisis como la de 1929 cuando, parece que no se ha
enterado, nos encontramos desde hace siete años en una Depresión del 29
al cubo por estar aplicándose el programa de la derecha. Tampoco
lo es que afirme que nunca entrará en un gobierno de coalición, porque
su hoja de ruta termina justo antes de que lo constituya la casta Susana. Como buen fontanero subalterno de Ferraz, discípulo de esa pareja sin par formada por la mano diestra de Bono y la mano larga de Blanco,
se limita a preparar el camino a la lideresa de Andalucía elegida por
el Ibex-35 para que el PSOE repita en 2015 lo que ya hiciera en 1978
contra la izquierda. Entonces para consolidar el régimen de la
transición, hoy para que no se derrumbe. Pero aquellos tiempos de Felipe
Gonzalez no son los actuales de la Felipona como es llamada Despeñaperros abajo la casta Susana. Así Pedro el Guapo no será más que Reina por un Día como aquellos concursos televisivos que lanzaban la guapa de turno
Todos los nombres detrás de la victoria
de Pedro Sánchez
15 julio 2014
Un repaso en tres olas a las personas y carambolas que han llevado a Pedro Sánchez hasta la secretaría general del PSOE
1. El barco del Orixe
Sábado, 15 de marzo de 2014
Todo equipo que toma el poder en el PSOE tiene una primera reunión fundacional. Felipe González, su clan de la tortilla de
1974. José Luis Rodríguez Zapatero y su nueva vía, el desayuno con
cruasanes en casa de Trinidad Jiménez en la primavera de 2000. ¿Y Pedro
Sánchez? Fue una comida en un reservado en el restaurante Orixe, un
gallego en la calle Cava Baja de Madrid.
La lista es
corta y los nombres del Orixe no son demasiado conocidos… aún. Son diez,
once con Pedro Sánchez. Nadie más. La diputada ibicenca Sofía Hernanz. El diputado y líder del PSOE en Segovia Juan Luis Gordo. Dos diputados autonómicos andaluces: el granadino Javier Aragón y el sevillano Alfonso Rodríguez Gómez de Celis. Un exdirigente histórico del socialismo andaluz, Rafael Román. El canario Javier Abreu, concejal de San Cristóbal de la Laguna. El exconsejero extremeño y líder del PSOE en Don Benito, José Luis Quintana. La exdiputada autonómica castellana Mariluz Martínez Seijo. Y dos cargos de la Federación Española de Municipios y Provincias: Isaura Leal y Juan Manuel Serrano.
Los convocados por Pedro Sánchez a la comida del Orixe tienen
procedencias dispares; muchos ni siquiera se conocen en persona y es la
primera vez que se ven. Gómez de Celis, Serrano e Isaura coincidieron
con Sánchez en el grupo de trabajo que montó en el otoño de 2008 el
entonces secretario de política municipal del PSOE, Antonio Hernando.
Otros, como Gordo y Hernanz, han trabajado con él en el Congreso; o en
sus viajes por todas las agrupaciones durante el año 2013 a cuenta de la
conferencia política. Todos llevan meses trabajando por su cuenta en la
campaña, cada uno en su territorio. Cada uno por separado, hasta hoy.
A los diez invitados les unen tres puntos en común. La convicción de
que ninguno de los nombres que hay sobre la mesa en ese momento para
liderar el PSOE –Madina, Chacón, López– es la solución. La sensación de
que Pedro Sánchez tiene todos los atributos necesarios para ser un buen
candidato, ganar las primarias y hacer que el PSOE salga de su
depresión. Y la consciencia, la certeza, de que no lo tienen nada fácil
para poder triunfar.
Los once del Orixe se han
juntado ese sábado en Madrid aprovechando que muchos de ellos han venido
a la capital para el Comité Federal del PSOE, que ese día aprueba la lista del partido a las europeas.
Es la primera vez que se ven en persona, pero la operación ya lleva más
de medio año en marcha, organizados a través de un grupo de Whatsapp.
Pedro Sánchez ya ha anunciado que se va a presentar a esas primarias
que, por aquel entonces, se esperaban para noviembre. Muy pocos apuestan
por él.
En aquel momento, hace apenas cuatro meses,
detrás de Pedro Sánchez no había muchos más que estos diez nombres; solo
algún otro que no se pudo acercar. Sin duda no había ningún gran
padrino de una operación que no fue ganadora hasta unos meses después.
¿José Blanco? No. Blanco fue el mentor político de Pedro Sánchez –sus
otros dos 'hijos' son Óscar López y Antonio Hernando–, pero entonces
apoyaba a Carme Chacón y pensaba que Sánchez se tenía que presentar en
las primarias del PSM contra Tomás Gómez, no como líder nacional.
¿Susana Díaz? Tampoco. Ni siquiera había cruzado una palabra con él: la
primera vez que conversaron por teléfono fue el 2 de junio, una semana
después del desastre electoral de las europeas. ¿Rubalcaba? Menos aún.
Incluso le había recriminado que se hubiese postulado tan pronto como
candidato, rompiendo el pacto interno de no abrir ese melón hasta
después de las europeas.
"Estamos todos en el mismo barco", dice uno de los convocados en el Orixe en un improvisado discurso, parafraseando el nombre del blog
que entonces tenía Sánchez y enumerando la difícil travesía que tienen
por delante. ¿Qué barco? Uno de juguete, un velero tan pequeño como
entonces parecen las posibilidades de triunfar. Es una maqueta que aún
se puede ver en el Orixe, decorando una de las paredes del comedor donde
arrancó el grupo de Pedro Sánchez. Es ésta:
El barco del Orixe se convirtió en el talismán secreto
del grupo. Su foto ha circulado mucho por Whatsapp entre los once que
comieron allí ese sábado. Valía para decir algo sin usar palabras; para
recordar lo pequeño y frágil que era aquel proyecto cuando todo empezó.
2. San Isidro en Toledo
Jueves, 15 de mayo de 2014
La segunda reunión importante de todo el equipo de Pedro Sánchez se
celebra en Toledo, en una casa rural. A diferencia de la comida del
Orixe, aquella reunión sí se filtra: la prensa local les pilla cuando salen a comer por la ciudad. A la cita se suman más nombres a aquel pequeño grupo inicial. Entre otros, llega Javier Rueda, director de la Empresa Municipal de la Vivienda de Toledo y antes jefe de gabinete de Emiliano García Page. César Ramos, diputado autonómico en Extremadura. Félix Bolaños, letrado del Banco de España y el experto del equipo para los temas jurídicos. Guzmán Garmendia, que no acude a Toledo pero entra en el equipo por esas fechas y es quien lleva la comunicación en las redes sociales. Pepe Sanroma,
que se ocupa del discurso político. Y sobre todo llegan entonces dos
nombres que serán claves en la carrera por la secretaría general: José Cepeda y José Luis Fernández Peña. Uno coordinará la campaña; el otro, la comunicación.
Cepeda es uno de los hombres fuertes del PSM y diputado en la Asamblea
de Madrid. Creció en el PSOE bajo Rafael Simancas, fue mano derecha de
Tomás Gómez y ahora es uno de sus principales críticos.
Es especialista en primarias: estuvo con Borrell (frente a Almunia),
con Morán (frente a Leguina) y con Tomás Gómez (frente a Jiménez),
siempre del lado ganador. Cepeda entra en Toledo, pero antes de esa
reunión hay otra cita más reducida –dos semanas antes, en el Café del
Nuncio de Madrid– donde Sánchez le encarga la coordinación de la
campaña, que entonces iban a ser unas primarias en otoño, no un congreso
extraordinario en apenas un mes.
En el Café del
Nuncio, Sánchez también ficha a José Luis Fernández Peña, un hombre muy
popular en el Madrid de la política, aunque nadie lo llama así en
realidad. Es mucho más conocido como 'Chunda': el
jefe de comunicación y principal asesor de José Bono durante casi veinte
años. Es, de largo, uno de las personas con mejor agenda política del
país y, además de su conocimiento en comunicación, aporta algo
importante al grupo: su experiencia. Cuando Bono fracasó por solo nueve
votos frente a José Luis Rodríguez Zapatero, Chunda estaba allí.
3. El séptimo de caballería
Martes, 10 de junio de 2014
A las nueve de la mañana lo anuncia en la Cadena SER: Susana Díaz no se presentará a la secretaría general del PSOE.
La presidenta andaluza da sus razones: "Creo que mi lugar es aquí. Y
donde puedo aportar a Andalucía, a España y a la política es cumpliendo
con mi palabra". Su renuncia llega quince días después de que Rubalcaba
abdique, dos semanas aceleradas en las que Pedro Sánchez ha pasado de
ser un barquito al portaaviones ganador.
¿Por qué
Díaz no cruza Despeñaperros y se presenta como candidata a liderar el
PSOE a pesar de que es la clara favorita para ganar? Hay dos versiones.
Los partidarios de Díaz argumentan que no lo hizo por responsabilidad:
porque apenas lleva nueve meses en la presidencia, aún no ha ganado unas
elecciones y podía pasar a la historia como la persona que lo perdió
todo para el PSOE, tanto la Junta como el partido.
Los partidarios de Eduardo Madina dan otra versión de su renuncia, mucho
más dura: que Susana Díaz solo podía conseguir la secretaría general
del PSOE en estos momentos si era coronada por aclamación; que no podía
presentarse a una competición tan reñida como un congreso donde cada
militante vota porque no podría venderlo a los andaluces; solo podía
cruzar Despeñaperros en este momento si era en respuesta a una petición
mayoritaria partido, si era proclamada por unanimidad, como de hecho intentaron varios barones –coordinados por Antonio Hernando y José Blanco– a los pocos días de que Rubalcaba anunciase su renuncia.
A pesar de la demostración de fuerza de los barones y de muchas
presiones y llamadas por parte de Felipe González, José Luis Rodríguez
Zapatero y hasta el rey Juan Carlos de Borbón, Madina no se movió. Y
–según esta versión de los hechos– el empecinamiento de Madina provocó
que Susana Díaz no pudiese entrar en la pelea. Y, a la postre, que Pedro
Sánchez se convirtiese en el favorito de la competición.
Fuese de una forma u otra, lo cierto es que la retirada de la carrera
de la presidenta andaluza convirtió a Pedro Sánchez en el caballo
ganador. Y a su barquito se sumaron muchos de los grandes buques del
PSOE, "el séptimo de caballería", como internamente se referían a los
refuerzos que entonces llegaron.
En ese momento es cuando entran en el equipo varios nombres más. Teresa Cunillera, diputada del PSC y una de las mujeres más importantes del equipo que en el anterior congreso respaldó a Carme Chacón. Luis Arroyo, experto en comunicación y otro de los hombres de Chacón, que fue quien preparó el debate. César Luena,
secretario general del PSOE en La Rioja, diputado, exsecretario de
organización de las Juventudes Socialistas y uno de los nombres que más
suenan hoy en muchas quinielas para la nueva Ejecutiva del PSOE. José Blanco, Oscar López y Antonio Hernando,
que no estuvieron físicamente en la campaña pero sin duda se movieron
para apoyar a Sánchez contra Madina. Y los aparatos de Andalucía, de
Madrid, de Valencia, de Castilla-La Mancha… la mayor parte de los
barones, con la única excepción de Extremadura y Asturias.
Para cualquier de los que conocen de cerca la compleja vida interna del
PSOE, fue una suerte de gran coalición contra Eduardo Madina,
simbolizada por casos chocantes como el de Tomás Gómez, ayer
archienemigo de Pedro Sánchez (y de Cepeda) y hoy aliado de los dos. O
ver a los hombres de José Blanco, codo con codo con los de Carme Chacón.
¿Ha ganado Pedro Sánchez por el apoyo del aparato? En un proceso
democrático donde han votado más de 100.000 personas, este análisis es
hoy difícil de sostener. A Sánchez sin duda le ha ayudado el apoyo
orgánico, pero ha ganado porque ha sido el candidato que mejor ha
conquistado la confianza de una organización herida de muerte, en su
peor momento en décadas.
Más allá de todos los
nombres que he enumerado en este artículo, Pedro Sánchez se ha
convertido en el secretario general del PSOE gracias a esos 63.984
militantes socialistas que han votado por él. ¿Está aquí para quedarse?
Aún es muy pronto para saberlo y tiene por delante una carrera de
obstáculos nada fácil, cuyas primeras batallas se decidirán en la
configuración de su Ejecutiva –donde las presiones por los puestos clave
han empezado ya– y la fecha de las primarias, que muchos en el partido
prefieren retrasar hasta después de las municipales.
¿Qué será del barquito que arrancó en el Orixe? ¿Podrá salvar al Titanic
en el que hoy parece haberse convertido el socialismo español? Está por
ver. El futuro de Pedro Sánchez aún está por escribir.
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