En el verano de 1694, el afamado dibujante Sr. Neville es invitado a una
aristocrática reunión en la finca de Compton Anstey propiedad de Mr.
Herbert, un rico terrateniente, junto a otros miembros ociosos de la
clase alta. El ambiente es banal, dominado por la ambición y la
crueldad, con aceradas indirectas y murmuraciones entre unos y otros.
Debiendo
realizar su marido un viaje a Southampton, la Sra. Herbert intenta
convencer a Neville para que en ausencia de aquel realice 12 dibujos de
la hacienda con los que sorprender a su regreso al Sr. Herbert y, tal
vez, lograr reconducir sus deterioradas relaciones conyugales. Ante la
inicial negativa de Neville, la Sra. Herbert insiste. Para persuadirle,
le propone firmar un contrato en el que se fija una cantidad económica y
el acatamiento a las normas que fije el dibujante para mejor realizar
su trabajo. Pero además, la dueña de la casa acepta la cláusula de
mantener cada día un encuentro íntimo con Neville y acceder a todas su
peticiones.
Neville es detallista e incluye en sus dibujos con total
fidelidad cuanto ve. Esa minuciosidad le hace dejar constancia de
detalles inesperados, que pronto serán interpretados como pistas de una
conspiración que se urde en aquel lugar...
Las películas del director
británico Peter Greenaway son complejas, lo que le ha ganado la fama de
pretencioso para algunos. Se caracteriza por la presencia de elementos
recurrentes, como en este caso las frutas; las referencias mitológicas;
algunos pasajes escatológicos; un barroquismo lleno de simetrías y
detalles; los diálogos densos; y la envolvente música minimalista de
Michael Nyman.
El contrato del dibujante trata fundamentalmente de la
perspectiva, en dos sentidos: geométrico y psicológico; como técnica
para la representación de la realidad y también entendida como el punto
de vista que adoptamos ante ella. Además, destaca la presencia
recurrente de la simetría. Hay geometría por lo tanto en el propio
quehacer del protagonista, pero también en el esteticismo exhaustivo que
caracteriza al director e incluso en detalles de los diálogos.
La técnica de dibujo que usa Neville se sirve de un atril cuadriculado a modo de diagrama (como la ventana de Durero http://i.imgur.com/bRQtrTZ.jpg)
y visor que permite trasladar la realidad al papel mediante las leyes
perspectivas. Las medidas del visor son 5/3=1,666, presente en la serie
Fibonacci que da origen a la proporción áurea. Él busca el encuadre
adecuado, la simetría de las formas, luces y sombras, todos los
detalles… recordando a cuadros de Caravaggio y paisajistas ingleses.
Neville
va plasmando sobre su cuadrícula de forma minuciosa todos los aspectos
de la realidad que ve, incluidos los elementos inesperados, dejados por
descuido o como parte de un plan, que van a hacer que sus dibujos sean
inconvenientes. Es una realidad sujeta a un orden geométrico:
construcciones y naturaleza ordenados según el gusto de la época, con
setos recortados, estatuas y árboles dispuestos simétricamente.
Neville
es un virtuoso del dibujo y se siente orgulloso de su trabajo, que
considera es fiel intérprete de la realidad. Eso le lleva a un
comportamiento arrogante y vanidoso a los ojos del grupo de personajes
inútiles e insidiosos que se alojan en Anstey, cuya enemistad ya tenía
en un principio al ser alguien notorio por su trabajo y no por sus
posesiones.
Pero el orgullo del artista tendrá su contestación por
parte de la Sra. Talmann, hija de los Sres. Herbert, cuando le dice: "He
llegado a creer que un hombre realmente inteligente hace a un pintor
indiferente.
Para pintar se requiere de una cierta ceguera, una negación parcial a tener en cuenta todas las opciones.
Un
hombre inteligente sabrá más acerca de lo que está dibujando que de lo
que ve. Y en el espacio que hay entre saber y ver, se encontrará
atrapado, incapaz de seguir fielmente una idea. Temeroso que los
espectadores perspicaces, a los que quiere agradar, lo encuentren en
falta por no utilizar no solo lo que el sabe, sino también lo que ellos
saben."
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