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sábado, 26 de noviembre de 2016

Bernardo Bertolucci... hijo de cabrón

El último tango en París, es una película franco-italiana dirigida por Bernardo Bartolucci. Protagonizada por Marlon Brando y María Schneider.  
 Cuenta el encuentro casual de un hombre y una mujer cuando visitan un piso de alquiler en el centro de París. Se ven, se gustan, se follan.
No saben quiénes son y quieren seguir así.
A este encuentro le siguen otros, 
son dos soledades con el sexo en compañía. 
Hasta que bailan su último tango.
La escena más comentada y polémica es esta. 
Ella es violada analmente, para ello él utiliza mantequilla como lubricante. El diálogo que acompaña a la escena es brutal...
Te voy a hablar de la familia, esa santa institución...
I felt raped by Brando, denunció en el año 2007 María  Schneider  en el Daily Mail : Aquella escena no estaba prevista en el guión, aunque digan lo contrario. Me enfadé pero no pude negarme. Debería haber llamado a mi agente o a mi abogado, porque  no se puede obligar a un actor a hacer una escena que no esté en el guión.  Pero era muy joven y no lo sabía. Así que fui obligada a exponerme a lo que creo fue verdadera violencia. 

Las lágrimas que derramo en esa película son verdaderas: son lágrimas de humillación"

 Septiembre de 2013... 5 años tardó el director en reconocer que la actriz dice la verdad. María no sabía nada y la escena se añadió sin conocimiento ni consentimiento de la actriz.
 
María tenía 19 años y poca experiencia.
Esta película suponía TODO para ella.
Marlon Brando y Bertolucci  decidieron por ella.
y convirtieron este momento en uno de los más 
dramáticos de su vida.
Bertolucci, eres 
¡¡¡¡¡¡¡un hijo de cabrón!!!!!!!
Porque NO todo vale, 
 Porque el fin no justifica los medios.

Tú eres mentira. Tú cine es mentira
y pierde todo su significado cuándo lo dirige alguien 
que es capaz de hacer esto a una mujer.

A María Schneider, 
probablemente, este hecho le rompió la vida. 
 ¡Que decepción y que asco!


La película fue censurada en España durante el régimen franquista y no se estrenó hasta diciembre de 1977. Antes de su estreno oficial y para sortear la censura, miles de españoles viajaron a Biarritz y Perpiñán para verla.
 María Schneider años después, decidió abandonar la filmación de Calígula (sería reemplazada por Teresa Ann Savoy) para ingresar voluntariamente, junto a una mujer (de quien ella misma declaró ser pareja), en un hospital psiquiátrico. También abandonaría el mundo del cine (se dice que se volvió adicta a la heroína) al que regresaría años después, para actuar únicamente en películas (más de 30, y sobre todo europeas) de otro género, sin contenido sexual.
Sin embargo, a pesar de ser ampliamente recordada por estos detalles, suele destacarse la interpretación de un Brando ya maduro, y la calidad del trabajo fotográfico del filme (Vittorio Storaro), que contribuye en buena medida a otorgar un contrapunto de lirismo a una cruda trama argumental. La crítica de cine Pauline Kael se refería así al trabajo de Storaro en The New Yorker:
Los colores de esta película son los de la última hora de la tarde: naranja, beige, marrón y rosa. El rosa de la carne desangrada, el rosa cadáver. Están tan delicadamente modulados... que el romance y la putrefacción son la misma cosa.
Kael escribió una crítica entusiasta de la película, llegando a afirmar que la conmoción que produce el filme de Bertolucci debería equipararse al del estreno de La consagración de la primavera de Igor Stravinski en 1913. Y añadía: "Bertolucci y Brando han alterado la faz de este arte", en referencia al cine.
La música del filme, compuesta por el músico argentino Gato Barbieri, lo lanzó a la popularidad, y quedó como un sello característico de la película.

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