3-06-2014
Al PSOE se le está agotando el tiempo porque a los progresistas españoles se les está acabando la paciencia. No se puede pretender ser el referente
de la izquierda y carecer, al sexto año de crisis, de respuestas tanto a las consecuencias de la crisis como a las raíces de la misma. El 25-M ha sido la
tercera advertencia consecutiva seria en las urnas, la cuarta puede significar que las otras fuerzas de izquierda sumen más votos que el PSOE
(IU, Podemos y Primavera Europea juntos se han quedado a menos de 400.000 votos del PSOE).
El 25-M ha supuesto el fin político de Rubalcaba y ha desencadenado la carrera por el liderazgo del PSOE, con un caótico y tenso debate sobre el
procedimiento a seguir. Sin embargo, la unanimidad sobre la necesidad de cambiar equipos se torna en silencio en cuanto a la renovación de
ideas, a pesar de que el voluminoso programa adoptado por el PSOE en una Conferencia Política hace tan solo siete meses ha demostrado no
contener las respuestas que esperaba la ciudadanía. O, por lo menos, no todas; es posible que algunas sí correspondan, pero al ser defendidas por
quienes hace poco las ignoraban o desechaban no han gozado de credibilidad, evidentemente.
Se impone, por lo tanto, una reflexión sobre las insuficiencias del actual proyecto político del PSOE. Tratemos aquí de exponer algunas
consideraciones al respecto concentrándonos en los tres problemas prioritarios españoles: la salida de la crisis, la regeneración de la democracia
y el modelo territorial.
Salida de la crisis
Las propuestas para la salida de la crisis deben cubrir cuatro necesidades. La primera es crear urgentemente empleo. Siguiendo las recomendaciones
de Bruselas o con la política económica del PP, el desempleo en España tardaría entre quince y veinte años en reducirse a la mitad, es decir, al
13%, lo cual sigue siendo inaceptable. Hay que probar otras políticas, solo que dada la escasez de recursos financieros, públicos o privados, cualquier
euro que se invierta debe ir directamente a cumplir el objetivo perseguido.
Por ejemplo, el indispensable estímulo de la demanda tiene que darse sin agravar el déficit, puesto que nuestra deuda pública esta desatada, y sin
que se diluya en el desendeudamiento de las familias. Esto se puede conseguir imponiendo una rebaja temporal de las hipotecas, equivalente a una
quita parcial, por ejemplo al 20% de los ingresos del hogar durante dos años, cuyo coste correría a cargo de las entidades financieras en un periodo
prolongado, gracias a una titulización, para que sea asumible por éstas. Esto representaría una media de 250 euros al mes suplementarios de renta
disponible para más de cinco millones de hogares.
Para asegurarse de que esta nueva demanda se traduzca lo antes posible en creación de empleo por parte de las empresas, conviene destinar
prioritariamente los recursos públicos a acelerar las contrataciones que tarde o temprano se producirán como consecuencia de esta demanda
suplementaria, lo cual sirve, a su vez, para multiplicar el crecimiento de la renta disponible gracias al acceso a un empleo para cientos de miles de
trabajadores. Son ejemplos de pistas novedosas a explorar para combatir seriamente el paro.
Se pueden debatir otras ideas, siempre y cuando demuestren un impacto significativo y rápido en el empleo. Si son ideas con dicho impacto, necesitan
recursos públicos y tienen un calendario razonable, se pueden hacer valer ante Bruselas para no priorizar la reducción del déficit por encima de
cualquier otro objetivo. Es posible convencer a la UE si la política económica está bien fundada, aunque sea contraria a sus preferencias. Si
Bruselas se opusiera, el gobierno español debe atender en primer lugar las necesidades de los españoles.
Por suerte o por desgracia, los instrumentos de Bruselas para imponer disciplina presupuestaria son débiles, exceptuando el caso de los países
rescatados. Por el lado de los mercados, no se les debe temer si la política económica seguida es creíble en cuanto a la creación de empleo y si el
BCE continua, como desde julio de 2012, en la disposición de defender al euro a cualquier precio.
Los otros tres componentes de una estrategia de salida de la crisis, que no vamos a detallar aquí por motivos de extensión, son la reparación de las
injusticias de la crisis, la exigencia de responsabilidades a los causantes de la misma, y el análisis de sus raíces con el fin de acometer las reformas
que eviten que vuelva suceder.
La élite política parece no haber comprendido hasta qué punto la crisis está siendo traumática para la ciudadanía, tanto por su impacto directo en sus
vidas como el efecto moral del desigual reparto de sus consecuencias y la impunidad de muchos de sus responsables. El PSOE, que ha sido parte
del problema, debe enmendar su gestión a través de un ejercicio de sinceridad y de radicalidad en la exigencia de responsabilidades y en la
reparación de los daños. También debe trasladar a la Unión Europea la determinación de reconocer los errores en las políticas preconizadas y luchar
por democratizar su gobernanza económica.
Regeneración democrática
En cuanto a la mejora de la democracia y la desconfianza hacia los políticos, la búsqueda prioritaria de soluciones a la crisis mencionada
anteriormente ya sería un paso importante para ir recuperando una confianza rota, en gran parte, por la incapacidad de la política frente a las
fuerzas económicas. Entre las principales causas de la inadecuada actuación de los políticos en esta crisis se encuentran los insuficientes
mecanismos de rendición de cuentas, de transparencia, de deliberación democrática de las decisiones y de selección de responsables políticos. El
exceso de control de los aparatos del PP y el PSOE sobre las instituciones les ha llevado a rebajar los controles, contrapesos y alertas sobre sus
actuaciones.
Un compromiso firme desde el PSOE de reformas institucionales y administrativas, tanto a nivel nacional como autonómico, es indispensable para que
los poderes públicos en su conjunto vuelvan a gozar de una valoración positiva gracias a una acción más eficaz, transparente y protegida frente a la
corrupción o el despilfarro. La solución también pasa por un mayor empoderamiento de la ciudadanía, lo cual responde al mismo tiempo a una
aspiración de mayor participación por parte de la misma.
Al mismo tiempo, cualquier propuesta del PSOE de mejora de la democracia deberá venir precedida, para ser creíble, de una reforma de su
democracia interna, adecuando su estructura al deseo de participación de su base y abriendo sus sistemas de elección de representantes para que
prime el grado de conexión con la sociedad de los mismos por encima de su sumisión al aparato.
Modelo territorial
La tercera prioridad sobre la que un partido de gobierno como el PSOE debe contar con propuestas sólidas para el país es la cuestión de la tensión
territorial planteada por Cataluña y anunciada por el País Vasco. Desde la premisa de que la independencia de estos territorios no es la respuesta
más adecuada a su realidad pluriidentitaria, sino que conviene encontrar el encaje que permita la expresión más armoniosa posible de los
sentimientos identitarios superpuestos, es urgente iniciar un diálogo que, reconociendo el derecho de estos territorios a opinar sobre el encaje dentro
de España que prefieren, el derecho a que su opinión sea debidamente tenida en cuenta y el derecho de todos los españoles a decidir sobre el
encaje a acordar, conduzca a una reforma constitucional que, entre otras cuestiones, resuelva esta tensión.
Significa una constitución en la que el derecho a opinar a través de una consulta sea posible dentro de unos parámetros y garantías. La tensión no se
rebajará por agotamiento o aburrimiento, sino a través de una integración voluntaria, no impuesta, de todos los territorios, fruto de un verdadero
diálogo constructivo y de un compromiso equilibrado.
La negativa actual del PP a una reforma constitucional no debe ser obstáculo para el PSOE ya que, si este ganara las elecciones con una
propuesta de iniciar una reforma constitucional abierta a la participación ciudadana, estaría perfectamente legitimado para iniciar el debate sobre la
misma con la ciudadanía, forjar un consenso y dejar a los representantes políticos su finalización. De esta manera se sortea el veto del PP a discutir
de la reforma de la Constitución.
Salir de la tibieza
Se ha avanzado aquí un conjunto de soluciones a los problemas prioritarios del país (salida de la crisis, democracia, modelo territorial) de manera muy
condensada y simplificada, seguramente insuficiente para valorarlas y debatirlas. El objetivo era ilustrar el tipo de cuestiones a las que tiene que
enfrentarse el PSOE con resolución, saliendo de la tibieza y de lo superficial. Se podrá discrepar con ellas pero no se pueden obviar. Cuando el
PSOE demuestre coraje y valentía y haga un esfuerzo honesto de búsqueda de soluciones coherentes con sus principios democráticos y de izquierda,
empezará a despertar la atención y la confianza de la ciudadanía.
Antonio Quero coordina el grupo Factoría Democrática de militantes y simpatizantes socialistas. Es funcionario de la Comisión Europea. Actualmente
en la Dirección General de Presupuesto, ha trabajado en los departamentos de I+D, de Relaciones Exteriores y de Economía
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