Portugal enseña el camino, pero hay que ir más lejos aún
Las amplias movilizaciones sociales que han tenido lugar en
Portugal han obligado a su gobierno a dar macha atrás, indicándonos así
cuál es el camino para evitar la ruina y el desastre que viene
imponiendo la Unión Europea para salvar la cara y el bolsillo de los
banqueros y de las grandes corporaciones: salir a la calle y presionar
en todos los frentes.
El tiempo se va acabando. Si se deja que el gobierno del Partido Popular siga aplicando las medidas suicidas que aplica (y además con gran incompetencia técnica), España y su economía serán un erial en poco tiempo. Y no solo va a destruir más nuestra economía sino que acabará con la ya de por sí escasa democracia que tenemos provocando, además, una fractura social de incalculables consecuencias.
En otros escritos he propuesto medidas alternativas concretas para salir de la situación y no voy a repetirlas aquí. Algunas son urgentes, como la nacionalización de los bancos para garantizar que fluya el crédito a las empresas y también la de las grandes empresas que fueron privatizadas y que están imponiendo un sobre coste terrible a la actividad económica (como las eléctricas); o como la puesta en marcha de un plan nacional de lucha contra la corrupción y el fraude y de recuperación de la demanda y del mercado interior. Pero, sobre todas ellas, hay que empezar a exigir ya que se comience a negociar una reestructuración de la deuda. España ni puede ni debe pagar una deuda impuesta y que la estratégicamente consentida actuación de los especuladores ha convertido en insoportable.
Claro que esto (es decir, el empezar a tomar medidas que de verdad permitan salir de la crisis generando más empleo y bienestar, en lugar de seguir hundiéndonos más en la recesión) es prácticamente imposible que se pueda hacer con el actual estado de cosas. Hay que lograr un gran acuerdo de los de abajo y dejar atrás el marco político actual sustentado desde hace años en la alianza estratégica tejida con acuerdos por arriba entre el PP, el PSOE y la burguesía catalana. Y para ello habría que materializar un gran encuentro social en las bases y pactos entre todas las organizaciones, partidos, sindicatos, movimientos o asociaciones de todo tipo que se oponen a las políticas suicidas que se vienen realizando para reclamar un referendum y nuevas elecciones en las que candidaturas de nuevo tipo, no sometidas a las burocracias partidarias, populares y participativas, y con un programa de actuación serio y riguroso asumido por todos, reflejaran el nacimiento de esa nueva mayoría social imprescindible para iniciar el cambio de rumbo que España necesita.
El tiempo se va acabando. Si se deja que el gobierno del Partido Popular siga aplicando las medidas suicidas que aplica (y además con gran incompetencia técnica), España y su economía serán un erial en poco tiempo. Y no solo va a destruir más nuestra economía sino que acabará con la ya de por sí escasa democracia que tenemos provocando, además, una fractura social de incalculables consecuencias.
En otros escritos he propuesto medidas alternativas concretas para salir de la situación y no voy a repetirlas aquí. Algunas son urgentes, como la nacionalización de los bancos para garantizar que fluya el crédito a las empresas y también la de las grandes empresas que fueron privatizadas y que están imponiendo un sobre coste terrible a la actividad económica (como las eléctricas); o como la puesta en marcha de un plan nacional de lucha contra la corrupción y el fraude y de recuperación de la demanda y del mercado interior. Pero, sobre todas ellas, hay que empezar a exigir ya que se comience a negociar una reestructuración de la deuda. España ni puede ni debe pagar una deuda impuesta y que la estratégicamente consentida actuación de los especuladores ha convertido en insoportable.
Claro que esto (es decir, el empezar a tomar medidas que de verdad permitan salir de la crisis generando más empleo y bienestar, en lugar de seguir hundiéndonos más en la recesión) es prácticamente imposible que se pueda hacer con el actual estado de cosas. Hay que lograr un gran acuerdo de los de abajo y dejar atrás el marco político actual sustentado desde hace años en la alianza estratégica tejida con acuerdos por arriba entre el PP, el PSOE y la burguesía catalana. Y para ello habría que materializar un gran encuentro social en las bases y pactos entre todas las organizaciones, partidos, sindicatos, movimientos o asociaciones de todo tipo que se oponen a las políticas suicidas que se vienen realizando para reclamar un referendum y nuevas elecciones en las que candidaturas de nuevo tipo, no sometidas a las burocracias partidarias, populares y participativas, y con un programa de actuación serio y riguroso asumido por todos, reflejaran el nacimiento de esa nueva mayoría social imprescindible para iniciar el cambio de rumbo que España necesita.
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