Estimado lector de EL PAÍS,
Los trabajadores de EL PAÍS nos
vemos obligados a entregarle esta carta para explicarle el conflicto que
estamos viviendo y los planes que tiene la empresa para este diario.
El
presidente de Prisa, Juan Luis Cebrián, nos anunció el 5 de octubre su
decisión de despedir a 149 trabajadores -un tercio de la plantilla-,
indemnizándoles con el mínimo que establece la reforma laboral. Además,
pretende rebajar un 15% el salario de los que se queden. Con esta
drástica reducción, y sin modelo de diario futuro, difícilmente se
pueden mantener la calidad y los valores fundacionales del diario: una
información seria y rigurosa basada en la defensa de los derechos
humanos y la democracia.
La empresa justifica los despidos en la
disminución de ingresos, no en pérdidas. EL PAÍS ha tenido 1,8 millones
de beneficios en los seis primeros meses de 2012. Cuando Cebrián nos
anunció el ERE, los trabajadores propusimos asumir posibles pérdidas
reduciendo nuestros salarios, siempre que la negociación se hiciera sin
despidos encima de la mesa. Por tres veces le pedimos que no pusiese en
marcha el ERE sin antes estudiar con el Comité de Empresa medidas
alternativas. Y por tres veces rechazó esta posibilidad.
Al
anunciarnos el ERE se nos dijo que tenemos una estructura de costes
inviable, que hemos vivido demasiado bien y que somos viejos. Nos lo
decía Cebrián, un señor de 68 años que cobró 13 millones de euros en
2011 (35.600 euros diarios). La dirección de Prisa trata de hacer creer a
la opinión pública que el problema son nuestros sueldos, no los de los
directivos. El coste medio de los 54 miembros de la dirección de EL PAÍS
que están fuera del convenio colectivo es de 209.000 euros.
El
salario de los trabajadores, muy inferior al de los directivos, es
producto de más de 30 años generando beneficios (unos 800 millones desde
el año 2000) y fruto de un marco de relaciones laborales que reconocía
la contribución de la plantilla al periódico.
No solo nos preocupa que 149 trabajadores pierdan su empleo y vean quebrados sus proyectos profesionales y personales. También nos preocupa la pérdida de calidad de la información. ¿Qué diario llegará a los quioscos tras el despido de más de cien periodistas, entre ellos, algunos de los mejores de España? Además, los planes de la dirección implican la reducción al mínimo de la información realizada en las redacciones de Valencia, Galicia, País Vasco y Andalucía, con lo que EL PAÍS perderá las voces que, desde fuera de Madrid y Barcelona, contribuyen a la pluralidad y al contraste de opiniones.
No solo nos preocupa que 149 trabajadores pierdan su empleo y vean quebrados sus proyectos profesionales y personales. También nos preocupa la pérdida de calidad de la información. ¿Qué diario llegará a los quioscos tras el despido de más de cien periodistas, entre ellos, algunos de los mejores de España? Además, los planes de la dirección implican la reducción al mínimo de la información realizada en las redacciones de Valencia, Galicia, País Vasco y Andalucía, con lo que EL PAÍS perderá las voces que, desde fuera de Madrid y Barcelona, contribuyen a la pluralidad y al contraste de opiniones.
Los trabajadores de EL PAÍS, jóvenes y veteranos, nos
hemos sentido muy orgullosos de contribuir al éxito del periódico y no
hemos escatimado esfuerzos ni compromiso más allá de las obligaciones
contractuales, convencidos de que EL PAÍS es más que un mero negocio.
Ahora nos responden con una lista de 149 despidos. Nosotros queremos
seguir trabajando al servicio de los lectores y de los principios
fundacionales que hicieron grande este periódico.
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