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miércoles, 26 de diciembre de 2012

SINVERGÜENZA...

 Que mal lo tiene que estar pasando quién ha escrito esto... en fin... ¿se impondrá la cordura?
 
SINVERGÜENZA
Te tenía que dar vergüenza decir que la Sanidad va a seguir siendo universal, cuando dejasteis fuera a muchos inmigrantes, aun después de haber cotizado muchos años a la Seguridad Social y de haber perdido el trabajo por culpa de la crisis que creó la ideología que tú defiendes y representas.

Te tenía que dar vergüenza decir que la Sanidad va a seguir siendo gratuita, cuando la pagamos con los impuestos que nos quitan de las nóminas y cuando además ahora hay que pagar doblemente por servicios y conceptos por los que antes no se pagaba. 

Te tenía que dar vergüenza hacer pagar al mes 8 euros por medicinas a ancianos prácticamente vagabundos. Te tenía que dar vergüenza decir que vas a hacer pagar un euro por receta para disuadir, porque se abusa. Ya me dirás tú qué es lo que se abusa de la Digoxina, o del Enalapril, o del Tamoxifeno o de la Risperidona.  O qué efecto disuasorio va a tener esa medida, salvo un efecto mortuorio.

Te tenía que dar vergüenza decir que la Sanidad va a seguir siendo de la máxima calidad, cuando tienes a los pacientes agolpados en las salas de espera de los Centros de Salud, porque has impuesto una agenda en la que se citan cada cinco minutos para ahorrarte personal. 
Te tenía que dar vergüenza defender la calidad del servicio cuando con tus directrices estás provocando que los pacientes se atiendan en ese tiempo como los animales. Te tenía que dar vergüenza que un médico tenga que ver de mala manera a un paciente por tus imposiciones de yuppie. 
Te tenía que dar la misma vergüenza que me da a mí cuando bajo a toda prisa a las 21.30 de la noche de un viernes y me topo con la mirada de la administrativa, que me está esperando para cerrar el Centro, y le digo que lo siento de veras por tardar, pero que no puedo ver a 50 pacientes que no conozco de nada en una tarde sin pasarme del horario. 
Te tenía que dar vergüenza que un médico de familia no se pueda levantar ni a mear en una tarde entera de consulta. Que no pueda tener más de 1500 pacientes a su cargo y le estés metiendo 1800 en los cupos. Que tengas a médicos de familia haciéndose pasar por pediatras en los Centros de Salud por una medida electoral absurda, mientras se conservan los 4 meses de formación del médico de familia en Pediatría.

Te tenía que dar vergüenza presentar el Área Única y la libre elección como un señuelo de libertad y un derecho para el paciente, demostrando que no tienes ni idea de Salud Pública ni de Salud Comunitaria. 

Te tenía que dar vergüenza que un médico esté cobrando en un Centro de Atención a Drogodependientes 1600 euros al mes después de que los repartieras entre empresas privadas. 

Te tenía que dar vergüenza tener a una gran parte de la plantilla de sanitarios con contratos eventuales. A una señora de 50 años, madre de dos hijos, con contratos renovables cada 6 meses. 

Te tenía que dar vergüenza tener a médicos especialistas en formación siendo el sustento real del sistema sanitario. 

Te tenía que dar vergüenza tener a una plantilla de médicos de familia jóvenes, con ganas, con contratos de días, de lado a lado, escamoteándoles todos los fines de semana. Sin derecho a cobrar un trienio como cualquier otro trabajador de la función pública. Y permitiendo el nombramiento a dedo. 

Te tenía que dar vergüenza por tener a los más listos de la clase yéndose de este país que tanto dices amar, por dedicar el dinero a corruptelas y chanchullos. 

Te tenía que dar vergüenza decir que se gasta mucho en Sanidad y que hay que ahorrar cuando la Comunidad de Madrid es de las siete Comunidades Autónomas que menos dinero destina a Sanidad de toda España. 

Te tenía que dar vergüenza decir en el programa electoral de tu partido que «promoveremos el respeto hacia la profesión sanitaria» para defendernos de hipotéticas faltas de respeto de los pacientes, con el ninguneo y la humillación a la que nos habéis sometido en estos últimos años y en especial en estas últimas semanas. 

Te tenía que dar vergüenza presentarte como el garante de la Sanidad Pública cuando llevas 9 años intentando repartirla entre empresas privadas. Cuando le presupuestas mucho más porcentaje de dinero a los hospitales de gestión privada o con participación privada que a los públicos, aunque éstos últimos atiendan a mucha más población, enfermedades mucho más complejas y pacientes mucho más mayores y por ende, mucho más enfermos. 

Te tenía que dar vergüenza decir que los profesionales son grandes profesionales cuando estás ahogando toda posibilidad de formación e investigación, cargándoles el 100% de su tiempo con actividad asistencial a matacaballo. 

Te tenía que dar vergüenza presentar el cuidado de unas condiciones mínimas de salubridad laboral de los profesionales como un privilegio de una casta y no como un requisito básico para que los pacientes puedan ser correctamente atendidos. 

Pero sobre todo, te tenía que dar vergüenza que después de 9 años destrozando la Sanidad Pública ahora te vengas haciendo el orejas y que parezca que la película no va contigo. Que digas: si conseguís ahorrar vale, y si no, privatizo la gestión. No es nuestra obligación, sino tu obligación. Presentas la Sanidad Pública como nuestra cuando te conviene. También lo podías haber hecho todos estos años, cuando no nos escuchaste. También estas tres semanas, cuando nos ignoraste e incluso humillaste. Te escondes de la responsabilidad pero a la vez la ejerces para quitarnos lo que es nuestro. 

Te tenía que dar vergüenza presentar la satisfacción y la opinión de los pacientes (que son capaces de evaluar lo que ven, pero no lo que no ven) como un aval, y desdeñar la opinión de los profesionales que sabemos bien lo que implica una gestión privada de la atención sanitaria. 

Te tenía que dar vergüenza decir que tienes estudios que avalan tu Plan y aunque ya los has ofrecido varias veces, a estas alturas no los hemos visto todavía.

Te tenía que dar vergüenza regodearte de las bondades de un sistema sanitario que lleva aguantando muchos años pese a tus embestidas y tus desmanes, debido a la total entrega de los profesionales. Nosotros no somos el problema. El problema eres tú.

Pero querido amigo, por si no te ha quedado claro en estas semanas, la Sanidad Pública no es tuya. Es más. Es nuestra. Y lo es no porque lo sea de forma natural, sino porque nos hemos tenido que adueñar de ella para defenderla de tu maniobra destructora. Somos la única oportunidad de defensa que le queda. Y vamos a ejercerla con uñas y dientes, te aviso, hasta las últimas consecuencias. 

No somos analfabetos. Hemos leído, visto, viajado y estudiado. Sabemos en qué consiste el liberalismo y no nos tragamos tus cuentos de la insostenibilidad y tus informes (que hasta a tí mismo te salen por la culata). Conocemos bien la historia de la Inglaterra de Margaret Thatcher, y la de América Latina. Sabemos de Chile, Brasil, Argentina y Ecuador. Sabemos algo de gestión sanitaria y sobre todo sabemos quiénes saben, sabemos a quién leer y de quién fiarnos. Conocemos muy bien la historia de España. Nos sabemos al dedillo el capítulo de la lucha de clases. No vemos esta guerra como una batalla individual, sino que sabemos del contexto. Y precisamente, cuando tú aduces que hay que llevar a cabo este Plan debido a la crisis, nosotros sabemos que precisamente por tratarse de una crisis que han creado tipos como tú, hay que defender la Sanidad Pública a degüello. 

Conocemos perfectamente a Naomi Klein y La doctrina del shock.

Te tenía que dar vergüenza, pero no te la da porque no tienes ningún escrúpulo y menos ninguna credibilidad. No eres nadie para destruir un sistema que ha costado muchísimo esfuerzo y mucha sangre crear.

No te lo vamos a permitir.

No te vamos a permitir una negociación de mentira, como todas las que te llevamos soportadas. Como el bulo de La Princesa, el último. No te creas que vas a decir que lo que se te propone no lo consideras y que sigues adelante y que nos vamos a quedar así, tal cual. 

Te tenía que dar vergüenza, pero no te la da porque no la tienes. 

Sinvergüenza.

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