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lunes, 18 de noviembre de 2013

El PSOE que ha vuelto no es el que esperábamos...

Antonio Quero, militante socialista y promotor de la iniciativa "Factoría Democrática".
Antonio Quero...
La crítica que persigue al PSOE permantemente es su falta de credibilidad, condensada en la pregunta ¿por qué no lo hicisteis durante los ochos años de gobierno? Un boomerang que nos ha vuelto a golpear en la frente tras la Conferencia Política.
Es muy difícil desprenderse de un argumento tan pegajoso, por mucho que te laves sigue apareciendo la mancha tan a la vista que solo se la ve a ella. Sobre todo cuando las caras visibles siguen siendo las mismas que ejercieron responsabilidades importantes durante la etapa de gobierno y no alzaron la voz, incluidos las más jóvenes.
¿Son los errores pasados un lastre irremediable? ¿Es suficiente reconocer los errores? Mi opinión es que el pasado no invalida definitivamente a una persona en política si, y solo si, se cumplen dos condiciones: 1) que el reconocimiento de errores sea coherente con la acción presente, 2) que se dibuje un futuro claramente diferenciado del pasado. Ninguna de las dos sigue sin cumplir el PSOE, sus dirigentes y sus aspirantes a primarias después de la Conferencia Política.
La primera no se cumple porque nuestra forma de hacer política invalida a diario nuestro discurso de arrepentimiento. Un ejemplo flagrante fueron las primarias exprés andaluzas del verano pasado. El proceso demostró el mismo desprecio a las bases como el que demostramos a la ciudadanía con la reforma de la Constitución en agosto de 2011. La responsabilidad es tanto de sus promotores como de los que teniendo autoridad, o aspirando a tenerla en el caso de los posibles candidatos a las primarias, tragaron sin emitir la más mínima crítica. Todo por el miedo a alienarse al potente aparato socialista andaluz. En estas condiciones, ¿quién va a creer en la sinceridad de nuestro reconocimiento de errores o que tendremos la valentía, una vez en el gobierno, de enfrentarnos al poder financiero, entre otros?
La ausencia de la segunda condición, es decir la falta de un proyecto de futuro que supere las carencias o errores del pasado, es aun más flagrante en las conclusiones de la Conferencia Política. ¿Dónde están las lecciones de la crisis? Habiendo quedado tan claro que el modelo económico y el sistema político necesitan dramáticamente cambios de raíz, es sumamente decepcionante constatar la capitulación frente a toda ambición de reformas profundas, máxime cuando algunos hemos inyectado en el debate propuestas como una reforma bancaria a la altura del desastre o innovaciones institucionales para otorgar voz y voto a la ciudadanía entre elecciones. La decepción raya con la depresión cuando se observa la resignación frente al paro, interiorizando el discurso fatalista de que nada se puede hacer. ¡Ninguna propuesta a la medida de la emergencia social y económica! Aquí tampoco se ha tenido en cuenta propuestas como el plan de empleo y formación masivo, ambicioso, audaz, técnicamente sólido, riguroso en su financiación, que he tenido oportunidad de debatir por casi toda España en el último año con notable acogida.
Reconozco que muchos de los participantes en la Conferencia estaban animados por una voluntad sincera de enmienda y de respuesta a la sociedad, pero la falsa apertura a la participación, previa y durante la Conferencia, la parálisis de la dirección, que es la misma que ha hundido al PSOE y todavía no ha entendido por qué la gente esperaba mucho más de la izquierda frente a la crisis, y la evidente consideración de la Conferencia como un trámite por parte de los aspirantes a primarias, impacientes por lanzarse a la carrera, solo podían, desgraciadamente, conducir el evento a la irrelevancia. Nadie cree que el PSOE disponga ahora de un “proyecto para las próximas décadas”.
No ha vuelto el PSOE que esperábamos. La solución no es seguir esperando sino actuar para construir el PSOE que las bases y millones de votantes queremos. Hemos ganado la batalla de que se convoquen primarias abiertas, en ellas está nuestra oportunidad de alumbrar un proyecto transformador.

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