Tenemos
que despertar. Tenemos que salir de este letargo a que nos han sometido
los que han trazado las fronteras, los que han creado las naciones, los
que han monopolizado las creencias, los que nos han enseñado el odio,
los que se han apropiado de la esperanza. Tenemos que rebelarnos.
Tenemos que alzar la voz. Tenemos que decir basta a tanta corrupción, a
tanta desvergüenza, a tanto desalmado, a
tanto delincuente de cuello blanco, a tanta mentira, a tanto hipócrita,
a tanta injusticia, a tanta desidia, a tanto olvido, a tanta desgana.
Tenemos que reaccionar. Tenemos que gritar de nuevo las hermosas
palabras que nos han hecho humanos: libertad, justicia, igualdad...
Tenemos que apretar los puños, señalar a los culpables, agarrarnos de
las manos y liderar el futuro. Tenemos que evitar que nos roben la
dignidad. Tenemos que dar el paso. Que ya es hora. No nos podemos
acomodar, no nos podemos rendir. No nos engañemos al creer que hemos
llegado al paraíso cuando sólo estamos ante un decorado de cartón
piedra. Aún no es demasiado tarde. Tenemos que evitar que nos vicien el
aire, que nos cobren el viento, que nos cierren las playas, que nos
cubran los cielos, que nos apaguen las estrellas, que nos ensucien el
agua, que nos roben el mar. Tenemos que romper el hielo de los viejos
resabios, tenemos que dar el paso. Tenemos que hacerlo por ellos. Por
los que cayeron para que podamos seguir gritando las viejas hermosas
palabras. Y por los que vendrán. Por el pasado y por el futuro. Porque
podemos ganar el presente. Para que nos derroten de nuevo. Para que no
nos rindan jamás... José Luis Corral Lafuente
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