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viernes, 22 de noviembre de 2013

No sé si las cuchillas en Melilla pueden afectar a las personas....

Gráfico: así es la valla de Melilla

El muro, formado por dos vallas de seis metros de altura y una sirga tridimensional intermedia de tres metros, intenta evitar la entrada de aquellos que tratan de huir de la miseria y acceder a Europa.

 

 La triple valla de Melilla que separa la ciudad autónoma de Marruecos./ Fotografía: J. Blasco de Avellaneda.

12 kilómetros de alambre, cuchillas y mallas para contener el sueño europe.
Describimos cada uno de los arriesgados obstáculos con los que un inmigrante se encuentra cada vez que intenta saltar la triple valla de seis metros de altura que separa Melilla de Marruecos.

Uno de los cortes producidos por la concertina de cuchillas. / J. Blasco de Avellaneda

Rajoy sobre las cuchillas de la valla de Melilla: "No sé si pueden producir efectos sobre las personas"

El presidente del Gobierno dice que "habrá que ver" si las cuchillas instaladas en la valla de Melilla hacen daño a las personas, después de que fuesen retiradas por las lesiones que causaban.
Rajoy ha pedido un informe al Ministerio de Interior para estudiar si las cuchillas causan "efectos a las personas"
"Todos los accidentes que ha habido hasta ahora han sido por saltar la valla"

 Y digo yo... Don Mariano, tiene usted razó. No va a ser menos que  Santo Tomás y sabe que sólo la experiencia nos hace conocedores de la realidad. Le sugiero que solicite una cuchilla de las que están poniendo y  compruebe en sus carnes con que suavidad penetran y atraviesan la piel... O mejor suba a la valla y pruébela. Una vez constatado cómo afectan a las personas podrá contestar a la pregunta con total fiabilidad.


 Jesús resucitó de entre los muertos y  se apareció a los discípulos, pero ese día dió la casualidad de que Tomás estaba ausente. ¡Hemos visto al Señor! le contaron los apóstoles , pero él les dijo: Si no veo en sus manos la señal de los clavos y meto la mano en su costado, no creeré que ha resucitado de entre los muertos. (Ev. De Juan 20,25).

Ocho días más tarde, cuando Jesús se encontraba con los discípulos, se dirigió a Tomás y le dijo: "Pon aquí tu dedo y mira mis manos: dame tu mano y ponla en mi costado. Y no seas incrédulo, sino creyente." Tomás cayó de rodillas y exclamó:  ¡Señor mío y Dios mío!
Jesús replicó: Has creido, Tomás, porque me has visto. Bienaventurados quienes han creído sin haber visto. (Ev. De Juan 20,27-28).

 

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