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viernes, 14 de enero de 2011

EL ABORTO....

  Desde que el mundo es mundo, las mujeres han abortado y seguirán haciéndolo a pesar de las amenazas divinas y humanas que han sufrido. Un Estado debe legislar para que las  que decidan hacerlo lo hagan en las mejores condiciones posibles. Ante lo inevitable pongamos remedio. 
La realidad siempre es una y las leyes son otra...
Cuando una mujer anuncia a su pareja un embarazo sorpresa, no buscado, no deseado, no... 
la primera respuesta que se suele encontrar es...  
.-¿áero, tú estás segura? ¡Qué putada!. 
.-No es el momento… 
Para terminar escuchando 
¿No estarás pensando en tenerlo, verdad?
Ella, mientras tanto,   empieza a sentirse distinta, a soñar cómo sería tener un hijo. ¿A quién se parecerá?... y llegan los mareos, los vómitos, y su vida se debate a partir de ese momento entre un SÍ o un NO. Tiene que decidir su futuro en muy pocos días, esos  que siempre recordará como los más difíciles de su existencia.

Si decide SÍ…
Hay que buscar el dinero, la clínica , pasar por psicólogos, médicos, interrogatorios, buscar el día más adecuado para no tener que ir al trabajo , pintarse y arreglarse para que nadie note nada, ponerse unas gafas grandes que oculten sus lágrimas  o intentar que sus padres no se enteren… Mientras sigue preguntándose  llena de miedo, pavor e inseguridad si esa es la decisión más acertada.
 Llega el día, y ella y sus temores se encuentran en una camilla delante de desconocidos, en una postura humillante  y SOLA  en el momento más sórdido de su vida.
Sale a la calle con alivio pero llorando. Cuando le ve, sus besos y caricias no consiguen que deje de seguir estando sola. Nadie puede entender su dolor, que seguirá con ella para siempre.

Si decide NO…
Los estudios, la edad,  el paro, el dinero, o la  pareja no serán obstáculo para su firme decisión.  Se lo cuenta a él, a sus  padres, a su familia… y empieza a escuchar toda clase de opiniones que cuestionan su atrevimiento, invaden su intimidad y acentúan su soledad
 
Llega el día, y ella y sus temores  recibirán a su hijo. Pone su vida en el kilómetro cero y empieza a caminar llena de dudas,  interrogantes, desencuentros y ausencias, porque la presencia de él suele no ser ni estar.
Apellidos, manutención, guardería… y la lucha por la supervivencia, física o psíquica , inundan su futuro frente al muro de las incomprensiones.

Ante éste dilema, SÍ o NO, se enfrentan  a diario miles de mujeres. Mientras, ellos deciden, legislan, hablan sobre el aborto, plazos, edades, ética, religión… 
¿Cómo puede la verdad revolotear entre alternativas?
A las mujeres las embarazan los hombres. Unos van de prostitutas, a las que pagan más si no usan preservativo. Otros embarazan mujeres bajo el voto de castidad. Otros echan o niegan el trabajo a mujeres embarazadas.

 A otros les traiciona la testosterona llena de juventud que preña con sólo mirar. Otros las usan a su antojo, como objetos que les pertenecen, que pueden violar y tirar. Otros hacen falsas promesas. Otros prohíben el preservativo. Otros… Por eso los hijos del SÍ y del NO son producto del desamor, la casualidad, la ignorancia, la violencia, el miedo, el desencuentro , la injusticia...
Basta ya de teorías, de religión, de hipocresía. ¿Cuantos de los que están  insultando a las mujeres que deciden SÍ optaron en su momento por su ¡SÍ, ABORTA! que protegió su herencia, sacerdocio, matrimonio o reputación?

Son los de la doble moral: gritan y defienden públicamente el ¡SÍ a la vida! y practican en privado su 
¡SÍ a su aborto de conveniencia!. 
Hipócritas.
¿Todavía no se han enterado que el aborto legal nace contra el aborto clandestino? Legislarlo, junto a una educación preventiva,  protege la vida de   esas miles de mujeres 
que no pueden costearse un viaje a un paraíso profiláctico,
 al que por cierto han ido muchas de las madres,
 hermanas, mujeres, amantes, amigas de los escandalizados/as antiabortistas.  
Para ellas no existían supuestos, 
sólo era necesario tener dinero. 
Una media de  100.000 pesetas en los años 80.
  Inglaterra,  Holanda, Francia... eran los países más visitados. Se calculan  40.000 mujeres +-, 40.000 privilegiadas, 40.000 abortos anuales en países extranjeros.

Y dejen de adjudicarse la exclusividad de palabras como pro-vida o pro-aborto. Ninguna mujer quiere un aborto. Mujeres que han abortado, muy a su pesar,  son  mucho más provida que los que tanto lo vociferan. 
Las mujeres abortan pero ustedes legislan  sin pudor. 
Ellas nunca lo van a olvidar
porque aquel momento 
se llama DOLOR.
¡Dejarnos en paz!.

2 comentarios:

  1. Que bien descrito!
    Ese vacío, ese actuar contra una misma... eso, ningún hombre puede sentirlo. Nosotras lo sentimos, nosotras decidimos.

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  2. efectivamente, nosotras decidimos! hablo de hombres, pero imaginate si mento a los curas....que.. narices tendran que decir ellos???

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