«Hace tiempo que sé que no tengo historia, sino que vivo un destino» • ANDRE MALBY
Vasco de nacimiento, andaluz de adopción y ciudadano del mundo de
vocación. Ateo y libre pensador. Padre de tres hijos: Sin miedo de
emprender viaje a cualquier país del mundo por lejos que esté, sé que
allí terminaré, también, recibiéndome con todos los honores.
Soy uno de los millones de ciudadanos a los que «la bestia» está
intentado acorralar… toda ayuda será bien recibida. Gracias de antemano. http://discupasitemolesto.wordpress.com/acerca-de/
Este enlace te lleva directo al corazón de alguien que VIVE, Jacinto Gutierrez y esas son sus palabras de presentación. Es inteligente, culto, mordaz, radical, socarrón, artista pero sobre todo... bueno. No da puntada sin hilo, no regala los oídos, la mediocridad está fuera de su alcance y siempre te hace pensar, estés o no de acuerdo con él. Si entras en su mundo te atrapará, así que piénsalo y toma la decisión acertada... a mi me gusta
Hace cien años llegó a Ronda y se quedó un tiempo: Rilke, el poeta.
He tenido la oportunidad de diseñar un logotipo para la celebración de
la efeméride por encargo de la Real Maestranza de Caballería y en una
aproximación al personaje he quedado atrapado en sus elegías de Duino y
sus ángeles laicos, sus hombres celestiales que serían la envidia de
cualquier creyente cristiano. Hombres que muertos son mucho más que
dioses.
Los seres de Rilke, con su muerte, consiguen al fin vivir con una
intensidad inimaginable para los humanos vivos. Son invisibles a los
ojos de los hombres, ya que nos cegarían. No los vemos, pero sabemos que
están ahí. Los ángeles de Rilke son librepensadores.
En sus elegías sobre estos seres metafísicos, que me han atrapado y
de las que desde ya me declaro ferviente admirador, no me parece que el
poeta planteara la posibilidad de que en el mundo visible, y por razones
extraordinarias igualmente incomprensibles para lo vivos, pudiera darse
el caso de encontrarnos frente a frente con uno de estos seres, pero
tras pensar mucho en ello personalmente estoy convencido de que sí, de
que algunos, muy pocos, están entre nosotros y son quienes hacen posible
una mínima armonía y la supervivencia misma de nuestra especie.
Los últimos cinco años han significado para muchos la redefinición de
la especie, la asimilación de la mezquindad y la miseria humana, lo
terrible de la ignorancia y la falta de empatía. En este tiempo muchos
hemos tenido que aprender a reconocer al depredador mirándonos en el
espejo.
En los primeros momentos del gran ataque de La Bestia, con sus
primeras dentelladas, pude ver el rostro más mezquino de los hombres: el
arrebato de envidia de aquel a quien proteges y que a tus espaldas se
convierte en barrenero para hacer saltar por los aires los pilares sobre
los que se sostiene su propio bienestar solo por envidia. Envidia
vulgar. Triste y corrosiva envidia.
Creo en ese otro mágico humano que estaría entre el ángel de Rilke y
el suprahombe de Nietzsche. Conozco muy pocos, pero conozco a esos
mágicos humanos: uno en Elche y otro en Sevilla. De ellos aprendo para
cuando llegue el momento de vivir en mi muerte.
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