¡Rescata la política!
ANTONIO QUERO
Lo que hace que la
situación actual sea particularmente sombría y desesperanzadora en
nuestro país es que a la gravedad de la situación socioeconómica se une
la total incapacidad de quienes supuestamente debieran resolverla. La
política está fuera de servicio, o peor aún, está secuestrada por unas
personas que la transforman en problema cuando debiera ser solución, el
clavo al que aferrarse en esta crisis desatada por la especulación y la
codicia de unos pocos y que está pagando el resto. No es sólo que la clase política
se revele incapaz de encontrar soluciones, es que nos crea más
problemas a partir del momento en el que, en vez de trabajar para la
política, es decir para la sociedad, vive de ella.
Repiten una y otra vez que
no todos los políticos son unos corruptos. Muy bien, vamos a creerles,
pero entonces ¿dónde están todos los demás políticos que dicen hacer su
trabajo honradamente y con afán de servicio al interés general? ¿por qué
aceptan este estado de cosas sin levantarse contra él?
La inmensa mayoría de la
población no cree que las políticas que está aplicando el Gobierno vayan
en la dirección correcta, y tiene sobradas razones para no creerlo. Sin
embargo, Rajoy se reivindica y nos promete doble ración en el debate
sobre el estado de la nación, ante el aplauso unánime de su bancada y
ninguna voz crítica de los miles de cargos electos del PP, ni de los
centenares de miles de militantes de dicho partido.
El mismo o mayor porcentaje
opina que la oposición no tiene alternativas y que, en todo caso,
después de haber sido incapaz de evitar que el país se hundiera, no
tiene ninguna credibilidad. Sin embargo, el Comité Federal está
totalmente alineado con la dirección del partido socialista, unos porque
les conviene que se mantenga esta dirección, otros porque son incapaces
de articular una alternativa y, aunque lo consiguieran, están lastrados
por el hecho de haber apoyado las decisiones que empezaron a significar
el derrumbe electoral del PSOE. La diferencia con el PP, es que las
bases del PSOE no se callan ante esta situación.
Rubalcaba ha invocado en el
debate sobre el estado de la nación el derecho a rectificar. Rectificar
significa reconocer errores, sólo que cuando los errores han sido tan
abultados cuesta convencernos de que las mismas personas que los
cometieron son ahora las más idóneas para afrontar los desafíos que
tenemos por delante. El derecho a rectificar no es de la dirección del
partido, es de todo el partido: tenemos derecho a rectificar y sustituir
a los dirigentes incapaces de representar una esperanza frente a la
ofensiva de la derecha, tenemos derecho a rectificar y empezar un camino
nuevo con ideas y propuestas portadoras de soluciones justas y
eficaces.
Ante la gravedad de la
situación no se trata sólo de un derecho, es una obligación. Si no damos
un paso adelante ahora para emprender el largo y tortuoso camino de la
renovación a fondo de ideas y personas en el PSOE, seremos cómplices no
ya de la posible caída en la irrelevancia sino, sobre todo, de privar a
la ciudadanía de la herramienta más potente que tenía hasta ahora para
hacer avanzar sus derechos, su bienestar y sus oportunidades de una vida
más digna para ellos y para su hijos.
En efecto, es un camino
largo y tortuoso porque hay que derribar tantos muros erigidos a lo
largo de treinta años para que unos pocos controlen los resortes del
partido sin ser incomodados. Pero no empezamos de cero. Las primeras
propuestas para tener soluciones efectivas contra el paro o contra la
corrupción empezamos a hacerlas hace ya más de dos años. Hace un año
fuimos capaces de alterar la agenda del 38 Congreso para que la
reivindicación de un modelo de partido más abierto y participativo se
abriera camino. Y desde que el PP puso a España al borde del rescate a
mediados de 2012, hemos propuesto reformas de calado del sistema
financiero para recuperar la soberanía del pueblo frente a los mercados.
Ha llegado el momento de un
último esfuerzo. España se hunde, la política se ha hundido y el PSOE
lleva tiempo sumergido. Una parte de la ciudadanía no se deja hundir y
resiste, con el apoyo de la otra parte, desde plataformas y mareas. Han
dejado de esperar que los partidos políticos evitaran el derrumbe porque
no han visto llegar desde ellos señales de haber entendido la
emergencia social y de actuar en consecuencia. Aún así, somos muchos,
militantes o no, los que creemos que el PSOE puede reaccionar y volver a
ser el aliado de la ciudadanía, pero ya no queda mucho tiempo antes de
que definitivamente ésta deje de prestarnos atención.
El PSOE es rescatable, la
política es rescatable, España tiene solución y otra Europa es posible. Y
porque la democracia todavía respira la solución sólo puede venir de la
política. Vamos a rescatar la política, entre todos, porque es lo que
todos queremos. Vamos a rescatarla con las armas de la democracia:
ideas, debate, movilización. Con la militancia al frente, dando la cara
por los valores defendidos durante tanto tiempo. Empezamos.
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