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sábado, 23 de febrero de 2013

La Solfónica, música indignada...


Saben dónde, cuando 
y cómo tienen que estar.
Son una marea silenciosa 
que va llegando sin pedir permiso. 
 
Poco a poco se van haciendo un hueco, se colocan, cambian impresiones,
 desenfundan sus armas,
 las afinan, se coordinan, 
se miran, sonrien...
e irrumpen con su música indignada.
 
Son la Solfónica.
 
Orquesta 
 
y coro  de ciudadanos
 que nos regalan su música
y sus voces
 
como nueva fórmula 
de activismo creativo.
 
Cantan las quejas, el dolor, 
la rabia, la impotencia,
 el sufrimiento, los sinsabores,
 la miseria, la incomprensión, 
el desasosiego, la impotencia...
 
Tocan con emociones, con  ternura, amistad, solidaridad,
con orgullo, con firmeza, con amor.
 
Pero siempre con alegria
Saben que sus voces 
son nuestras voces
 
que ponen armonía a la sinrazón.
 
Sin darnos cuenta 
ya están acabando,
 
su último grito:
 
un canto a la libertad...
Hermano, aquí mi mano,
será tuya mi frente,
y tu gesto de siempre
caerá sin levantar
huracanes de miedo
ante la libertad.
También será posible
que esa hermosa mañana
ni tú, ni yo, ni el otro
la lleguemos a ver;
pero habrá que forzarla
para que pueda ser...
 
La calle sube el volumen  
de sus lamentos. 
 Mientras, entre besos, lágrimas y gracias emocionadas 
recogen y se dispersan
El camino de vuelta suena a esperanza...
Habrá un día
en que todos
al levantar la vista,
veremos una tierra
que ponga libertad.
La Solfónica como siempre,
 dando la nota.

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